Atletismo

La esencia popular del Maratón de Barcelona: "Hay mucha historia detrás de cada corredor"

El 'speaker' del Maratón, Alberto Montenegro, la liebre Mayte y el corredor novel Iván junto a su suegro Manolo, un veterano corredor, recogen la esencia de la prueba popular

Todo lo que tienes que saber para disfrutar del Maratón de Barcelona

Alberto Montenegro, 'speaker' del Maratón de Barcelona, en Arc de Triomf.

Alberto Montenegro, 'speaker' del Maratón de Barcelona, en Arc de Triomf. / Adrián Quiroga

Jordi Grífol

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Solo seis corredores subirán el domingo al podio del Maratón de Barcelona. Atletas profesionales que con poco más de dos horas tienen suficiente para completar 42,195 kilómetros. Detrás, miles de corredores también cruzarán la línea de meta. Algunos por primera vez, otros más que acostumbrados a ello. Todos ellos, se sentirán ganadores. Todos ellos, con una historia. El 'speaker' del Maratón, Alberto Montenegro, la liebre Mayte Martín y el corredor novel Iván Grane, junto a su suegro Manolo Mora, un veterano corredor; recogen la esencia de la prueba popular, que correrán 20.000 personas.

Alberto Montenegro, speaker del Maratón de Barcelona

“Os espero en la meta… Al fondo de la línea azul, a la derecha”. La primera persona que ven los corredores a punto de cruzar la línea de meta del maratón de Barcelona lleva un micrófono. Alberto Montenegro es el 'speaker' de la Zurich Marató Barcelona desde 2006. Lleva 25 años poniendo la voz a todo tipo de eventos deportivos, en campeonatos del Mundo y de Europa de hasta 30 deportes diferentes.

Afirma ser una persona tímida - no lo parece -, pero cuando coge el micrófono se transforma: es el encargado de informar y entretener al público del maratón desde el pistoletazo de salida hasta que la llegada el último corredor, pasadas las seis horas. Intentando “no aburrir” al público durante ocho horas ininterrumpidas. 

Unos cinco o diez metros por delante de la línea de meta, a la derecha, se coloca Montenegro, chocando la mano de los corredores que van llegando. Y, sobre todo, intentando conectar su mirada con la de los exhaustos maratonianos. “Me gusta mirar a los ojos de la gente para conectar con ellos. Soy la primera persona que los recibe después de que hayan corrido 42 kilómetros, el primero que les dice que lo han conseguido”, explica. 

“Hay mucha historia detrás de cada persona que corre un maratón”, asegura. “Corredores anónimos que han superado un cáncer, que le dedican el reto a alguien que tienen enfermo… El maratón lo ganan dos atletas, pero hay 20.000 historias de superación y muchos ganadores”, añade.

“Lo que hace grande la carrera son la masa de corredores populares”, concluye. Desde el ganador, que llegará poco después de las dos horas, hasta los últimos corredores. Todos pasarán por el Arc de Triomf. Allí, aquellos que llegarán pasadas las seis horas, consumidos, con ampollas y agujetas, también recibirán la felicitación, el choque de manos y la mirada cómplice de Alberto Montenegro, la voz del maratón de Barcelona. Y eso indicará que, al fin, son maratonianos.

Mayte Martín, liebre del Maratón de Barcelona

Una banderola sobresaldrá de la mochila de Mayte Martín. También llevará un silbato y los labios, como siempre, pintados de rojo. Es una de las 35 liebres del maratón de Barcelona, que marcarán siete ritmos distintos. La liebre es la figura que se encarga de marcar un ritmo constante durante toda la prueba. Como un metrónomo, sin cambios de ritmo; para que aquellos corredores que desean acabar en un tiempo determinado les sigan.

Mayte hará un tiempo de 4 horas y 30 minutos. Ya tiene los tiempos exactos que va a tener que hacer enganchados en la parte trasera de la funda del móvil. "Ser liebre es una responsabilidad muy grande. Está en juego la ilusión y el esfuerzo de mucha gente que lleva muchos meses entrenando para ello", expresa, reconociendo a la par lo bien que se lo pasa haciéndolo. "Me llena más que cuando he corrido para hacer marca para mí", añade.

Además de marcar el ritmo, las liebres animan y dan consejos durante la carrera. "En la medida de lo posible vamos diciendo a los corredores donde se tienen que poner para protegerse del viento, en los avituallamientos... Todo lo que se nos va ocurriendo que les puede servir", cuenta. En el Litoral - que este año solo se correrá en sentido contrario y viento a favor -, por ejemplo, resulta importante correr acompañado y resguardado.

Mayte es de Castellón y llegó a Barcelona hace unos 17 años. "El correr me ha dado muchas cosas, es un modo de vida. Cuando vine no conocía a nadie, iba de casa al trabajo y del trabajo a casa. Fue apuntarme a carreras y conocer a gente de todos lados...", explica.

Es ultrafondista. Lo suyo no es la velocidad, sino acumular kilómetros. En pista, ha llegado a trotar sin parar durante 135 kilómetros. El domingo, cuando llegue a línea de meta, varios desconocidos le darán las gracias, emocionados. Les habrá ayudado a completar un maratón. "Gracias a ti... Lo has hecho tú y tus piernas...", les dirá.

Mayte Martín, liebre en el Maratón de Barcelona, posando para EL PERIÓDICO

Mayte Martín, liebre en el Maratón de Barcelona, posando para EL PERIÓDICO / Zowy Voeten

Iván Grane, el novel sucesor maratoniano de su suegro, Manolo Mora

Manolo Mora está enamorado del maratón de Barcelona. Solo hace falta comprobar cómo se le dibuja una sonrisa al explicar alguno de los momentos - no han sido pocos - que ha vivido en los 20 maratones que ha disputado. Una sonrisa que mantiene, claro, cuando habla de sus peores momentos al trote. “Se trata de disfrutar sufriendo”, resume. 

Su último maratón fue en 2019. Hará 53 años y le diagnosticaron artrosis en las caderas, con lo que ya no puede correr una distancia tan larga. Este año le ha pasado el testigo a su yerno Iván Grane, de 31 años, que desafiará los 42,195 kilómetros por primera vez. Con una sonrisa tímida - no se le nota nervioso -, asegura ser una persona tranquila. Manolo asiente. "Sé perfectamente que mi peor enemigo va a ser la cabeza, que me va a decir que me pare", asegura Iván, que no ha pasado de los 30 kilómetros corriendo sin parar.

En el renovado circuito de la maratón - que volverá a pasar por el puente de Bac de Roda - tendrá que correr 12 km más. "La cabeza es muy importante...", dice Manolo. Iván teme el denominado muro que sufren los corredores noveles a partir del kilómetro 30, un terreno desconocido para él. "Cuando llevas 2 horas y media corriendo, tu cuerpo te avisa y te dice que no has hecho eso jamás en la vida", explica su suegro. "El objetivo del maratoniano es acabarla corriendo sin parar en ningún momento", añade.

La intención de Iván es pegarse a una liebre - Manolo lo ha hecho muchas veces - e intentar mantener su ritmo. Quiere cruzar la meta a las 3h 30m.

"Como me sabré el recorrido de memoria, me va a ver por todas partes", asegura Manolo, que desde primera hora estará en el circuito. Llegando a meta, Manolo ha llorado, ha llegado a estar 10 minutos sin poder moverse e incluso ha vuelto atrás para acompañar a un amigo. Este año, es el turno de Iván. Por si acaso, se ha pedido toda la semana de fiesta.

Iván Grane y su suegro Manolo Mora, posando en el puente de Bac de Roda para EL PERIÓDICO

Iván Grane y su suegro, Manolo Mora, posando en el puente de Bac de Roda para EL PERIÓDICO / Zowy Voeten