Opinión | Apunte

Jordi Puntí

Jordi Puntí

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

Imberbes y peligrosos, por Jordi Puntí

Fermín es la razón de ser del Barça

Fermín, el otro niño que también alza la voz con un monumental golazo al Shakhtar

Fermín envía el balón al palo en la jugada anterior al gol de Ferran

Fermín envía el balón al palo en la jugada anterior al gol de Ferran / JORDI COTRINA

Ayer empecé la jornada futbolística viendo el partido de la Youth League entre Barça y Shaktar. No suelo tener el interés del ojeador para estas réplicas adolescentes de la Champions, pero pudo más mi curiosidad: quería ver cómo eran los compañeros de Marc Guiu. Si al primer equipo ya llegan los de 16 años como Lamine Yamal, me preguntaba, ¿quién jugará en los juveniles? Resultó que los chicos hicieron un partido notable, 2-0 y con un buen gol de otras de esas perlas anunciadas: Darvich, también un teenager.

En realidad, unas horas más tarde, varios de los protagonistas de Montjuïc podrían haber estado en ese partido juvenil. Solo había que ver el banquillo, con Guiu, Fort, Garrido, Cubarsí, Casadó… Su convocatoria me lleva a pensar que el emblema del Barça de ayer —eso que recordaremos, además de los nueve puntos sobre nueve— fue Fermín López.

En una nube

De forma inesperada, de un día para otro, él representa esa nueva tendencia. Tiene 20 años, pero me fascina su cara de niño imberbe cuando celebra los goles; su alegría y sus gestos desprenden la sinceridad de quien todavía se cree en una nube. Si tuviera que definir el espíritu de este Barça de las últimas jornadas —el Barça que sobrevive pese a los lesionados importantes—, me quedaría con el partido de ayer de Fermín. Una presencia constante, con un golazo, dos balones al palo y otro gol anulado por centímetros de la manga (una talla menos y sería gol). 

A veces queriendo y a veces obligado por las circunstancias, Xavi ha reunido en poco tiempo una serie de chicos que nos distraen del presente con la promesa de un futuro esplendoroso. El nivel de riesgo y acierto es tal que jugadores como Pedri (20 años), Gavi (19) o Araujo (24) ya tienen carta de veteranos.

La contrapartida es que, a su lado, a veces los más mayores y expertos parece tan veteranos que los partidos se hacen largos para sus piernas y llegan pájaras como la de la segunda parte, que casi podría haber costado un disgusto. El sábado, para el clásico, nada como un mejor equilibrio de las edades. Yo digo: Ter Stegen, Gündogan, Fermín y ocho más.

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