Accidentada final en Saint-Denis
Francia evita la autocrítica y denuncia el “fraude masivo de entradas falsas” del Liverpool en la final de Champions
Las autoridades galas atribuyen el caos en la final de la Champions a “más de un 70%” de aficionados del Liverpool con billetes falsificados y piden una investigación “muy detallada” a la UEFA
Mínima autocrítica por parte de las autoridades francesas. La ministra de Deportes, el del Interior, la UEFA y la Federación Francesa de Fútbol se reunieron este lunes en París para analizar los motivos del caos en las horas previas a la final de la Liga de Campeones celebrada en Saint-Denis, en la periferia norte de la capital francesa. Tras el bochorno del sábado —un partido que empezó con más de media hora de retraso, avalanchas humanas, aficionados saltando vallas e intentando colarse y la policía lanzando gases lacrimógenos—, ha llegado el momento de dar explicaciones. Sin embargo, los ministros dieron la impresión de que ni ellos mismos saben los motivos exactos de lo ocurrido.
“Hemos pedido una investigación muy detallada a la UEFA para saber lo que sucedió”, aseguró la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, en la rueda de prensa posterior a la reunión. Aunque los dirigentes no ofrecieron una descripción detallada sobre lo sucedido ni las causas, sí que coincidieron en designar el origen del mal: las entradas falsas.
“Hubo un fraude masivo, industrial y organizado de entradas falsas”, dijo el ministro del Interior, Gérald Darmanin. “Entre 30.000 y 40.000 aficionados ingleses se presentaron sin entradas o con entradas falsas”, añadió, dando por buena la versión de la UEFA, pero contestada por el equipo "red", el Gobierno británico, así como numerosos periodistas y testimonios presentes en los alrededores del Stade de France.
“Más de 70% de entradas falsas”
Incluso Darmanin se aventuró a dar la cifra de “más de 70% de entradas falsas”. Si esto fuera cierto, significaría que unos 40.000 hinchas ingleses intentaron colarse al estadio con billetes falsificados adquiridos en la reventa u de otras formas. Pero como el ministro no dio más detalles sobre esta elevadísima cifra, resulta difícil no dudar sobre su veracidad. ¿Pudieron venderse tantos billetes falsos en la reventa, cuyos precios resultan astronómicos? ¿Quién está detrás de esta estafa “masiva” e “industrial”? ¿O en realidad el ministro se equivocó y dio un dato inexacto? ¿Incluso mintió para echar balones fuera tras el ridículo hecho por el país que debe organizar los Juegos Olímpicos de 2024? Numerosos interrogantes prevalecen cerca de 48 horas después de la caótica final.
“No hubo un fraude a gran escala de entradas falsas. Hubo bastante pocos revendedores en París y en los alrededores del Stade de France durante el día del partido, eran las proporciones habituales en una final de este tipo. La cifra de entre 30.000 y 40.000 aficionados con entradas falsas me parece delirante”, ha respondido Ronan Evain, director general de la asociación Football Supporters Europe, presente en el estadio para una tarea de observación para la UEFA.
“Debemos mejorar”
Otro de los motivos de peso sobre los incidentes del sábado fue la escasa organización de la Federación Francesa de Fútbol que ofreció pocas indicaciones a los hinchas ingleses en su llegada en transporte público al Stade de France, lo que favoreció que estos se acumularan en una única puerta de acceso y así se formaron colas interminables, hasta el punto que terminó disolviéndose uno de los cordones de seguridad y se cerró una de las puertas de acceso. A eso se le sumaron grupos de jóvenes franceses y migrantes que se dedicaron a liarla, robar a los hinchas e intentaron colarse al estadio. Actualmente, solo hay 15 detenidos por los incidentes ocurridos, ninguno de ellos británico.
“Que este partido se organizara en el Stade de France fue una decisión tomada hace apenas tres meses —inicialmente estaba previsto en San Petersburgo, pero la sede cambió por la invasión de Ucrania—. Normalmente, se necesitan entre doce y dieciocho meses para organizar un partido de esta dimensión”, se defendió Darmanin, quien se mostró especialmente crítico con los hinchas ingleses e incluso reprochó al entrenador Jürgen Klopp de haberlos envalentonado a venir a París aunque no tuvieran entrada.
Más conciliadora se mostró la ministra de Deportes, que debe gestionar este fiasco diez días después de su nombramiento. “Debemos mejorar en la organización de los partidos de riesgo”, declaró Oudéa-Castéra, tras una temporada marcada por los numerosos incidentes en los campos de fútbol en Francia. Reconoció un funcionamiento mejorable en “la gestión de los flujos en la salida de los transportes públicos” o en “el filtrado de aficionados”. También anunció una indemnización para los 2.700 aficionados del Liverpool que no pudieron entrar al estadio a pesar de disponer de una entrada legal, y que encima muchos de ellos fueron gaseados por la policía. Sin duda, las principales víctimas de una caótica final que sacude el gobierno de Emmanuel Macron en pleno periodo electoral y amenaza con tensar las convulsas relaciones entre París y Londres.
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