Entrevista

Amanda Gutiérrez, presidenta de FUTPRO: "España ha hecho un ridículo mundial por no saber proteger a Jenni"

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Entrevista a Amanda Gutiérrez, presidenta de FUTPRO en la sede de El Periódico

Entrevista a Amanda Gutiérrez, presidenta de FUTPRO en la sede de El Periódico / Jordi Otix

Laia Bonals

Laia Bonals

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Con el teléfono en la mano y la mochila a la espalda. Amanda Gutiérrez (Barcelona, 1991) aparece en la redacción del EL PERIÓDICO horas después de conseguir un acuerdo histórico para el fútbol femenino. La presidenta de FUTPRO, sindicato mayoritario, reconoce la dureza de los últimos días. Reuniones maratonianas, discusiones y asambleas. Ella, pese a ser una de las líderes del cambio en este deporte (aunque no se considere como tal) sigue siendo igual que cuando años atrás se ponía las botas para salir al césped. Ahora defiende los derechos de las futbolistas en los despachos, pero la esencia de "persona normal" no la ha perdido.

¿Por qué ha costado tanto llegar a un acuerdo?

Por la poca información que se ha ido revelando durante toda la negociación por parte de la Liga. Nosotros hemos tenido que convocar una huelga e ir al SIMA (Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje) dos semanas para poder saber cuántas jugadoras estaban entre los 20.000 y 23.000 euros. Esa poca transparencia no ha ayudado a las partes y ha cansado a todos. Una vez más somos las jugadoras las que bajamos nuestras pretensiones por el bien común, para poder seguir avanzando. Pero queda mucho convenio por negociar.

¿Cómo lo valora?

Ha sido duro. El acuerdo, no vamos a mentir, no es el que ninguno de los cinco sindicatos esperaba. Partíamos de una propuesta de 25.000 euros de salario mínimo para esta temporada y hemos acabado con 21.000.

¿Cómo ha sido el papel de la Liga en la negociación? 

Cuando nosotros miramos las cifras es obvio que hay dinero. También es verdad que cuando la Liga F nos explica cómo lo reparte, ahí es cuando sacas otras conclusiones. De 42 millones de activos comerciales, reparten 200.000 a cada club cada año, que al final son unos 16 millones. ¿De 16 millones a 42 que está sucediendo? No llega el dinero a los clubes. Si tú no nutres a tus clubes de los recursos económicos, se ahogan. Además, también hay quien considera que con 16.000 euros [las jugadoras] están bien retribuidas. Y ahí pues... Cuando tú tienes un argumento así y los sindicatos tenemos otros, pues también chocas. 

Entrevista a Amanda Gutiérrez, presidenta del sindicato FUTPRO

Entrevista a Amanda Gutiérrez, presidenta de FUTPRO, sindicato mayoritario del fútbol femenino / Jordi Otix

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¿El aumento de salarios hará que la liga sea más profesional?

No. 

¿Qué falta? 

Muchísimas cosas. Al final, no solamente es el salario, que también ya que es lo que permite que una futbolista esté a tiempo completo y pueda dedicarse 100% a esto. Pero hay muchas otras cosas. Una de las grandes demandas que nos hacen los futbolistas son los campos, las instalaciones. Tenemos a futbolistas con las rodillas 'cascadas' por estar entrenando en campos de césped artificial. ¿Cómo vamos a dar espectáculo en un campo donde, cuando tú lo quieres retransmitir por la televisión, el ángulo no es el correcto? Hay otra serie de circuntancias a mejorar y, por supuesto, en materia de maternidad y acoso sexual.

¿El conflicto con la Federación ha afectado a la negociación y a las futbolistas a la hora de tomar una decisión? 

Sí, es una situación muy tensa. Al final, antes de la primera jornada de huelga emitimos el comunicado de FUTPRO, firmado por 80 futbolistas y por el que renuncian a la selección hasta que no haya cambios en la Federación. Este movimiento lo han apoyado todas las jugadoras de la Liga F, e incluso de otras categorías. Es verdad que se ha llevado a la discusión del convenio colectivo. Ha sido un movimiento. Las futbolistas han creado un movimiento. El 'se acabó' no sólo es para la Federación, es para toda la infraestructura de todo el deporte, del fútbol. 

Hay más casos, menos visibles, pero que no hacen de este hecho una excepción.

No queremos que esto se personalice. No es un hecho aislado lo que sucedió en la entrega de medallas del Mundial [cuando el presidente de la Federación, Luis Rubiales, besó en los labios a Jenni Hermoso sin su consentimiento]. Tenemos casos en la Liga F que son muy parecidos y existen resoluciones de inspección de trabajo en las que se acredita el acoso laboral. Ese gesto ha sido la gota que ha colmado un vaso que llevaba tiempo a punto de derramarse.

No gusta que toquemos las narices y menos siendo mujeres

Y ha sido necesario ganar el Mundial para cambiarlo todo.  

Lamentablemente, las mujeres deportistas tenemos que ganar grandes premios para provocar cambios sociales profundos. Pasó en Estados Unidos y está pasando aquí. Ha sido ganar un Mundial, robarnos nuestro momento y aprovecharlo para hacer cambios estructurales en todas partes. Da la sensación de que el fútbol femenino se está rompiendo. Pero lo que yo digo es: 'No se está rompiendo, se están quitando caretas'. Somos una generación que nos ha tocado vivir este momento. Yo le digo a las futbolistas, cuando tenemos un momento de 'no puedo más', que como generación nos ha tocado vivir esto. Pero es para las que vienen, y que ellas lo tengan más sencillo.

Usted estaba en el estadio de Sídney en el momento del beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. ¿Lo vio?

En el momento no lo vi. No me enteré de lo que había sucedido hasta que estuve en el aeropuerto. De hecho, lo primero que yo vi fue el 'meme' comparando el beso de Iker Casillas [con Sara Carbonero en el Mundial de Sudáfrica] y el de Rubiales. Yo pensaba que era una foto tomada en un ángulo incorrecto. Cuando ya pude ver el vídeo, me dije: '¿Qué es esto?' Me llevé las manos a la cabeza y, tras el caso Alhama [donde las futbolistas denunciaron acoso laboral por parte de su entrenador], yo ya tenía muy clara la identificación: esto era un abuso de poder.

En España costó mucho que se identificara como tal.

Me sorprendió que la gente tardara tanto en entender que esto no estaba bien. Vuelve a demostrar que es un problema estructural, de la sociedad. Parece que no se entiende que un hombre no puede hacer lo que le dé la gana con el cuerpo de una mujer. No puedes. Y más aun si además ostentas un cargo de responsabilidad. Pero es que da igual que no sea un hombre. Yo soy presidenta de una institución y muchas de las jugadoras son amigas mías. Jamás se me ocurriría hacer algo así. Jamás. 

¿Cómo fue ayudar a Jenni en el proceso?

Con ella ha sido todo muy sencillo. Nosotras jamás la hemos presionado. Queríamos que si ella tomaba la decisión de hablar, prepararlo todo bien. Siempre intentando que ella estuviera cómoda, que tomara las decisiones de lo que quería o no hacer. Pero, aun así, ha sido duro, porque se pone el foco en la víctima. Y porque se le exige una serie de comportamientos sociales, jurídicos o actuaciones, cayendo toda la responsabilidad sobre sus hombros. Eso es algo que yo siempre le he querido quitar. Las imágenes son muy claras. No hace falta que Jenni hable. Deberíamos tener los mecanismos suficientes para que ella no hubiera tenido que llegar a ese extremo. Tanto Jenni como FUTPRO han recibido muchísima presión, muchísimos comentarios, muchísimas manipulaciones e intentos de desprestigiar. Pero ella es fuerte. Y yo lo he pensado muchas veces. Si le hubiera pasado a otra jugadora de las 23, no sé lo que hubiera pasado.

¿Han sido suficientes las medidas que se han tomado respecto a Rubiales?

Ha tenido que venir una institución externa como la FIFA para proteger a nuestra jugadora. Algo que espero y deseo que no vuelva a ocurrir, porque creo que en España deberíamos tener los mecanismos adecuados para que esto no pasase. Nos han sacado los colores como país y hemos hecho el ridículo a nivel mundial por no poder proteger a una jugadora cuando todo el mundo había visto lo que había pasado.

Por primera vez, las futbolistas hicieron un comunicado conjunto.

Fue un poco locura. Tras la asamblea en la que todos esperábamos que se produjera una dimisión [de Rubiales], lo primero que hicimos fue hablar entre nosotras. Sacamos la conclusión de que estaba insultando a todas las mujeres. Me empezaron a entrar llamadas de todas las jugadoras diciendo: ¿Qué hacemos?'. Es muy difícil en un colectivo tan grande ir todas a una. Y ver cómo, en ese momento, todas lo hicimos fue muy bonito. Cuando hablo de todas no hablo de 23 futbolistas, hablo también de las que estaban en la prelista, de las que formaban parte del grupo de 'las 15' que al final no fueron al Mundial, de las de la Copa del Mundo de Canadá. Hablamos también de las pioneras. Y eso lo ha hecho Jenni.

El 'se acabó' no es sólo para la Federación, sino para una estructura del deporte

Ahí dijeron basta en una reivindicación que marcará la história del deporte español para siempre.

Fue algo muy bonito. Fue una demostración: 'Esto que llevamos pidiendo tanto tiempo, y por lo que se nos ha llamado niñatas, no se puede consentir. Y estamos todas a una, ahora que no hay ni medios de comunicación, ni instituciones separándonos'. Es algo que ha venido pasando mucho tiempo. Se dice siempre, divide y vencerás. Y a las futbolistas han jugado mucho a dividirlas.

A raíz del escrito, la Federación se vio forzada a tomar medidas.

Hubo movimientos dentro de la Federación, pero no se produjeron comunicaciones hasta el momento en el que hubo una serie de cambios internos, que ellos mismos ha reconocido aún insuficientes. Han trasladado estos cambios a las jugadoras y ahora a ellas les toca decidir si ya eso es suficiente para volver y continuar con los cambios. Yo creo que la respuesta es 'no'. Pero también es verdad que llevamos unos 12 días y hay que entender que no se cambia en tan poco tiempo una estructura casposa y que huele a naftalina.

Ahora mismo es una de las líderes de este movimiento. ¿Cómo se ha adaptado a un cambio tan grande que implica muchísimas cosas?

Bueno, a ver, yo no me considero la líder de nada. Eso para empezar [ríe]. Ha sido muy duro. Partimos de que yo era abogada de muchas de estas jugadoras y me pidieron que creara un sindicato porque ellas querían el suyo propio. Yo asumo este cargo porque ellas confían en mí. Eso es una carga muy grande, para empezar. Pero luego tampoco era yo consciente cuando lo acepté. Aquí fui un poco tonta por pensar que sería todo más sencillo. Yo creía que estábamos ya en una época en la que si una mujer te pida cosas, no la iban a considerar una niñata. 

Se le ha atacado por todos los flancos. 

Se me ha insultado y tergiversado. FUTPRO ha sido la única institución que ha conseguido sacar pasta [a las organizaciones] para dársela a las futbolistas. Y aun así, la conclusión es que yo soy una vendida. Primero decían que yo era de la liga masculina y me había creado Javier Tebas. Después, resulta que soy de la Federación. Cuando a ti te venden ese discurso de que siempre detrás de una mujer tiene que haber un hombre, te frustra. ¿De verdad la gente no se cree que esto lo han creado las futbolistas y que cada decisión que se toma, la toman ellas y no yo?

Yo no tengo trapos sucios, pese a las coacciones y los intentos de intromisión en mi vida privada

Han 'hackeado' el teléfono de Jenni y a ustedes también les han atacado en busca de trapos sucios.

Cuando hablamos con Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, a raíz de lo de Jenni, hubo intentos de manipulación, de coacción y de intromisión en mi vida privada para sacar datos. Esa parte me hacía más gracia, porque la prensa está acostumbrada a que existan líderes que tienen cosas bajo la alfombra. Y yo lo único que tengo bajo la alfombra es que me gusta Harry Potter. Soy una ficha nueva en este mundo, yo no tengo trapos sucios. No los tengo. Esto a nivel personal lo gestiono, porque no me queda de otra. FUTPRO llega como algo nuevo que está tocando las narices mucho a todo el mundo, tanto a la Liga F como a la Federación o al CSD. Y eso no gusta. Y menos cuando somos un equipo de mujeres que está diciendo las cosas claras. Hablamos y actuamos, y eso no gusta. Hay muchísimas personas a las que estorbamos bastante. 

¿Se hace muy duro gestionar casos como los del Alhama o lo que le ha pasado a Jenni?

Mucho porque, aparte de todo, soy mujer. Yo veía a mis jugadoras del Alhama lo que sufrieron. Y yo sufría con ellas. Hablábamos horas y horas por teléfono y claro, ellas se desahogaban conmigo. Y obviamente yo encantada, pero me sentía impotente. Y con Jenni igual. Lo mismo. Me frustra pensar que nosotras creamos este sindicato para intentar cambiar cosas, y hay cosas que no podemos cambiar. Necesitamos que existan mujeres aliadas y aliados, feministas, en las infraestructuras que rodean el fútbol. Nada me frustraría más que sentirme con las manos atadas y que ni siquiera con un sindicato mayoritario pudiéramos cambiar esta estructura. Espero, de aquí a unos años, echar la vista atrás y reconocer que yo estuve en el lado correcto de la historia.