La industria del deporte

Apunt€s de la Kings League para no despistarse

Kings League: partidos, equipos clasificados y jugadores, en directo

Un 'streamer' en la Kings League

Un 'streamer' en la Kings League

Marc Menchén

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Hoy se disputa la Final Four de la Kings League, en un Spotify Camp Nou que acogerá a más de 75.000 personas. Sólo puede calificarse de rotundo éxito en cuanto a encaje de la oferta dentro del competido mundo del entretenimiento. Es un claro ejemplo de que, cuando hablamos de ampliar el público joven en la industria del deporte, las soluciones no pasan por cambios de formato o reglas de las competiciones existentes. El ganador de esta primera edición lo sabremos esta noche, pero Kosmos ya lo ha sido con la ejecución de la idea. 

Su reto será ahora mantener el hype con las versiones femenina e infantil, pero sobre todo con las segundas ediciones. El Mundial de Globos, que arrasó en su primera cita y pasó muy inadvertido al año siguiente, es una muestra de que la dificultad inicial es grande, pero la de mantenerse en el top of mind de los consumidores después aun más. La recurrencia, que alarga la vida del producto.

Cercanía de los jugadores

Dicho esto, creo que estos tres meses de competición en el Cupra Arena dejan una serie de buenas ideas y formas distintas de hacer a las que el deporte tradicional podría prestar atención para cautivar a los más jóvenes. La cercanía de los jugadores con los aficionados y prestándose a todo tipo de activaciones para los patrocinadores; hacer partícipe a la audiencia de algunas decisiones; crear acciones para marcas como Infojob muy orientadas a la recolección de datos para que el patrocinio sea a cambio de leads y no de branding...

En el camino inverso, la Kings League no debería contraponerse en exceso a un producto que se ha mostrado consistente durante décadas. Y eso es lo que realmente tiene valor y garantiza la sostenibilidad a largo plazo. Los eSports saben algo de eso.

El reto de la monetización

Sin entrar a juzgar el nivel futbolístico, los riesgos son claros. Los aficionados de la Kings League no lo son de un equipo realmente; siguen al presidente/streamer al que venían siguiendo y se mueven en función de eso. ¿El riesgo? Que los creadores de contenido más potentes vendan su plaza o desistan de continuar ligados al proyecto. Si la marca dominante es Kings League, ningún problema, pero hoy la fortaleza de los equipos y la competición reside en sus presidentes y no en los futbolistas, una variable arriesgada. 

Y está el reto de la monetización. El deporte genera ingresos por televisión, taquilla y comercial. Sobre las retransmisiones, los deportes electrónicos llevan cinco años viendo la dificultad de cobrar por el streaming entre un público eminentemente joven que consume en plataformas gratuitas como Twitch o TikTok. Sobre la taquilla, todo el torneo se ha jugado a puerta cerrada y el Camp Nou se llenará con entradas de entre 15 euros y 50 euros. Comercialmente es donde ya se mueven con cifras que superan a ligas como Asobal o LNFS. 

Dorna Sports, un negocio más cerca de los 500 millones

Las grandes series internacionales están entre las competiciones deportivas que más han sufrido en los últimos años. A las restricciones de aforo en los recintos, gigantes como Fórmula 1 y MotoGP también han tenido que asumir los sobrecostes energéticos y logísticos provocados por la pandemia y la guerra en Ucrania. Y aun así, hoy los dos gestores de las pruebas reinas del motorsport pueden decir que salen del periodo pandémico con mucha fuerza. Hasta el punto de que Enrique Aldama, director de operaciones de Dorna Sports, explicaba esta semana en 2Playbook que la facturación para este 2023 podría alcanzar ya los 480 millones de euros si se cumplen sus previsiones. Además, volviendo a beneficios tras haber resistido y mantenido la ejecución de todas sus competiciones además de MotoGP, pese a asumir unas pérdidas de unos 150 millones de euros durante la pandemia.

Dorna Sports, uno de los grandes éxitos del deporte español, lleva años trabajando en la diversificación. El Mundial de motos ha estado históricamente muy centrado en Europa, con España e Italia como epicentros, pero este año Asia aumentará mucho su protagonismo y no es descartable que lo siga haciendo a futuro. Y Latinoamérica podría ser lo siguiente. En una competición donde se hibridan intereses deportivos con los comerciales de los fabricantes, crecer allí donde se compran muchas motos es lo natural. Y también es donde hay países y entes turísticos dispuestos a pagar lo que Europa no puede asumir.