Medio siglo de vida del 0-5 del Barça de Cruyff al Madrid

La noche más gloriosa de todos los tiempos del Barça es la del 17 de febrero de 1974. Cuando ya agonizaba el el franquismo se vivió la noche en la que el culé obtuvo la mayor recompensa jamás deseada sin un título en juego. Hubo otras, antes y después, en las que la satisfacción se representó en un trofeo; aquella permanece inolvidable en la memoria de varias generaciones. Medio siglo ha transcurrido del 0-5, resultado único porque único es el partido al que remite.

El 0-5 se convirtió aquel día en un marcador icónico que ha pasado a ser el emblema de lo que se entiende por una goleada y que no necesita mayor expresión que el saludo que se expandió en Barcelona y en Catalunya con los cinco dedos de la mano abiertos. Acompañado por una sonrisa, por descontado, por todo aquello que encerraba la victoria. Más importante en las connotaciones extradeportivas que en las puramente futbolísticas.

0-1, Asensi (m. 31). A la media hora de partido, Marcial firma una gran jugada con la derecha, quien hace una pared con Rexach, antes de servir un excelente centro que remata Asensi.

Era la jornada 22 de un campeonato de 34 partidos, en medio de febrero, un mes anodino y sin relevancia en términos decisorios. El Real Madrid no era rival en la Liga, séptimo a 9 puntos de distancia (31 a 22), y a cinco del descenso. La amenaza al Barça la ejercían el Zaragoza y el Málaga (25 puntos), el Atlético y el Athletic (24). 

El Barça había sido penúltimo en la sexta jornada, tras el 0-0 del clásico en el Camp Nou, y despegó con el debut –se retrasó por problemas burocráticos en la federación española– de Johan Cruyff en la octava. Hsata entonces su lugar lo ocupaba el tinerfeño Juanito. El equipo permaneció 26 partidos invicto y cantó el alirón a cinco jornadas del final en Gijón (2-4). "Sabíamos que si ganábamos al Madrid nos proclamaríamos campeones", ha explicado siempre Carles Rexach durante los 50 años transcurridos.

La blanca sombra alargada

La sombra de los blancos era alargada por el miedo que infundía su dominio total en las estructuras del fútbol. El Barça sumaba 13 años (desde 1960) sin ganar una Liga, algo antinatural en un equipo de potencial semejante al Madrid, nueve veces coronado. El Atlético conquistó tres y el Valencia, una. Al Barça siempre le surgían inconvenientes fuera de casa. Sin ir más lejos, en el curso siguiente (1974-75) perdió en diez salidas seguidas.

0-2, m. 39, Cruyff. Impactado por el gol inicial azulgrana, el Madrid no frena el ataque trenzado creado por Sotil y Marcial, culminado por Cruyff tras burlar a dos defensas blancos

El clásico se jugó ocho días después de que naciera Jordi Cruyff y cuatro días después de la derrota de España ante Yugoslavia que apartaba a la selección del Mundial-74. Acudieron dos jugadores blancos (Benito y Amancio) y cuatro azulgranas (Juan Carlos y Asensi, que fueron titulares, y Marcial y Rexach, suplentes), que se reencontraron en un duelo que también involucraba a los extranjeros en el primer año de la apertura de fronteras.

0-3, m. 52, Asensi. Nada más arrancar la segunda mitad, el Barça frustra cualquier atisbo de reacción blanca. Asensi se inflitra por la izquierda, eludiendo a Benito y Morgado, para firmar el tercero

Los extranjeros se pasean

El alemán Gunter Netzer (y el argentino Óscar Mas) frente a Johan Cruyff (y el peruano Hugo Sotil). Netzer y Cruyff se pasearon por el Bernabéu en la distinta concepción de la expresión. El alemán se arrastró y el holandés se exhibió. El atisbo de reacción del Madrid con la entrada de Luis Molowny por el destituido Miguel Muñoz tras 14 años en el banquillo se frenó de cuajo.

0-4, m. 65, Juan Carlos. Los goles siguen cayendo en Chamartín. Y Cruyff dibujó, según contaron las crónicas de la época "un cambio de juego magistral" para asistir a Juan Carlos en el cuarto

Jugó Quique Costas en lugar de Paco Gallego, sancionado por acumulación de cuatro tarjetas blancas, así funcionaba entonces, en lugar de cinco y amarillas, y jugó Pere Valentí Mora en el puesto del titularísimo Salvador Sadurní.

"Es un resultado y un partido que quedará grabado con letras de oro en la historia", acertó a aventurar Agustí Montal, el presidente del Barça.

Mora por Sadurní

Michels garantizó ante los periodistas en la víspera la alineación de Sadurní, pese a que no se entrenó toda la semana por una bursitis en el codo, pero la sorpresa se produjo el domingo por la mañana, ocho horas antes del encuentro.

Michels acudió a la habitación que compartían los porteros, Sadurní y Pere Valentí Mora. Preguntó al primero cómo se encontrada y el 'Xato', como le llamaban, dijo que no estaba fino. "Pues juega Mora", dijo el entrenador. Y jugó Mora, que debutaba y no encajó ni un solo tanto del Madrid.

0-5, Sotil (m. 70).Y el quinto gol que enfrió aún más el coliseo blanco (la temperatura climatológica era de 0 grados) llegó con la falta servida por Cruyff desde la derecha y cabeceada con astucia por Sotil

El balance de victorias de los Madrid-Barça, hasta entonces, era de 30 a 6, y el mayor triunfo culé había sido un 1-3 (1966). "Lo normal es que ganemos", había dicho Michels en la víspera, indiferente a esos antecedentes.

"Es un resultado y un partido que quedará grabado con letras de oro en la historia", acertó a aventurar Agustí Montal, el presidente del Barça. Ahí sigue, con medio siglo de vida.