10 años del 5-0

Diez años de la mano maestra

El 5-0 del Barça al Madrid de Mourinho es una de las palizas futbolísticas más grandes de todos los tiempos

Los jugadores del Barça celebran el 5-0 del clásico.

Los jugadores del Barça celebran el 5-0 del clásico. / periodico

Joan Domènech

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La mano de Dios fue la de Messi, y la mano maestra fue el 5-0 del Barça al Madrid, de la que se cumplen diez años. Podría convenirse que el 29 de noviembre del 2009 marcó el estilo de las relaciones que se iban a entablar entre culés y madridistas, entre Pep Guardiola y José Mourinho, durante un tiempo, afortunadamente finito. Si no eran ni podían ser cordiales por la endémica rival de los clubs, aquel manotazo resultó definitivo para excitar la inquina, el resquemor y la agresividad blanca.

Ha habido otros 5-0 a favor de unos y otros y un 0-5 célebre, pero nunca uno como aquel. Con aquel aplastamiento futbolístico, con aquella superioridad técnico-táctica, con aquella lección de juego, con la pelota volando de pie en pie de los azulgranas y los blancos, que empezaron cazando moscas, acabaron cazando tobillos por impotencia. Noventa minutos de maestría. De videoteca.

En el minuto 17, ya con 2-0 en el marcador y un tiro de Messi al poste, el Camp Nou coreó “olé, olé”. El entusiasmo ante lo que se estaba viendo superaba el ancestral miedo al Madrid. “Recuerdo que nos fuimos corriendo hacia el vestuario cuando Iturralde pitó el descanso para volver cuanto antes al campo, para reanudar el juego de lo que estábamos disfrutando”, recordaba ayer Xavi, el autor del 1-0 tras un pase filtrado de Iniesta. Pases diagonales, verticales, venenosos, como los que dio Messi a David Villa para el 3-0 y el 4-0. Mortales, como los de Villa a Pedro y el de Bojan a Jeffren que dejaban al compañero solo ante el descompuesto Casillas.

“Recuerdo que nos fuimos corriendo hacia el vestuario cuando Iturralde pitó el descanso para volver cuanto antes al campo, para reanudar el juego de lo que estábamos disfrutando”, recuerda Xavi Hernández

Florentino pagó 16 millones para fichar a Mourinho para acabar con aquella situación intolerable: el Barça había logrado el sextete, único en el fútbol mundial, y había vencido cuatro veces seguidas al Madrid

El contexto previo

Había un contexto previo al duelo y hubo unas consecuencias posteriores que se comprobaron en los siguientes encuentros. Mourinho ya había excitado los ánimos verbal y gestualmente cuando dirigía al Chelsea –acusó a Rijkaard y Ten Cate de presionar al árbitro sueco Anders Frisk- y al Inter, celebrando con algarabía en el Camp Nou al Barça de Guardiola y Florentino lo había fichado en el verano del 2010 para acabar con aquella situación intolerable: el Barça de Pep había logrado, el triplete, luego el sextete –único en el fútbol mundial aún hoy- y había ganado los cuatro últimos partidos al Madrid. Entre ellos, el sonrojante 2-6 del Bernabéu (segunda obra cumbre, aunque anterior).

“Mourinho no ha venido a hacer amigos, sino a ganar títulos”, declaró Emilio Butragueño, mano derecha de Florentino. Jorge Valdano se iba retirando discretamente para no mancharse del tono que adquiría la dialéctica madridista.

"El Barcelona es más feliz con Iturralde", había declarado Mourinho, cuyas provocaciones eran conocidas tras haber dirigido al Chelsea y al Inter. "Mourinho no  ha venido a hacer amigos, sino a ganar títulos", advirtió Emilio Butragueño

El Madrid se presentó líder invicto y alineó 'el once de la alegría', como tituló Marca. "A ver si nos meten ocho", retó Cristiano del 0-8 azulgrana al Almería. El 5-0 le derrocó del liderato y el Barça conquistó la tercera Liga 

En lunes por las elecciones

El partido se jugó en lunes porque el día anterior se habían celebrado las elecciones a la Generalitat. El  Madrid se presentó líder y gallito. “El once de la alegría” anunciaba de bienvenida la portada del diario Marca. “A ver si el Barça nos mete ocho”, proclamaba Cristiano tras el 5-1 al Athletic que colocaba líder al Madrid, aludiendo al 0-8 del Barça en Almería del mismo día.

Fueron cinco. Pudieron haber sido ocho. En juego fueron cincuenta a cero. “Vete al teatro, Mourinho vete al teatro”, le cantó el Camp Nou de mofa. La grada estrenó otro cántico: “Sal del banquillo, Mourinho, sal del banquillo”. Tres veces lo coreó en  el segundo tiempo.

“No me preocupa el árbitro, pero el Barcelona es más feliz con Iturralde y el Madrid menos”, había adelantado Mourinho en la sala de prensa, donde pretendía convertirse en “el puto amo“, tal y como le designó Guardiola meses más tarde en la semifinal de la Champions. Iturralde había pitado dos clásicos. Uno en cada estadio. En ambos había vencido el Barça: 3-0 y 0-3.

“Me temía un partido trabado por las declaraciones de Mourinho, pero fue más sencillo de lo que preveía”, admite Iturralde, que había pitado dos clásicos, resueltos por sendos 3-0 a favor de los azulgranas

El público entonó el primer "olé, olé" a los 17 minutos, recitó "Vete al teatro, Mourino, vete al teatro" y cantó tres veces "Sal del banquillo, Mourinho, sal del banquilllo" 

Un clásico con tres jugadas

El Barça no pudo hacer mayor homenaje a la efeméride de su fundación que ponerse a jugar. Había ocho canteranos en el once titular por uno de su rival. La alineación había costado 90 millones de euros (Alves, Piqué, Abidal y Villa) y la de Mourinho, ascendía a 263. Florentino había pagado 16 millones por el propio Mourinho.

“Me temía un partido trabado por las declaraciones de Mourinho, pero fue más sencillo de lo que preveía”, reconocía Eduardo Iturralde González a este diario ayer. Solo tuvo tres jugadas complicadas: un posible penalti de Valdés a Cristiano –“esas jugadas de portero y delantero son las más difíciles para calibrar”, admitía, interpretando que el portugués buscó los brazos del meta- y dos rifirrafes.

El Barça jugó con ocho canteranos y el Madrid, con solo uno; el coste del once inicial de Guardiola costó 90 millones y el de los blancos ascendía a 263 millones 

El árbitro solo tuvo que lidiar con un posible penalti de Valdés a Cristiano y dos rifirrafes: el de Cristiano al empujar a Guardiola en el primer tiempo y la agresión de Ramos a Messi en el tiempo añadido

El primero por un empujón de Cristiano a Guardiola que desató una tangana. Valdés fue el primer amonestado del encuentro por salir corriendo a recriminar la acción (Pepe no corrió la misma suerte al esprintar hacia el tumulto). La segunda pelea llegó en el tiempo añadido, cuando Sergio Ramos, cansado de tanta vergüenza, agredió con una patada por detrás a Messi. Luego abofeteó a Puyol, más tarde, dio un manotazo a Xavi. Tres rojas, pero solo vio una.

Iturralde estaba pendiente, precisamente, de evitar golpes y agresiones. “Intentas prever lo que puede pasar por el resultado y cómo iba el partido”, explicaba. “En el campo, como árbitro, no eres capaz de ver o de pensar vaya meneo están metiendo, solo te centras en arbitrar. Eso lo ves cuando miras después el partido por televisión. Lo que sí ví el campo, y eso no lo ves por televisión, es que el balón iba muy rápido”.

"En el campo, como árbitro, no eres capaz de ver o de pensar vaya meneo están metiendo, solo te centras en arbitrar. Eso lo ves cuando miras después el partido por televisión. Lo que sí ví el campo, y eso no lo ves por televisión, es que el balón iba muy rápido”. Iturralde rememora aquella experiencia

El Barça jugó con el 4-3-3 con Messi de falso nueve; el Madrid, con el 4-2-3-1, colocó a Cristiano en la derecha para que Di María controlara a Alves. Mourinho les cambió luego de banda y Guardiola hizo lo mismo con Piqué y Puyol  

Fácil con 12 amarillas y una roja

Igual resultó "sencillo" para Iturralde, pero al final acabó enseñando 12 amarillas y una roja. No quiso hacer sangre en un partido decidido muy pronto con un Barça intenso (Villa hizo la primera falta a los 12 segundos) en la circulación del balón y la presión, dibujado con su clásico 4-3-3, con Pedro y Villa en los lados, y Messi descendiendo para juntarse con los tres centrocampistas.

Tan rápido iba el balón que el Madrid se pasó los 90 minutos persiguiendo sombras. Guardiola supo obtener la superioridad numérica en la franja central. Mourinho quiso jugar con la defensa muy adelantada, con un doble pivote (Khedira y Alonso), un mediapunta que debía ayudar (Özil) y un extremo (Di María) que cerraba con cuatro centrocampistas. El argentino empezó en la izquierda para frenar a Alves. No pudo con él. Mourinho le mandó a la derecha, donde había colocado inicialmente a Cristiano. Guardiola reaccionó cambiando de lado a Piqué y Puyol, para que éste ayudara a Alves si era necesario. No fue necesario.

El Madrid jugó con una defensa muy adelantada y el Barça le encontró con mucha facilidad la espalda. Mourinho nunca volvió a repetir ese planteamiento, sino que fue mucho más defensivo 

El Madrid reaccionó tras el descanso, pero solo para elevar el índice de agresividad: pasó de cometer 3 faltas a 13, vio 6 amarillas y una roja: la de Ramos, que dio una patada por detrás a Messi, abofeteó a Puyol y dio un  manotazo a Xavi

Más defensivo y más duro

Las largas posesiones ejercieron de narcótico a un Madrid que veía pasar la bola. Al principio, fue incapaz de reaccionar. Solo cometió tres faltas. Mourinho introdujo a Diarra para potenciar la agresividad, más tarde a Arbeloa. Mejoró. Las faltas aumentaron a 13. Hubo más, pero Iturralde las dejó pasar. Arbeloa golpeó seis veces a los azulgranas sin sanción.

Nunca más volvió a jugar el Madrid con once jugadores con tanta alegría como se había anunciado. “A partir de entonces tuvo una actitud más defensiva”, corrobora Xavi. Mantuvo, eso sí, el grado de dureza para intimidar a los azulgranas en la Copa y en la Champions. En la Liga se dejó el liderato en el Camp Nou y el Barça no lo dejó escapar para sumar su tercera Liga consecutiva.

“Fue uno de los mejores partidos que hicimos, con una superioridad tremenda, muy difícil de ver. Era un Madrid con muy buenos jugadores, no venía en cuadro ni mucho menos. Creo que es uno de los partidos más grandes de la historia”. La valoración de Xavi

“Fue uno de los mejores partidos que hicimos, con una superioridad tremenda, muy difícil de ver”, recordaba Xavi desde Qatar. “Era un Madrid con muy buenos jugadores, no venía en cuadro ni mucho menos”, subraya. Venía líder, con diez victorias y dos empates. El Barça había perdido con el Hércules (0-2) y empatado con el Mallorca (1-1). “Creo que es uno de los partidos más grandes de la historia”, remacha. Una obra inolvidable.