EL REVULSIVO ROJIBLANCO
Con Diego Costa al fin del mundo
El delantero hispanobrasileño confirma la expectativas despertadas por su vuelta y relanza al Atlético en persecución del del Barcelona
Le pusieron Diego por Maradona, pero su juego no rememora precisamente el del Pelusa ni su actitud en el campo transmite las mismas sensaciones, aunque el astro argentino también lio las suyas allá por donde pasó. Para el Atlético, sin embargo, fue casi tan divino en la temporada 2013-14 como el barrilete cósmico para Argentina y el Nápoles. Esa temporada cayó el último título de Liga rojiblanco y si vuelve a sonar la flauta este curso acabará sin duda subido a los altares colchoneros.
De momento, el delantero hispanobrasileño (Lagarto, 1988), ha revolucionado al conjunto rojiblanco, como Diego Pablo Simeone tenía en mente que ocurriera en cuanto regresara a la competición después de cinco meses de puesta al día física y mental, aunque en ese último aspecto la empresa no se antojaba tan problemática como en el primero, a la vista de los kilos que había acumulado en su retiro de Brasil mientras se sustanciaba su salida del Chelsea.
"Necesito estar cabreado con alguien para que la sangre comience a bombear y darlo todo en el campo", dice el delantero rojiblanco
Antonio Conte le despidió prácticamente por medio de un mensaje de washapp en el que le decía que no contaba con él esta temporada después de haber vuelto a ser el máximo goleador del equipo (22) en su tercera temporada en la Premier, a la que se marchó como campeón de la Liga española, pero con el mal sabor de boca de no poder haber ayudado al Atlético tanto como hubiese querido para levantar también la Champions en Lisboa contra el Madrid. La ruptura entre ambos era un hecho desde hacía meses, pero Costa solo aceptó ir al Atlético, pese a que, como él mismo denunció, le querían mandar a un club chino.
Garantías de Lopetegui
"Si me voy es para irme al club que quiero, no al que pague más. Diego Simeone me quiere, está muy claro. Siempre hemos estado muy conectados. La gente me quiere allí, los aficionados me respetan. Si no me quiere el Chelsea, me quiero ir al Atlético", declaró días antes del acuerdo final entre los clubs y al Atlético por 55 millones de euros, más otros 10 por variables, el fichaje más caro en la historia de la entidad madrileña.
Por medio de su agente, Jorge Mendes, trató de que el seleccionador, Julen Lopetegui, le garantizase también su presencia en el Mundial de Rusia y, aunque no lo consiguió al cien por cien, sí encontró al técnico vasco muy receptivo si de enero a junio alcanzaba el nivel para volver a la selección, donde prácticamente todos los jugadores habituales también consideran que un delantero de sus características aporta mucho más que goles a un equipo.
A estas horas nadie tiene dudas sobre la intención de Lopetegui de convocarle para los próximos amistosos del equipo español, contra Alemania el 23 de marzo en Dusseldorf y frente a Argentina cuatro días después en el Wanda Metropolitano, si su progresión en el Atlético sigue por el camino trazado desde que debutó contra el Lleida el 3 de enero. Marcó, se llevó un susto por un golpe en su arriesgado remate y tres días después volvió a anotar ante el Getafe en su presentación en su estadio y fue expulsado por una segunda amarilla tras a abrazarse con los aficionados para celebrarlo.
Efecto positivo
Simeone, pese a todo, no tuvo más remedio que valorar entonces el efecto positivo que ha generado su fichaje. "Los extremos nunca me gustaron, pero es verdad que el contagio de los jugadores importantes que han llegado en este mercado potencian al equipo y los futbolistas lo perciben", dijo el Cholo, que menos de dos meses después, aunque trata de no salirse del discurso de partido a partido, puede contener apenas su optimismo cara al futuro próximo. "Cuando veo gente que quiere pelear, que compite muy bien y mejora el equipo, es lo que me moviliza. En estos momentos en lo único que pienso es en seguir creciendo y hacer un buen partido el domingo", comentó tras la goleada al Leganés.
En hacer un buen partido y en ganar al Barça con un bloque tan compacto como el que ha encadenado seis victorias seguidas en la Liga y ha despegado en el aspecto realizador con una dupla atacante en vena. Antes de que Costa se incorporase al, el Atlético había sumado 34 goles en 25 partidos oficiales. Desde que comenzó a jugar, otros 34 tantos, pero solo en 15 encuentros.
Tras la goleada al Sevilla, el delantero hispanobrasileño volvió a repetir que necesita "estar cabreado con alguien para que la sangre comience a bombear y para poder darlo todo en el campo". Contra el Barça promete cabrearse y cabrear a todos los azulgranas que pueda.
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