UN CAMPEÓN DEL SNOWBOARDCROS

Regino Hernández, un año después de la medalla olímpica que no le cambió

El 'rider' valora que el snowboard sea más conocido ahora y arrastre a más practicantes

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Joan Carles Armengol

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Ha pasado ya más de un año desde aquel 15 de febrero del 2018 y, para él, parece que fue ayer, prácticamente. "Desde luego, no parece que hayan pasado más de 12 meses, lo recuerdo todo muy cerca", explica Regino Hernández. Este ceutí criado en Mijas (Málaga) y afincado ahora en Madrid, característico con su larga barba y melenas, fue al autor de la gran sorpresa en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pieonchang (Corea del Sur), cuando en el Phoenix Park se colgó la medalla de bronce en una prueba de tabla de nieve tan espectacular como difícil, el snowboardcros.

Era la tercera medalla histórica de los deportes de invierno españoles, equiparable en lo sorprendente con el legendario oro de Paquito Fernández Ochoa en el eslalon de Sapporo 1972. Luego llegó el bronce de su hermana Blanca en eslalon en Albertville 1992, y en Corea, hace un año, otro Fernández, Javier, redondeó en patinaje artístico el póquer de podios españoles en Juegos de Invierno. Y Regino forma parte de esta selecta baraja.

"El bronce de Corea no me ha cambiado en nada, yo soy igual que siempre", asegura el 'rider' desde Baqueira Beret, donde este fin de semana está disputando la penúltima prueba de la Copa del Mundo de la especialidad, acompañado de su inseparable Lucas Eguibar, con quien logró la medalla de plata por equipos en el Mundial de Sierra Nevada de hace dos años.

Competir en nieve conocida le sienta bien a Regino, ya que su único podio (un bronce) en Copa del Mundo le llegó en La Molina en el 2014. Sigue siendo el mismo de entonces, o de Sierra Nevada, o de Corea. "Yo no voy  a cambiar, eso está claro, estoy actuando de la misma manera que siempre", se reafirma Regino, que sin embargo valora, y mucho, su medalla, no solo por haber enriquecido su ya dilatado historial (ha estado en tres Juegos y cinco Mundiales) sino porque así ha ayudado a promover el snowboard en España.

"Mi medalla ha hecho que el snowboardcros sea mucho más conocido por la gente a pie, y también que los medios hablen más de él. Ahora se nota que hay muchos más practicantes. De hecho, ya hace unos años que el snowboard está en auge, y a ello ayuda mucho la Copa de España Movistar, que el pasado fin de semana reunió en Baqueira Beret a más de 120 corredores", explica Regino, con el recuerdo aún fresco de aquella magnífica tercera posición olímpica.

Barba, promesas y tatuajes

Se acuerda de la dedicatoria a su fallecido entrenador Israel Planas, a Ángel -un amigo fallecido cuatro años antes en Sierra Nevada (llevó un casco con el ocho en números romanos como homenaje)-, se acuerda de que aún no conocía a su sobrina, que tenía entonces un mes, y se acuerda perfectamente de que cumplió la única promesa que hizo: tatuarse en la pierna la cara de su 'skiman' (preparador del material), Luca Trionte, al igual que hizo él con la cara de Regino. "Las promesas están para cumplirlas, y llevo tatuada su cara", afirma Regino, que no es tan fan de los tatuajes como Eguibar, que ya lleva más de 30 en su trabajado cuerpo.

Regino, como ha dicho, no piensa cambiar, ni de momento tampoco su presencia física. "La barba y el pelo son innegociables. Es la imagen que más me ha durado, y ahí estará hasta que me aburra", dice el medallista olímpico, que sí ha notado un pequeño cambio en la forma como les ven los rivales. "Siempre nos han tenido en cuenta a Lucas y a mí, pero ahora saben que los españoles estamos ahí", dice Regino, que se alegra de su rivalidad con Lucas porque "poder entrenar junto a un 'rider' top mundial te hace mejorar muchísimo". Y, a sus 27 años, Regino solo piensa en seguir mejorando.