EL VERDUGO BLANCO

El triplete de Lauti

Luis Suárez celebra a lo grande el nacimiento de su tercer hijo a partir de un penalti histórico: el primero del VAR en un clásico

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Joan Domènech

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Un clásico histórico. Después de ochenta y pico años de duelos de todos los colores, todavía hay margen para que haya partidos únicos. Para que haya una primera vez. Que lo fue para Lenglet y Arthur, debutantes. Para Arturo Vidal, que se reencarnó en Iván Iglesias (93-94) y en Jeffren Suárez (10-11), autores del quinto gol que completaba la mano endosada al Madrid. Para el VAR, que se estrenó en la cita máxima de la Liga. Para Lautaro, el tercer hijo de Suárez, el único que no se enteró de nada.

No fue histórico por la manita. Por el manotazo que va a despedir al pobre Julen Lopetegui, cuya situación se volvió insalvable. Nunca se le dio bien el Camp Nou. Ni siquiera como barcelonista en su etapa como portero. Revivió el entrenador del Madrid todas las pesadillas en el 5-1 que le condena sin misericordia por el pobre papel, pobrísimo, de sus jugadores, que aparecieron en el campo con la derrota pintada en la cara.

No hay mal...

Lauti, el diminutivo de Lautaro, será el nombre histórico que acompañe la mano del 2018. Su padre había preparado la cita a conciencia. Muy a su pesar, dispuso de más tiempo. No hubo mal que por bien no venga. Había deseado marcar el miércoles, ante el Inter en la Champions, para que toda Europa supiera de su existencia, aunque había nacido un día antes y el acontecimiento fue convenientemente difundido por la familia.

Ante el Madrid, lo supo todo el mundo. Por la exhibición de la camiseta del feliz Lucho y porque el padre repitió goles. Tres. Un triplete para Lauti y para todos los culés. Y para los madridistas, aunque el uruguayo fue comprensivo «por la situación difícil» de los rivales a los que mortificó.

Con Benjamín y Delfina

Entre Suárez y los demás hicieron olvidar de nuevo que faltaba Messi. Pero ellos y la grada echaron de menos al astro, soñando con lo que habría llegado a suceder con el 10 en el campo. «Es un plus tener al mejor jugador del mundo. A pesar de que se dijeron muchas cosas tras la falta de Leo, se demostró que somos un gran equipo y tenemos un grandísimo entrenador», reivindicó el goleador, que celebró el tercer gol con Benjamín Delfina, los dos primeros hijos, que estaban en la primera fila de la grada. La niña saltó luego al césped nada más acabar el partido. A Luis se le cayó la baba al verla y la pelota de las manos.

Todo había empezado con un penalti. De las decenas que se han visto en los clásicos, que era real o ficticio a través del cristal del que se mirara. Pero lo miraron dos árbitros. El del campo, Sánchez Martínez, y el del VAR, Hernández Hernández, célebre por el gol de Suárez que no vio en el campo del Betis.

El VAR está cambiando la historia del Madrid. No para de darle disgustos. Las cámaras denunciaron el penalti de Varane a Suárez en contra que el árbitro no señalaba. Igual que la semana pasada, en la lacerante derrota ante el Levante. El VAR convirtió en penalti unas manos que el árbitro señalaba fuera del área y el VAR anuló un gol del Madrid que el árbitro daba por bueno. Suárez agarró el balón y una hora después se lo llevó a casa. Para Lauti.