Walsh reafirma al Barça en Tenerife en su homenaje a Mapi

Keira Walsh, con esa sonrisa pícara que sirve de espejo a su fútbol callejero, relajó los hombros y suspiró. Desde siempre segura de que ella debe ser el cerebro, no la ejecutora, descubrió por fin la confianza para arrimarse al área y descubrir que su botín puede ser tan efectivo en el golpeo como en el pase. Habilitada por una Aitana Bonmatí otra vez más despierta que nadie, Walsh empleó el interior de su botín derecho para atrapar el 0-2 (su primer gol de la temporada); y también para zanjar entre el sol y la sombra del Heliodoro Rodríguez López de Tenerife la duodécima victoria del Barça en los 12 partidos jugados de la Liga F.

En el último partido liguero antes del descanso navideño -el Barça aún tiene que enfrentarse al Rosengard el próximo jueves en la liguilla de la Champions-, el equipo azulgrana tuvo desperezarse tras el descanso y dejar a un lado el fútbol burocrático del primer acto para salvar los cepos del Costa Adeje Tenerife, antes Granadilla. Entre que el técnico local, José Herrera, achicó el campo cuanto pudo (ya no solo con su planteamiento de cinco defensas, sino porque ordenó estrechar las dimensiones del terreno de juego) y que las jugadoras del Barcelona no supieron imponer un ritmo alto, las tinerfeñas lograron sobrevivir en su territorio. Sin que les importase demasiado que las campeonas de Europa alcanzaran picos del 80% de posesión.

La decisión de Jonatan Giráldez

Jonatan Giráldez, que esta semana comunicó internamente que no tiene intención de renovar el contrato que expira el próximo 30 de junio, se preguntaba otra vez cómo corregir un equipo al que se le continúa exigiendo la excelencia pese a sumar ya ocho bajas por lesión. Las futbolistas del Barça, de hecho, homenajearon sobre el césped y con una camiseta en su honor a una de ellas, Mapi León, que fue operada del menisco esta semana y que a duras penas podrá asomar esta temporada. Y quien debía ser su sustituta natural, Jana Fernández, continúa soportando un calvario en la camilla de la enfermería.

Así que el Giráldez, que ya tuvo que reciclar a Engen como central, continúa tirando de cantera con Martina como acompañante de la noruega en el eje. Aunque los problemas se los encontró el Barça más adelante, por mucho que Vicky López, como interior, tratara se hacerse notar en el embudo creado entre líneas.

Al público del Heliodoro Rodríguez López ya le fue bien llegar al descanso con empate a cero en el marcador. Por eso, algunos de los 9.053 espectadores que poblaron el estadio (récord de asistencia para el Tenerife en un partido de su equipo femenino) bailaron con gusto al son de la Mentirosa de Ráfaga. El guateque era oportuno antes de que el Barça por fin despertara en el amanecer del segundo acto.

Graham Hansen no baja el ritmo

Porque el partido cambió al sacar Gavira el codo en el área en una acción sin aparente peligro. Bronze se apresuró en reclamar la mano en el área, y Graham Hansen, tan pancha, anotó con inquietante parsimonia desde los once metros. Con nueve goles y nueve asistencias, la extremo noruega se resiste a bajar el ritmo.

Una vez abiertos los mares canarios, y mientras Aitana ensayaba movimientos tan estéticos como barrocos, Keira Walsh ahuyentó algunos de los demonios que le acompañaban cada vez que se acerca al área. La portera brasileña Aline Reis, que en el primer tiempo ya le había arrebatado tantos a Salma y Aitana, no pudo más que volar sintiéndose derrotada.

Fue encomiable el esfuerzo local por no irse de vacío. Incluso Sandra Paños, a la que le toca recuperar la confianza perdida, pudo gustarse con una buena parada ante Mari Jose. Fue el último arreón de una jornada matutina en la que el Barça se reafirmó como un equipo por ahora indemne a las dificultades. Con un parte de bajas ciclópeo, un director deportivo, Marc Vivés, que debe afrontar todavía renovaciones estructurales como la de Alexia, y un entrenador, Jonatan Giráldez, deseoso de descubrir retos más allá de ese Barça imponente (50 goles a favor y sólo dos en contra en la Liga F), pero que vive pendiente de su caja de caudales.