El Nápoles sigue en crisis antes de recibir al Barça: empate en el último suspiro en casa con el Génova (1-1)

A cuatro días de recibir al Barça en Europa, la crisis del Nápoles no se detiene. Con Victor Osimhen, su gran estrella, mirando el partido contra el Génova desde el palco, recién llegado de la Copa África, el equipo de Mazzarri sufrió otra caída.

Empató en el último suspiro en su hogar, el Estadio Diego Armando Maradona, gracias al gol de Ngonge cuando el reloj ya indicaba el minuto 90 y la tragedia de la derrota era cada vez más cercana. Y todo debido al tanto que encajó el equipo de Walter Mazzarri nada más iniciarse la segunda mitad. Era el primer minuto, justo tras el descanso, cuando Frendrup marcaba para el Génova. Y, al final, salvó un empate, que no le da nada. Pero minimiza el caos que vivió días antes de que el Barça pise Italia en la Champions.

Ineficacia napolitana

El partido transitó entre la ineficacia napolitana, ahogado por la ansiedad y la falta de control. Mientras, el Génova iba a lo suyo. Aprovechó su ocasión con ese gol de Frendrup y a partir de ahí desapareció. Ni volvió a chutar a la portería de Meret. Tampoco lo necesitó porque se pertrechó en torno a la portería de Josep Martínez, el meta catalán, quien vivió muy protegido.

Si acaso un cabezazo de Anguissa a la salida de un córner que se se marchó por encima del travesaño. Era una acción a balón parado, el mísero patrimonio que le quedaba al equipo de Mazzarri, por mucho que sobresaliera el espíritu rebelde de Kvaratskhelia, el único con talento y atrevimiento para desafiar la monotonía del juego partenopeo. Suyo fue el disparo desde fuera del área, que permitió descubrir las felinas manos de Josep Martínez con una excelente parada (m. 86). Poco antes de Ngonge avivara la llama de la esperanza con el tanto del empate.

En la segunda mitad, el Génova solo se asomó en una ocasión y con tanto peligro que terminó en gol. El encuentro se iba consumiendo entre el enfado de la afición napolitana, que asiste con asombro al desplome de su equipo. No hace ni un año arrasaba en la Serie A hasta besar el scudetto.

Ahora, se arrastra por el campeonato, con un juego gris y deprimente, festejando el gol en el último suspiro de Ngonge quien aprovechó un balón aéreo descolgado por Di Lorenzo para salvar, al menos, un empate. Poca cosa. Muy poca para el próximo rival de los azulgranas, que lleva solo una victoria en los cuatro últimos encuentros.