Ingebrigtsen y Duplantis, los 'centennials' que revolucionan el atletismo europeo

El noruego de 17 años (campeón de 1.500 y 5.000) y el sueco de 18, oro con 6,05 en pértiga, impresionaron en Berlín

Jakob Ingebrigtsen, por delante de su hermano Henrik, celebra la victoria en los 5.000 metros en Berlín.

Jakob Ingebrigtsen, por delante de su hermano Henrik, celebra la victoria en los 5.000 metros en Berlín. / .44632266

Gerardo Prieto

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Un chavalín noruego de 17 años ha dejado con la boca abierta a técnicos, espectadores e informadores con su doblete en dos distancias tácticas, 1.500 y 5.000, en el Europeo de Berlín de atletismo que concluyó este domingo. Protegido por un auténtico complot familiar, Jakob Ingebrigtsen, apenas 24 horas después de ganar el 1.500 el pasado viernes, se adjudicó la final de 5.000 (13.16.06) con un nuevo récord de Europa sub-20. Ningún otro atleta ha causado tanta impresión en Berlín, si exceptuamos al pertiguista sueco Armand Duplantis, medalla de oro saltando 6.05 metros con tan solo 18 años.

Jakob pertenece a una saga familiar de siete hermanos que lidera su padre, Gjert, autodidacta entrenador del fabuloso trío de hermanos mediofondistas que en Berlín han sumado para Noruega tres medallas, los dos oros de Jakob y la plata de su hermano Henrik en 5.000.

El mayor, Henrik (27), fue campeón de Europa de 1.500 en  Helsinki 2012 y plata en Zúrich 2014. En Amsterdam 2016 fue superado por su hermano Filip (25), oro, y tuvo que conformarse con el bronce. Faltaba el hermano menor para completar el trío de ases.

Trabajo de familia

En la final de 1.500, los tres hermanos Ingebrigtsen  (Filip con una mejor marca de 3.30.01; Jakob 3.31.18; y Henrik 3.31.46) se colocaron en cabeza a mitad de carrera e hicieron de pantalla para que el pequeño de la saga, Jakob, se fuera solo hacia la meta, resistiendo el furibundo final del polaco Marcin Lewandowski por cuatro centésimas. Henrik y Filip (cuarto y duodécimo) parecieron sacrificarse en favor de su hermano.

En el 5.000 sucedió algo parecido. Henrik, el mayor, que llegó a Berlín con la mejor marca de todos los participantes, partía como favorito. A falta de dos vueltas, los dos noruegos se colocaron en cabeza para cerrar cualquier opción de adelantamiento y, una vez más, el pequeño de la familia fue el más rápido, con una última vuelta espectacular, ganando sin apenas alterar su rostro aun adolescente.

Pese a su juventud, Jakob Ingebrigtsen (un milenial nacido con el cambio de siglo en el 2000) no era un desconocido antes de Berlín, aunque ahora lo es menos todavía. Durante el invierno del año pasado ganó  el campeonato de Europa de cros junior. Y en verano se hacía con los títulos de 5.000 y los 3.000 obstáculos en pista reservados para esta franja de edad. Durante la presente temporada ha logrado registros increíbles dada su juventud: 3.52.28 en la milla y 3.31.18 en 1.500. Una sorpresa a medias porque el años anterior, con 16, ya había sido capaz de correr en 3.56.29 la milla de los Bislett Games de Oslo.

Fuera de lo común

Según su progenitor, a quien algunos medios noruegos califican como un ser "obsesivo" y "ególatra", Jakob posee cualidades fuera de lo común para un corredor de larga distancia. Su capacidad de absorción máxima de oxígeno en pleno esfuerzo presenta valores altísimos, y su desgaste se minimiza en carrera gracias a su impecable estilo, con tendencia a inclinar levemente el tronco hacia delante, aunque no tanto como el mítico John Ngugi, probablemente el mejor corredor de cros de la historia.

El patriarca-entrenador de los Ingebrigsten pronostica que con 25 años, su joyita bajará de la hora en medio maratón. "Salgo a entrenar con mis hermanos y voy siempre algunos metros por detrás, pero aguanto", afirmaba el ya doble campeón europeo absoluto. Así desde que tenía 12 años. Ésta parece ser la fórmula mágica, un complot familiar que ha llevado a este jovencísimo corredor a triunfar en el atletismo continental antes de alcanzar la mayoría de edad.

Duplantis y el cielo de Berlín

Lástima que la tecnología aplicada al atletismo no sea capaz de medir todavía la distancia -como hace en los saltos sobre la arena entre la punta de la zapatilla de batida y la tabla- que deja el saltador de altura y pértiga entre el último átomo de su cuerpo y el listón. El impecable salto de Armand Duplantis sobre 6 metros, menos apurado que el de 6,05 con el que ganó el campeonato, pareció mucho mayor a simple vista. Pero mucho. Revisado a cámara lenta, se aprecia que el saltador sueco de 18 años, que acaba de revolucionar esta especialidad, se eleva al cielo de Berlín y rebasa el listón con una técnica depuradísima, muy por encima de la barra. ¿Cuánto? No lo sabemos, pero se intuye. Aunque parece suficiente como para que el ucraniano Serguéi Bubka (35 récords mundiales y todavía plusmarquista al aire libre con 6,14), otro joven prodigio que alcanzó los 6 metros con 22 años, y el francés Renaud Lavillenie (plusmarquista mundial bajo techo con 6,16) tengan ya preparada la felicitación para su sucesor.