SUPERCOPA DE ESPAÑA
La contracrónica del Barça-Osasuna: el entremés del clásico
Lamine Yamal abrillanta el triunfo sobre Osasuna al evitar que fuera el decimotercero por la mínima y que había encarrilado Lewandowski
El talento bruto alivia a un Barça que jugará la final de la Supercopa contra el Real Madrid
Xavi, tras llegar a la final de la Supercopa: "Ojalá sea el 'clic' definitivo. El Madrid está más fuerte que el año pasado"
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Otro clásico para la final de la Supercopa. El partido que debería ser entre el campeón de Liga y de Copa y que por motivos escandalosamente económicos se ha ampliado a dos semifinales y se ha trasladado a un país impropio como Arabia Saudí. El tercer clásico de la temporada que se suma al amistoso del verano, que llevó la firma de Fermín, y el choque liguero de los Rolling Stones, pues así será recordado. Habrá uno más en la Liga, como mínimo, a no ser que el azar y los méritos crucen a Barça y Madrid en la Copa y en la Champions.
La final se repite, y a ella accedió el Barça con menos agobios que la pasada campaña, donde el conjunto de Xavi hizo el 'clic' en la final tras superar al Betis en los penaltis. A Osasuna le ganó en el tiempo reglamentario, y Lamine Yamal rompió la triste racha de las victorias mínimas (12 seguidas) en el tiempo añadido para maquillar el tanto de Robert Lewandowski.
Dos récords de Lamine Yamal
Jugó el Barça de blanco voluntariamente, por motivos de marketing, con la convicción de que en la final vestiría con los colores tradicionales, tal que considerara el duelo con Osasuna como el entremés del clásico. El Barça era el presunto equipo local. Lo fue en la grada, por más que se desplazaron 600 hinchas navarros para apoyar a Osasuna. La hinchada azulgrana estaba formada por los ciudadanos saudíes.
Aplaudieron tanto o más el gol de Lamine Yamal que el de Lewandowski, seguramente por ser el niño del partido (lo es en cada partido). Con 16 años y 182 días estableció un récord inverosímil (el más joven de siempre en participar en la competición) y uno imposible: acompañar el estreno con un gol. El segundo, apenas, de la temporada.
El pleno de Lewandowski
Ocho en la Liga, uno en la Champions, uno en la Copa y uno en la Supercopa. En las cuatro competiciones ha marcado Lewandowski, que sin ser el conocido delantero demoledor va escribiendo palitos en su hoja de rendimiento. Puede enorgullecerse, de momento, en haber dejado su sello en cada expediente de la temporada 23-24.
Un pleno que ya logró la pasada campaña, cuando anotó en las cuatro competiciones; cinco si, una vez eliminado el equipo de la Champions, no se considera la Europa League un episodio subsidiario a la gran competición europea. Acabó Lewandowski el ejercicio pasado con 33 goles.
El listón difícilmente podrá superarlo a no ser que opere una reacción formidable, o que acabe la temporada al mismo ritmo como la que empezó la de su estreno. Lleva el delantero polaco 11 goles. Con el gol de la semifinal ante el Betis de la Supercopa anterior, contabilizaba 19. Fueron 20 con el de la final que llevó la firma del llorado Gavi con dos asistencias y un gol.
Raphinha se va...
No tan llorado será Raphinha, sabido que su recambio es Lamine Yamal. Un choque con Peña le mandó vapuleado al suelo. Ya no se levantó. Sentado sobre el piso verde, reclamó con ese gesto que salieran a atenderle. Hubo tan poco dudas, fue tan breve la revisión del muslo izquierdo, que inmediatamente ordenaron a Lamine Yamal que se vistiera para salir.
Raphinha cayó lesionado. Por segunda vez. Con pinta de ser otra dolencia muscular. Como la primera que sufrió el 29 de septiembre frente al Sevilla. Aquella fue en el bíceps femoral derecho; esta vez se quejaba de la parte posterior de la pierna izquierda.
Pero viene Pedri
La plaga que iba a desaparecer cuando Xavi impuso un cambio en los servicios médicos todavía sigue en los rincones de Sant Joan Despí. La fumigación ha sido infructuosa y Raphinha, un futbolista explosivo e intenso, volvió a rasgarse. Ni un partido de baja estuvo el brasileño en la pasada campaña; cuatro y los que vengan seguirá sumando el extremo.
Desaparecía Raphinha el mismo día en el que reaparecía Pedri, el más castigado por la epidemia muscular. Todo un caso ejemplar el interior canario: ultrarresistente en su primer curso (el futbolista con más partidos disputados en el curso 20-21, más de 70), frágil como nadie a partir del segundo, con nueve episodios entre lesiones y recaídas. Había concluido el último con la entrega simbólica del alta médica por la mañana y el ingreso en el césped a la hora de partido. Inmediatamente después del gol de Lewandowski.
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