Historia EL PERIÓDICO

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Mundial femenino

El plan de renacimiento de Cata Coll: nutricionista, psicólogo y entrenamientos en días libres

La guardameta aterrizó en Nueva Zelanda habiendo disputado 196 minutos esta temporada, tras un año fuera por lesión, y se ha hecho dueña de la portería de España en el Mundial

Ha trabajado con nutricionista, psicólogo y ha estado entrenando en los días libres

Cata Coll.

Cata Coll.

Maria Tikas

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Cuando su representante, Carlota Planas, le dijo en diciembre “vas a jugar el Mundial”, Cata Coll se rio, como hace siempre, y le contestó: "¿Qué dices? ¿Estás loca?”. Llevaba diez meses sin jugar, por esa ‘maldita’ lesión que ya es una pesadilla en el fútbol femenino, la rotura del ligamento cruzado anterior. Terminaba contrato con el FC Barcelona en junio y su futuro era toda una incógnita. Sandra Paños estaba cuajando una gran temporada, Gemma Font cumplía con creces como suplente y en la selección Misa Rodríguez se había adueñado de la portería. Aunque estaba en la recta final del proceso de recuperación, que se alargó hasta marzo, no sabía ni cuándo ni, sobre todo, cómo iba a volver.

Fue entonces cuando, en una cafetería de Sant Joan Despí, cerca de la Ciudad Deportiva del club azulgrana, Carlota le dijo: “¿Tú qué quieres?”. “¿Yo? Ser la primera portera del Barça y de la selección”, respondió Cata. “Pues es ahora o nunca”. Y trazaron un plan juntas. 

Paso a paso

Es difícil motivar a una futbolista en un momento en el que sabe que no va a jugar casi nada con su equipo. Ni la Liga, casi, ni mucho menos la Champions, que ya eran tiempos de cuartos de final. Si se ponía un objetivo a largo plazo iba a perder el foco. Era un plan de pequeños objetivos. De ir paso a paso para llegar a la meta final. Primero, la renovación con el Barcelona, que llegó en el mejor momento y supuso un chute de confianza. “Cuando me dijeron ‘te queremos renovar, te queremos aquí’, y todavía no había vuelto, vi que apostaban por mí, que querían que me quedase y eso significaba algo”, contaba hace unos días la guardameta en una entrevista, “tenía que trabajar duro para devolverles la confianza”.

Trabajo invisible

Fue clave, para el Barça, ver a una Cata con más ambición y ganas de ganarse el puesto que nunca. “Empezó a cuidar la alimentación, con un nutricionista, a trabajar la mente con la ayuda de un psicólogo, a entrenar en los días libres... Básicamente, a trabajar para controlar todo lo que está en sus manos”, explica Carlota, “porque, al final, la decisión de un entrenador no la pueden controlar”.

El 17 de marzo volvió a jugar. Disputó unos minutos contra el Valencia. Más tarde completó dos partidos enteros, contra el Alhama y el Sporting Huelva. Y, con 196 minutos jugados en toda la temporada, llegó la llamada de Jorge Vilda, que ya la conocía bien de las categorías inferiores -con la sub-17 fue campeona del Mundo y de Europa en 2018 y Guante de Oro-.

Paso adelante

Cata aterrizó en Nueva Zelanda asumiendo que no iba a jugar, que estaba por detrás de Misa Rodríguez, junto con Enith Salón, y se lo tomaba como “una pretemporada personal para llegar a tope al Barça”. 

Hasta que, de la noche a la mañana, un día cambió todo. Sin avisar a nadie, ni a ninguna de las implicadas, Jorge Vilda decidió hacer un cambio en la portería para el duelo contra Suiza. Cata Coll debutaba con la absoluta y lo hacía a lo grande, en los octavos de final de un Mundial.

Encajó un gol en propia -golazo- de Laia Codina, que no se fijó que estaba demasiado adelantada. Lejos de hundirse, y en el día de su debut, sacó todo su carácter y protagonizó una gran actuación bajo palos, que se repitió contra Países Bajos, en cuartos, y contra Suecia, en semifinales. Contra las escandinavas, de hecho, fue una de las grandes protagonistas. Pues sacó su mano salvadora en tres ocasiones para evitar un desenlace muy diferente. Y Carlota la ve en la televisión y se emociona, como si de una hija se tratase. "¡El plan, eh!", le dice la guardameta.

Cuando Cata se dedica a jugar el balón con los pies ante la presión de una delantera rival y regatearla, puede llegar a desquiciar a los que no la conocen. Los que sí, sabemos que lo ha hecho siempre, que ella está muy tranquila y segura, y que lo seguirá haciendo, “por supuesto”.