El deporte y los desafíos

Cuando los retos deportivos no tienen límite: "Hasta que no dañemos la salud seguiremos tratando de superarnos"

Muchos aficionados se marcan objetivos que parecen imposibles y aprovechan las mejoras en los entrenamientos, la prevención de lesiones y el cuidado del cuerpo para mantenerse en forma, disputar todo tipo de pruebas mientras los deportistas alargan cada vez más su actividad profesional.

Un grupo de participantes en el maraton de Nueva York.

Un grupo de participantes en el maraton de Nueva York. / EFE / KEITH BEDFORD

Sergi López-Egea

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Los especialistas recomiendan cuidar el cuerpo y no apretar más allá de la condición humana. Por eso, Domingo Catalán siempre será un mito en los retos de ultrafondo del atletismo. Cuando él corría por las calles de Barcelona en los años 70 del siglo pasado lo miraban como un bicho raro. Hoy centenares de miles de personas incorporan diariamente al ‘running’ en su vida cotidiana y lo hacen como base para afrontar retos, que en el campo atlético se traducen sobre todo en maratones.

Catalán, a finales de la década de los 80 del siglo XX, ya superados los 40 años, se dedicó a afrontar desafíos que hoy en día serían siendo inalcanzables para muchas personas, como correr 100 kilómetros. Fue un pionero mucho antes de que la fiebre contagiase a los que pedalean con objetivos como los de entrelazar ciudades sin que les importe hacerlo de noche y descansar bajo un árbol, que haya colas dignas del primer día de rebajas para ascender el Everest (adonde subió Kílian Jornet en un abrir y cerrar de ojos), o que sean muchos los que se gastan un auténtico pastón para cruzar el charco atlántico con el afán de acabar el maratón de Nueva York.

El espejo del alma deportiva

Los deportistas profesionales son el espejo para una enorme cantidad de aficionados, los que constatan día a día cómo cada vez más especialistas en cualquier disciplina alargan la vida competitiva sin que haya un límite para poner punto final a su carrera.

“Cuando yo era joven correr un maratón era suficiente y ahora si no haces 10 al año no eres nadie”, explica con ironía Francisco Esparza, director Máster de Traumatología del Deporte en la UCAM de Murcia, que ya trabajó con el equipo olímpico español en Barcelona 92. Esparza fue el artífice en la milagrosa recuperación del ciclista Alejandro Valverde cuando se destrozó la rodilla en la salida del Tour de 2017 con 37 años, uno antes de proclamarse campeón del mundo.

Precisamente, los retos que continúan marcándose grandes deportistas una vez retirados trazan el camino de muchos aficionados al deporte que disfrutan de correr con ellos, y de paso mejorar sus marcas pues no hay nada mejor que coincidir con Martín Fiz en un maratón o con Miguel Induráin, Pedro Delgado o Alejandro Valverde (aunque sólo lo vean en la salida) en una marcha cicloturista.

Dañar o no la salud

“Hasta que no dañemos la salud seguiremos tratando de superar nuestros retos deportivos. Muchos equivocadamente se marcan el objetivo de apretar y apretar hasta que el cuerpo dice basta. El límite para algunos es como el coche que anda hasta que se rompe el motor. Por eso, hay que cuidar el cuerpo, mejorar los hábitos de alimentación y prevenir las lesiones”, cuenta Marcelino Torrontegui, fisioterapeuta de diversas selecciones olímpicas y nacionales, con varios Juegos en su currículo.

Francisco Esparza, como médico especializado en deporte, apunta hacia la genética a la hora de poder establecer un límite humano con los retos. “Cada ser humano se marca los propios límites. Hay mucha especulación, pero todos se aprovechan de la mejora en los entrenamientos, el cuidado al cuerpo, de las ayudas permitidas y, desgraciadamente, también, de las no autorizadas”, añade. Las trampas forman parte de la condición humana; desde recortar recorridos sin que nadie se percate a aprovecharse del siempre condenable dopaje.

Las bases científicas

“Ayuda muchísimo el trabajo personal con especialistas tanto en deportes individuales como colectivos y aplicar los consejos encaminados a prevenir lesiones, supervisar alimentación y sueño. Con esta metodología los deportistas profesionales alargan su carrera y los aficionados afrontan sus retos. Sin embargo, unos y otros, aparte del cuerpo deben cuidar la cabeza”, comenta Torrontegui.

Para Francisco Esparza, los retos deportivos se alcanzan “gracias a las bases científicas que optimizan mejor el rendimiento. Ahora, con los indicadores de agotamiento sabemos recuperar mejor al cuerpo sin secuelas. Antes, los deportistas aficionados eran unos locos y ahora sabemos que si desde pequeño practicas deporte con 50 años no tendrás problemas para mantenerte en forma porque una actividad deportiva moderada es calidad de vida”. Y, de este modo, las células del cuerpo y también la cabeza están preparadas para estos objetivos que no tienen límites.