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BARÇA 1 - 3 MADRID

El VAR no falla en el clásico

La jugada de Sergio Ramos en el area azulgrana revisada por VAR.

La jugada de Sergio Ramos en el area azulgrana revisada por VAR. / periodico

Joan Domènech

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El primer clásico con VAR decretó <strong>un penalti a favor del Barça</strong> y en el primer clásico sin público volvió a intervenir el VAR para darle uno al Madrid. He ahí el último elemento incorporado al gran duelo para decidirlo cuando los futbolistas son incapaces de hacerlo con sus aciertos, que ya está un árbitro asistente ante el televisor para castigarlos por sus errores.

Lo cometió Clément Lenglet por agarrar a Ramos, no tanto por evitar que rematara, para molestarle en su intento de cabecear o como reacción instintiva a un empujón previo del defensa blanco, según la versión azulgrana.

No, el error de Lenglet es coger de la camiseta al capitán del Madrid, olvidando que existen las cámaras que todo lo ven, el rival es el Madrid y es notoria entre la opinión pública la buena conexión entre los equipados de blanco y los de negro. Aparte de que Lenglet debería saber que un despiste como ese, un mínimo detalle, basta para pintar el resultado.

Un punto de nueve

Se quedó sin él el Barça, que suma un punto de los nueve últimos. Se quedó sin él Koeman en su primer clásico como entrenador, mientras Zidane se marchaba del Camp Nou invicto como en todos los anteriores, para que el silencio del coliseo azulgrana se extienda hasta Valdebebas y se extingan las críticas a su discutida gestión. Nada mejor que un triunfo en el Camp Nou para acallar los monumentales fiascos con los que se presentaba.

El penalti desnortó al Barça, que perdió la cabeza, incapaz de asumir ese contratiempo. El primero, a los 5 minutos, en un error más garrafal pero colectivo, lo reparó pronto para restablecer la igualdad en el marcador y recuperar el pulso. Para el segundo, aunque tenía media hora de tiempo, careció de temple para concentrarse de nuevo en la faena. Sobre todo, porque los azulgranas estaban quejosos de que Martínez Munuera no hubiera sido llamado a consultas por uno de Casemiro a Messi.

De Jong acaba de lateral

Koeman tiró por la vía de las urgencias metiendo delanteros sin parar al ver que no promovería la reacción de sus hombres por la vía de la cordura. A todos los de la plantilla. Incluso metió a Braithwaite por Alba, enviando a De Jong al lateral izquierdo.

A Koeman le interesó entonces el correcalles inicial, la ida y vuelta con que había empezado hora y media antes el histórico clásico. Urgía el gol, la apuesta ciega, a riesgo de que el Madrid disfrutara de todas las ocasiones que no había tenido hasta entonces para certificar el triunfo. Aguantaba el empate, conforme y satisfecho, viniendo de dos ridículos ante el Cádiz y el Shakhtar Donetz. "Me da igual perder por 1-2 que por 1-3", admitió luego Koeman de su tardía y vehemente intervención.

"Me da igual perder por 1-2 que por 1-3", dijo Koeman de su vehemente apuesta con el triple cambio 

El clásico agitó a la millonaria audiencia, confinada a verlo en casa, despojado del índice pasional que aporta el público y al que echó de menos el Barça en su condición de local para reaccionar en el tramo final. En este sentido, nada lo diferenció del choque ante el Ferencvaros. Total, el rival iba de blanco. Faltó el público, pero no faltó el VAR.

No había ningún elemento propio del choque cumbre, tan solo el audio enlatado de cánticos. Hasta la luz vespertina ofende en un duelo que exige jugarse bajo los focos. Los focos eran virtuales, porque nunca faltan en un Barça-Madrid, sea de altos vuelos o anémico, como el clásico pandemizado, histórico por solitario, y salpicado de debutantes entre los barcelonistas.

Pedri, con chófer a la titularidad

Pedri por Griezmann y Sergiño Dest en la derecha, que para eso se le fichó, para ser el lateral diestro, eran dos de ellos. Recuperado Alba, Dest  ocupó el lugar que le corresponde, con lo que a Sergi Roberto le ha salido un grano. Pedri no llegó en taxi al campo, sino con chófer, como un señor, sin que eso fuera una señal de sutitularidad sino una corrección del club.

La intervención previa de Koeman implicó cambios tácticos. Messi ejerció de mediapunta, por detrás de Fati, el falso nueve, pero no retrocedió en el repliegue con lo que, de hecho, el Barça estuvo en inferioridad cuando el Madrid tenía el balón.

No corrió para atrás Messi, pero tampoco lo hizo Busquets, y eso es peor, en el 0-1. Con la posesión, Messi igualaba fuerzas. A su ritmo y a su aire, disimulando  como lateral izquierdo, lanzó su típico pase a Alba que remachó Fati, el infaible Fati, apuntándose otro récord: el goleador más joven, claro, del clásico. El futuro al que se agarra el Barça.

FICHA DEL PARTIDO

FC BARCELONA: 1