La final de Sevilla

Mónica Marchante.

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 A medida que se acerca la final de Sevilla son cada vez más opuestas las dos formas de acercarse al título de Campeón de Copa. Pamplona y Navarra entera llevan semanas canalizando una ilusión que se desbordará el sábado por las calles de Sevilla.Desde el 4 de abril, cuando Osasuna superaba la semifinal frente al Athletic, el club ha sabido ir dosificando la emotividad de la cita con actos durante estos días que han ido cargando la mochila de ilusión de los rojillos.

Primero fue la presentación de la camiseta de la final, clásica y roja, como no podía ser de otra manera, y con la frase “Osasuna es alma, alma y más alma” pegada al corazón, como el de Michael Robinson, su autor, ligado para siempre a Osasuna. La campaña “Cuestión de alma” ya ha ganado, hace días que la camiseta se ha agotado en comercios y online.

Hace una semana El Sadar volvió a cargar el tanque de emociones, con el homenaje que el club hizo a los jugadores rojilllos que jugaron la final de Copa del 2005. Qué bonito ver la emoción y el agradecimiento de los Milosevic, Pablo García, Cruchaga, Valdo o Iván Rosado. Qué emocionante el abrazo de Webó y Chimmy Ávila.Y esa joya que Osasuna tiene en el banquillo, Jagoba Arrasate juntando a todos como si quisiera sumar la energía de los de aquella final y los de ésta.

Mientras tanto, en Madrid, la final es la ocasión de levantar un título, sí. Pero también la presión de no poder fallar, y menos a tres días de enfrentar la ida del mayor reto de la temporada, cargarse al Manchester City en busca de la final de la Champions.

El Real Madrid es el equipo más letal que conozco cuando huele título. No juega las finales, las gana. Pero este año ya falló en Riad y frente a su gran rival. Ancelotti sabe que no le alcanzará siquiera la Copa para seguir en el banquillo, pero también que si perdiera contra Osasuna, la previa del City iba a resultar insoportable.

Dos aproximaciones al día que mejor representa la gran fiesta del fútbol radicalmente opuestas. Eso sí, ninguna de ellas asegura nada, ni victoria ni derrota. Lo único que valdrá para ganar será saber competir mejor que el rival.

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