ANÁLISIS DEL BARÇA-MALLORCA

La contracrónica: El reconocible Barça de Lamine Yamal

Al Barça sólo lo entiende el fantástico Lamine Yamal

Vitor Roque, Lamine Yamal, Fermín y Lewandowski acaban de celebrar el gol decisivo.

Vitor Roque, Lamine Yamal, Fermín y Lewandowski acaban de celebrar el gol decisivo. / Jordi Cotrina

Joan Domènech

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El central juega de lateral derecho, el lateral derecho se ha trasladado a la izquierda, un central se desempeña de mediocentro, un extremo zurdo ejerce de interior derecho y otro atacante no juega en punta. El delantero centro titular descansa y no le sustituye el delantero centro comprado hace dos meses, sino un juvenil de 18 años que le pasa por delante. No es el más joven del grupo, sino que hay un chico de 17 años y otro de 16, titulares habituales y son de los de más encandilan a la hinchada. El entrenador no se sienta en el banquillo, sino en la grada, castigado, porque ha visto más tarjetas amarillas que 18 de sus futbolistas.

Iglesias Villanueva, el colegiado del Barça-Mallorca, observa en la pantalla el golpe de Copete a Raphinha, que provocó el penalti fallado por Gündogan.

Iglesias Villanueva, el colegiado del Barça-Mallorca, observa en la pantalla el golpe de Copete a Raphinha, que provocó el penalti fallado por Gündogan. / Jordi Cotrina

Un equipo de autor

Estera el Barça que se enfrentaba al Mallorca, tan singular como el hecho de jugar en viernes. Y nada es, en el fondo, una sorpresa en un club rico empobrecido que juega de alquilado en un estadio municipal en desuso sin ayudas del ayuntamiento por haberlo revitalizado con obras y con calor humano.

No era un Barça tan irreconocible ni desconocido, tampoco en sus prestaciones sobre el césped, pobres, decepcionantes. No es un equipo de autor, irreal y apedazado, pero tendrá nombre y apellidos. Al Barça le da identidad, personalidad, vida, goles, genialidad Lamine Yamal. 

Lamine Yamal marca el 1-0 del Barça al Mallorca con un excelente zurdazo en Montjuïc.

Lamine Yamal marca el 1-0 del Barça al Mallorca con un excelente zurdazo en Montjuïc. / Jordi Cotrina

"Me han dejado espacio y he chutado", comentaba con sencillez el futbolista, de nuevo el MVP del partido, y que improvisó un discurso preparado para acudir a los micrófonos de DAZN. Le toca asumir a veces la responsabilidad de hablar. Concedió poca importancia al golazo que anotó y resaltó lo importante que era haber dejado "la portería a cero" en el partido 400 de Ter Stegen, al que felicitó.  

Gündogan charla con Rajkovic antes del lanzamiento que falló el azulgrana en el Barça-Mallorca en Montjuïc.

Gündogan charla con Rajkovic antes del lanzamiento que falló el azulgrana en el Barça-Mallorca en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Koundé ha estado más veces en la banda que en el centro, Cancelo vino enseñado para desenvolverse como un zurdo, Christensen ha acabado dando más regularidad que nadie como pivote, Marc Guiu ha marcado tantos goles como Vitor Roque, Cubarsí es el defensa con mejor pase y Lamine Yamal ha contraído tantos méritos como para ser indiscutible. El gol decisivo del triunfo que escampó los pitos que iban a producirse lo corroboró. Un golazo que invita a pensar al último predecesor de 16 años que tantas noches de gloria dio.

Ni la lesión del pobre Raphinha en la primera mitad fue excepcional: el día del Sevilla (el 29 de septiembre también era viernes) se estrenó de interior derecho, también se lesionó (aquella fue muscular, (aquella fue muscular, la de anoche sólo un golpe) y también fue sustituido en el minuto 37 por Fermín.

Raphinha intenta el disparo en el Barça-Mallorca en Montjuïc.

Raphinha intenta el disparo en el Barça-Mallorca en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Cuarto partido, cuarta victoria

Un cambio forzado que se sumaba a los cuatro voluntarios que había dictado Xavi antes de subir a la tribuna para ver desde una cabina el juego de su equipo. A Òscar, su hermano erigido en capitán jefe, le susurraba Sergio Alegre, el tercero del escalafón, la visión de los analistas. Sólo reservó a Lewandowski para el Nápoles.

Òscar Hernández, meditabundo, durante el partido.

Òscar Hernández, meditabundo, durante el partido. / Jordi Cotrina

El cuarto partido y la cuarta victoria en el que estuvo Òscar al frente, que se permitió hablar y bromear con Javier Aguirre pese a la carga de tensión que iba acumulando el choque, desactivada por Lamine Yamal.