Opinión | EL PATALEO

Josep Pedrerol

Josep Pedrerol

Periodista

Rafa nos duele a todos

Nadal renuncia al Open de Australia por lesión: "No estoy preparado para competir al máximo nivel"

Rafa Nadal.

Rafa Nadal. / EFE

Nos habíamos ilusionado tanto que, de nuevo, y casi por instinto, le veíamos ganando a esos chavales a los que casi dobla la edad, plantando cara a su némesis, Djokovic, llegando a otra Final de Grand Slam, mordiendo el trofeo…Lo habitual en los últimos 20 años, vamos. En Brisbane le vimos vibrar con cada punto, someter a sus rivales, levantar al público y sonreír. Ser Nadal. Sus entrenamientos se convertían en auténticos acontecimientos. La gente abarrotaba las instalaciones para ver a Rafa. Pero tiene que parar otra vez. Y esta lesión, hay que reconocerlo, nos deja muy tocados.

Hay que ver cómo evoluciona, pero de momento se pierde el Abierto de Australia después de meses y meses de sufrimiento y mucha incertidumbre, de momentos en los que no sabía si podría volver a competir profesionalmente. La nueva lesión le duele a Rafa y nos duele a todos. Y la gran pregunta es si es el momento de asumir que no volveremos a verle ganar un trofeo o de ser tan tozudos como él y confiar en que volverá a hacerlo.   

Resistencia mental

Resulta admirable la resistencia mental de este deportista. Cualquier persona lo habría dejado hace tiempo, habría dicho basta ante tanta lesión, tanto sinsabor, tanto infortunio físico. Nadal ya ha ganado todo lo que había que ganar en el tenis y económicamente tiene la vida más que solucionada, pero le da igual. Sigue y sigue. Una recuperación tras otra. Siempre positivo, nunca negativo.

Y nosotros, no nos queda otra viéndole así, tenemos que seguir confiando en el deportista ejemplar capaz de lograr remontadas increíbles. Seguramente esta es la más difícil, la más dura, la más inverosímil, pero no por ello imposible. No asumimos aún su retirada. Queremos que sea por la puerta grande como fue la de Federer. Esa imagen con los dos juntos, esas lágrimas de complicidad, esa cercanía, ese abrazo. El adiós lo tiene que decidir Rafa Nadal sobre la pista y no una maldita lesión.