LA CONFESIÓN

El día que José Mourinho lloró

El técnico se hundió en el coche mientras volvía a casa tras caer eliminado de la Champions ante el Bayern de Múnich

Jose Mourinho, en un partido con el Roma, su último club.

Jose Mourinho, en un partido con el Roma, su último club. / Europa Press

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La imagen altiva y de seguridad de José Mourinho se quebró, al menos, una vez. No en publico, sino a escondidas de las curiosidad ajena. Una vez que el protagonista haya confesado. Fue a raíz de una derrota con el Madrid. Y no fue en algunas de las que encajó frente al Barça, como el célebre 5-0 en el Camp Nou. Sucedió frente al Bayern de Múnich. Un triunfo que supuso la eliminación en la Champions League de la temporada 2011-12.

El Madrid igualó el 2-1 del partido de ida con que se había saldado el primer duelo con dos goles muy rápidos de Cristiano Ronaldo en el primer cuarto de hora y otro de Robben cerca de la media hora. El partido llegó hasta la tanda de penaltis. Fallaron Cristiano y Kaká, marcaron Alaba y Mario Gómez. Transformó el suyo, en el único acierto Xabi Alonso, erraron Kroos y Lahn pero también falló Sergio Ramos mandando el tiro a las nubes. Schweinsteiger colocó el 1-3 inalcanzable para el Madrid. Fue el 25 de abril de 2012.

"Fue la primera y la única vez que lloré tras un partido", explica Mourinho en un documental de Amazon Prime. El entrenador portugués había sucumbido en la anterior semifinal (2011) ferente al Barça y cayó en la posterior semifinal (2013) con el Borussia Dortmund. Mourinho aclara que "obviamente no lo hice en el terreno de juego ni en el vestuario", pero sí que lo hizo "en el coche mientras conducía de camino a casa".

Cristiano también llora

Pero Mourinho no estaba solo en el drama madridista. También lloraba Cristiano Ronaldo y, se supone, miles de madridistas más. En el fragmento del vídeo, el entrenador explica que recibió una llamada de Jorge Mendes, su agente. "Hazme un favor", le pidió. "Ve a casa de Cristiano porque está muerto". "Yo también estoy muerto", recuerda Mourinho que le contestó.

Pero lo hizo. Se secó las lágrimas, intentó recuperar la compostura y se dirigió al domicilio del delantero. "Estaba igual que yo: estábamos los dos devastados", relata Mourinho.