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ITALIA 1 - 1 INGLATERRA

Italia conquista la Eurocopa y castiga la cobardía de Inglaterra

Marcos López

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De prórroga en prórroga. Y de penalti en penalti. Italia se proclamó campeona de Europa condenando el fútbol tacaño, indigno y mísero que pregonó Southgate, capaz de hacer dos cambios (Sancho Y Rashford) para tirar los penaltis decisivos. Fríos como estaban, ambos erraron, quedando la responsabilidad del quinto y decisivo lanzamiento para Saka, un niño de 19 años, que también se estrelló ante el gigante Donnarumma.

Wembley quedó en silencio, aturdido y desconcertado porque Inglaterra fue un drama de equipo, incapaz de mantener su ventaja inicial que le daba el título. O eso creía. Mancini se salió con la suya, cimentado en las maravillosas manos del meta del Milan, que podría ser ahora del Paris SG. 

Y eso que Italia llegó inicialmente tarde a Wembley. No sabía que el partido empezaba a las nueve. Lo sabía, pero se olvidó. Lo que desconocía es el plan urdido por Southgate, quien tomó buena nota de la hoja de ruta con la que Luis Enrique también desarboló a Mancini, más allá de que los penaltis indicaran lo contrario.

Tan descuidada estaba  la squadra azzurra que un córner a favor, regalado por un torpe pase atrás de Maguire, un central con pies de madera, sería el prólogo del gol más rápido en la historia de las finales de la Eurocopa. Ni dos minutos necesitó Inglaterra para provocar un terremoto en Wembley y devolver al país que inventó el fútbol el orgullo perdido tras más de medio siglo de terrible viaje por la nada. 

En tan solo 117 segundos, el balón transitó del flanco izquierdo de la defensa inglesa al costado diestro donde se conectaron los laterales. Otro premio para el formato empleado por Southgate, que recurrió a una línea de tres centrales (Walker, Stones y Maguire) para desarbolar a una sorprendida Italia. El balón transitó rápido de punta a punta del campo sin que Mancini pudiera anticipar la dimensión de la catástrofe. El desorden defensivo de los soldados de Mancio, así llaman en su país al seleccionador, contribuyó al caos.

Italia llegó tarde a Wembley, pero a tiempo

De pronto, Kane, un nueve con aire benzemesco (baja, recibe, abandona el área, emprende excursiones que despistaron a Bonucci y Chiellini, tal si fuera Dani Olmo en la semifinal con España), conectó las líneas inglesas para firmar un monumental gol.

Monumental en la gestación y, por supuesto, en la ejecución. Con la red de ls tres centrales tendida atrás para proteger a Pickford, volaron los laterales por la pradera de Wembley, cohesionados por el pase preciso de Kane. Trippier cabalgó por la derecha, justo antes de servir un preciso y envenenado centro. Al otro lado, con toda la línea defensiva pendiente de la pelota y no del rival, llegó Shaw para enganchar un zurdazo como quien va pegando patadas a piedras por la calle. El cuero, escupido por el pie izquierdo del defensa del United, rebotó en el césped antes de burlarse del gigantesco cuerpo de Donnarumma. 

Confirmado. Italia llegó tarde a Wembley. Y de lateral a lateral transitó el balón para que Inglaterra obtuviera el botín que llevaba más de 55 años esperando, mientras la selección de Mancini entró en depresión. Necesitó media hora para escapar del diván de Wembley, espoleada por Chiesa, ese delantero de la Juventus, capaz de sobrevivir a los paisajes más tenebrosos.

Tiene vida propia y no necesita sentirse arropado para generar peligro en una primera mitad en la que Italia tuvo el balón (62% de posesión) y se lo pasó mucho más que los ingleses (323 frente a 179 en los 45 minutos iniciales), pero era todo extremadamente inocuo. Ni un disparo a puerta, ahogados por ese cárcel que suponía tener delante a Phillips y Rice, dos tipos que tienen el Google maps del partido en sus cerebros. Además, Southgate no tuvo vergüenza alguna en replegar, bloque bajo dicen ahora los expertos, a su equipo ante las narices de Pickford. O sea, colocó un autobús de toda la vida, con un 5-4-1, estando Kane, el exquisito Kane, a tan solo 35 metros de su portero.

Aunque fuera por la inercia (parecían los ingleses maestros del ‘catenaccio’), Italia empezó a instalarse en el campo contrario. Mancini movió el banquillo con dos cambios. Nada cambió. El mundo al revés. A la hora de partido, Inglaterra era, en realidad, la réplica de la vieja Italia. ¿El balón? Ni lo querían. ¡Para qué! Mejor defenderse, pensaba Southgate, amparado, además, en esas manos de acero que posee Pickford. Esa poderosa mano izquierda que frustró un sensacional disparo de Chiesa, empeñado como estaba éste en mantener con vida a Italia.

Cuando respiraba, aunque fuera con oxígeno artificial, topaba con el meta del Everton, hasta que una acción a balón parado desnudó a Inglaterra. Parece mentira, pero un córner italiano, empujado por millones de tifosi, permitió a Bonucci subirse en la valla publicitaria de Wembley para festejar el tanto del empate. Aunque Chiellini, otra ‘vaca sagrada’, instalado en el área pequeña inglesa provocó el desorden necesario para que su socio Bonucci se llevara la gloria del gol después de que el cabezazo previo de Verratti lo repeliera la madera. Pero un central, con olfato de nueve, rubricó el 1-1.

Chiesa al mando

Esa reacción de Italia solo se entiende por la cantidad de Chiesas que habitaban en el cuerpo de Federico, hasta que su tobillo derecho se dobló. Se marchó lesionado, con lágrimas en los ojos, dejando a la squadra azzurra húerfana. Inglaterra, tras el tanto de Shaw, se abandonó a la cobardía dejando un rastro de tristeza. ¿De qué sirve tener tan buenos jugadores si luego los envías como única misión a proteger la casa de Pickford?

Por eso, se castigó la cobardía de Southgate, seleccionador que escogió la vía de la racanería, que demandó el camino de los tres centrales para construir una tradicional línea de cuatro defensas, sostenido por Pickford, capaz de parar hasta dándose la vuelta al balón. Enfadado como andaba el portero inglés, desgañitándose en cada jugada, quejándose de todo y de todos. Especialmente de sus compañeros de equipo. Y eso que tuvo la fortuna de la ausencia de Chiesa, el alma ofensiva italiana, mientras Pickford seguía dejando paradas extrañas y singulares, aunque llenas de eficacia.

Y tras más de 100 minutos de no emitir noticias ofensivas, Inglaterra despertó. Tenía la pelota y tenía el dominio ya que Italia estaba agotada, pero el cemento chiellinístico era más de media vida en la prórroga, perdonándole el árbitro la tarjeta roja a Jorginho tras una terrible entrada a Grealish. ¿Y la gestión de partido de Southgate? De mal en peor, agotando los dos cambios que le quedaban en el último minuto de la prórroga para que Sancho y Rashford, a quien confinó como improvisado lateral derecho, tiraran solo los penaltis. Ambos fallaron y también Saka para que Donnarumma se convirtiera en el héroe de Italia dándole la Eurocopa que tenía perdida desde el inicio. Al final, sí llegó a tiempo.

FICHA DEL ITALIA-INGLATERRA (1-1)

Italia: Donnarumma (9), Di Lorenzo  (4), Bonucci (8), Chiellini (8), Emerson (5), Barella (4), Jorginho (6), Verratti (6), Chiesa (8), Immobile (4) e Insigne (6). 

Entrenador: Roberto Mancini (8)

Cambios: Cristante (5) por Barella (m. 54); Berardi (5) por Immobile (m. 54); Bernardeschi (s.c.) por Chiesa (m. 85);  Belotti (s.c.) por Insigne (m. 91); Locatelli (s.c.) por Verratti (m. 96); Florenzi (s.c.) por Emerson (m. 118)

Inglaterra: Pickford (7), Walker (7), Stones (6), Maguire (5), Trippier (6), Shaw (8), Phillips (7), Rice (6), Mount (5), Kane (6) y Sterling (5),

Entrenador: Gareth Southgate (5)

Cambios: Saka (5) por Trippier (m. 70); Henderson (4) por Rice (m. 74); Grealish (6) por Mount (m. 99);  Sancho (s.c.) por Walker (m. 120); Rashford (s.c.) por Henderson (m. 120).  

Goles: 0- 1 (m. 2), Shaw; 1-1, (m. 67) Bonucci; 

Árbitro: Björn Kuipers, neerlandés (6)

Tarjetas amarillas: Barella (m. 48); Bonucci (m. 55); Insigne (m. 84); Chiellini (m. 90 +6); Maguire (m. 106); Jorginho (m 114)

Estadio: Wembley.

Espectadores: 65.000.

TANDA DE PENALTIS

Berardi: 1-0

Kane: 1-1

Belotti: 1-1, para Pickford

Maguire: 1-2

Bonucci: 2-2

Rashford: 2-2, al poste 

Bernardeschi: 3-2

Sancho: 3-2, para Donnarumma

Jorginho: 3-2, para Pickford, poste

Saka: 3-2, para Donnarumma