Mundial femenino

Olga Carmona, ni flamenco ni natación, futbolista y heroína de España

La lateral volvió a la titularidad para suplir a la sancionada Oihane y propició la eliminación de Suecia en la semifinal

"Fue el gol de mi vida", asume la jugadora sevillana

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Olga Carmona: "Nunca había vivido algo así en el fútbol"

Olga Carmona: "Nunca había vivido algo así en el fútbol" / Pablo Garcia/RFEF

Maria Tikas

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Hay futbolistas que, cuando son señalados por el entrenador, se hunden. Es difícil recuperarlos, incluso. Hay otros u otras que, sin embargo, se arman de valor cuando tienen una mínima oportunidad y se empeñan en demostrar que solo tuvieron un mal día y que el técnico se equivocó al ‘castigarlos’. Olga Carmona (Sevilla, 2000) es del segundo grupo.

Fue una de las sacrificadas tras la derrota por goleada contra Japón, un partido en el que no se salvó nadie. En el siguiente duelo, contra Suiza, la primera eliminatoria, decidió Vilda prescindir de alguna de sus incondicionales, como Misa, Alexia, Esther y la propia Olga y le salió bien la jugada. Ni entró en el segundo tiempo. Sí lo hizo, no obstante, contra Países Bajos, para disputar toda la prórroga. Con la sanción de Oihane, la lateral sevillana regresó al once titular. Lo hizo, además, con el brazalete de capitana. Fue una de las mejores durante todo el partido y se convirtió en la heroína que mandó a España a la gran final de Sidney.

Probó suerte desde fuera del área en dos ocasiones, viendo que estaba resultando casi imposible derribar el muro sueco, y a la tercera fue la vencida. Cuando parecía que el partido se iba a la prórroga, la sevillana anotó el definitivo 2-1, solo 94 segundos después del empate de Rebeca Blomqvist, con un zapatazo a casi 80km/h, que dio primero a la madera y luego entró para desatar la euforia de un país entero y de unas compañeras que se abalanzaron sobre ella dejándola casi sin respiración. “Nunca he vivido algo así en el fútbol”, confesaba al término del encuentro.

Feliz

“Intenté ajustar un poco más porque las primeras se me habían ido. Fue el gol de mi vida”, explicaba. “Estoy muy ansiosa y feliz, tengo muchas ganas de que llegue la final y ojalá nos hagamos con el título”.

Terca y decicida. Como cuando era una niña, hace no mucho. Entonces no le preocupaba el cómo tenía que darle para ajustar el tiro. Su batalla personal era otra: que le dejasen jugar al fútbol como a sus hermanos, a los que acompañaba a los entrenamientos, en vez de obligarla a ir a clases de flamenco, primero, y de natación, después. Acabó ganando el pulso como lo hizo en el Eden Park de Auckland.

Mereció la pena

No tuvo tiempo, porque sus compañeras, que mantuvieron esa montaña humana durante largos segundos, se lo impidieron. Besó la muñeca donde luce un tatuaje con su madre. Las dedicatorias son para ella.

Olga Carmona está viviendo un sueño, como todas las jugadoras que representan a España en el Mundial. Ella es de las jóvenes que ha crecido con el camino marcado y que aprende de las veteranas. Esta Copa del Mundo le hacía especial ilusión, porque ya se perdió, por la pandemia, la sub-20 que debió celebrarse hace tres años en Costa Rica.

“Todo pasa por algo, dicen”. Y quizás su momento es este.