El rival de España en la final

Las claves de Inglaterra: una selección con 'sello Sarina'

De la apuesta en la infraestructura a los recursos en ataque, el análisis del rival de España en la final del Mundial

Ha sabido sobreponerse a la baja de tres de sus piezas clave: Williamson, Mead y Kirby

Sarina Wiegman, seleccionadora de Inglaterra.

Sarina Wiegman, seleccionadora de Inglaterra. / EFE

Maria Tikas / Borja Rodríguez

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La selección inglesa no se entiende sin Sarina Wiegman, capaz de transformar el potencial del talento de un país que siempre se había quedado a las puertas de todo en un éxito absoluto e histórico. Vigentes campeonas de Europa, las ‘Lionesses’ buscarán convertirse en un equipo leyenda si consiguen la doble corona en tan solo trece meses.

El inmenso trabajo realizado en los últimos años para crear una estructura profesional e idónea para el desarrollo del fútbol femenino está recogiendo sus frutos. Y lo que pasó el año pasado en la Eurocopa, seguramente el torneo de fútbol femenino mejor organizado de los últimos tiempos o incluso de la historia, no fue casualidad.

Invertir en las categorías inferiores, en el desarrollo de la estructura de los clubes, mejorando el día a día de las jugadoras. Pero también apostaron muy fuerte por Sarina, una seleccionadora que hizo campeona de Europa y subcampeona mundial a un combinado de Países Bajos que antes de su llegada jamás había llegado a pelear por un título, ni lo ha vuelto a hacer. Desde su llegada, las ‘Lionesses’ firman un estratosférico registro de dos finales, 30 victorias, 7 empates y una sola derrota, creando así una mentalidad ganadora que es una de las principales características de este grupo, el rival de España en la final del Mundial. 

1. Reinventarse tras la lesión de tres piezas clave

Antes de arrancar el Mundial, e incluso con los dos primeros partidos con víctoria por la mínima ante Haití y Dinamarca, había dudas con Inglaterra. Tres de sus piezas claves se perdían el torneo. La primera, su capitana: Leah Williamson, que se ropmió el ligamento cruzado anterior de la rodilla en abril. Fundamental por su jerarquía, liderazgo, salida de balón y organización del juego, también porque Sarina no tenía muchas más opciones en la posición de central zurda. La segunda, Beth Mead, máxima goleadora de la pasada Eurocopa y actual Balón de Plata. Y la tercera, Fran Kirby, diferencial en ataque. Tres bajas sensibles que se han notado en el juego del equipo, pero con cambios tácticos en algún caso, y con la profundidad de la plantilla en otros, Wiegman ha sabido reinventarse.

2. Cambio de sistema

Los dos primeros partidos mencionados de la fase de grupos sacaron a la luz varias carencias en la selección británica, como la falta de fluidez en el juego y la poca seguridad defensiva. Fue contra China cuando cambiaron a un 3-5-2 con Lucy Bronze y Rachel Daly de carrileras. Y reforzando la zaga con Jess Carter y Alex Greenwood como centrales en sistema de tres es cuando el equipo dio más sensación de equilibrio y seguridad. 

Pese a tener más posesión que el rival en todos los duelos, no se ha visto un dominio en el centro del campo que sí hubo en la Eurocopa. De hecho, Keira Walsh, Georgia Stanway y Ella Toone han tenido poco protagonismo.

3. Potencia ofensiva

Sin Mead, Kirby ni Ellen White, que se ha retirado, el tridente en semifinales estuvo formado por Ella Toone, Alessia Russo y Lauren Hemp. Una increíble capacidad ofensiva y con mucha pegada. Probablemente, el equipo con más recursos en ataque de todo el campeonato. Y en el caso de que ellas tres no funcionen, Sarina cuenta también con las alternativas la heroína de la final de la Eurocopa, Chloe Kelly, la prodigiosa Lauren James, que podrá volver a jugar después de ser sancionada con dos partidos tras autoexpulsarse en octavos de final, y la goleadora Bethany England.

4. Carácter competitivo

El gran quebradero de cabeza para los entrenadores rivales cuando plantean el partido. Ese gen competitivo en cualquier situación o contexto que se presente, que hace que nunca se vayan del encuentro, que se adapten, sobrevivan y acaben imponiéndose de una u otra forma. Pueden aplastar al rival por su capacidad atlética, ritmo o pegada, pero no se sienten incómodas cuando son dominadas, saben sufrir y castigar al contrario con el mínimo error. También les va bien que no pase nada y que todo se decida en una jugada aislada o a balón parado. Ganan con la experiencia de haber salido siempre adelante.

5. Unión del vestuario

Por último y no menos importante, la unión en el vestuario, tanto entre jugadoras como con la seleccionadora. Hacen actividades conjuntas en su tiempo libre, se admiran y se deshacen en elogios la una de la otra.

Y todas adoran a Sarina, que, al final, nada se entiende sin su sello.