RIDÍCULO BLANCO

El Sevilla abofetea al Madrid (3-0)

El equipo de Lopetegui enrojece de vergüenza en una primera mitad deplorable, despreciando el regalo de Leganés

André Silva celebra uno de sus goles al Madrid.

André Silva celebra uno de sus goles al Madrid. / periodico

Joan Domènech

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El Madrid fue incapaz de aprovechar el regalo del Barça. Sin la mínima efervescencia tras comprobar la caída del máximo rival en Leganés, el equipo de Julen Lopetegui deshonró la semana de gloria que vivía con la grandilocuente asamblea de Florentino Pérez y la exhibición de autocomplacencia en la gala de Londres. El cuadro blanco enrojeció de vergüenza, como si utilizar el tercer uniforme tuviera la finalidad de la ropa de camuflaje.

Pero ni una segunda mitad con propósito de enmienda arregló el disparate de un primer tiempo deplorable. Pese a que el Madrid debía salir alerta por el entusiamo del Sevilla (11 goles en dos partidos), pese a que debía dar un golpe sobre la mesa para adelantar a los azulgranas, en menos de 40 minutos encajó tres goles y un disparo al larguero de Vázquez. 

A los 15 segundos

El desastre empezó con el proclamado mejor portero del mundo (Courtois no paró ni una; en realidad, una, a los 15 segundos) y acabó con Luka The Best un sombra espectral que desprestigió el trofeo que acaba de recibir. Aunque anotara un gol anulado por el VAR en el segundo tiempo que habría podido cambiar el panorama, Lopetegui le sustituyó. Agotados los cambios, Marcelo se lesionó y quiso aguantar como alma en pena cojeando.

Sin cojear, fue un alma en pena por la pasividad e indolencia que derrochó en su ya escasa actitud defensiva, muy presente en los goles hispalenses. Ya a los 15 segundos disfrutó el Sevilla de su primera ocasión, preludio del festival que se iba a precipitar ante el delirio del Sánchez Pizjuán, en un ataque por la banda de Marcelo, igual que en el 1-0, y en el 2-0 (nacido en un contrataque local tras un córner que lanzó el Madrid) y en el 3-0 saltando encogido al borde del área.

"Olé, olé" para acabar

No fue el único Marcelo. Ramos sigue en el mismo plan de creerse por encima del bien y del mal tras la marcha de Cristiano y desatendió su obligación de corregir el desaguisado defensivo; ni siquiera de espolear a los demás apelando al orgullo madridista. Bale se presentó solo ante Vaclik y tampoco pudo enderezar una situación de desastre consumado.

El Madrid tuvo que aguantar, encima, que el estadio cantara "olé, olé". Tampoco entonces hubo respuesta del equipo. 

Sevilla, 3 - R. Madrid, 0

<strong>Sevilla: </strong>Vaclik (5); Carriço (6), Kjaer (6), Sergi Gómez (6); Navas (8), Sarabia (7), Banega (6), Vázquez (7), Arana (6); André Silva (9), Ben Yedder (8).