LA SALIDA DE UN SÍMBOLO DEL MADRIDISMO

El teatro de Florentino Pérez

ANTONIO MERINO / MADRID

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Palco VIP del Bernabéu, primer acto: Florentino Pérez sale acompañado de sus directivos y de algunos exjugadores. Elogia a Casillas, al que asegura haber defendido siempre. Sostiene que el excapitán se ha ido al Oporto porque «así lo ha querido» y afirma que «de aquí nadie se va por la puerta de atrás». Segundo acto: Casillas da las gracias y dice que sí, que esta es «la definitiva» y que si hubo discrepancias, lo siente. «Me quedo con lo bueno». Tras otro tibio abrazo con Florentino, baja al césped y posa con los 19 títulos que ganó de blanco. En la escena final la grada grita «Florentino, dimisión» y «Ramos no se vende».

No era El teatro de los Sueños, aunque la mañana se enmarcó en algo parecido a una función en la que Florentino y Casillas escenificaron una entente poco creíble con la anuencia del excapitán. Hubo momentos de sobreactuación, como cuando Florentino aseguró que su relación con el excapitán es «espectacular». No lo entendían así parte de los asistentes. Tampoco los padres de Iker, que aseguran que la campaña contra su hijo «está orquestada por Florentino».

La madre del meta tuvo que disculparse y ascender al Oporto, del que dijo que era un equipo de Segunda B. «Mis disculpas. Gracias al Oporto por ficharle», dijo en Cope.

La siguiente escena en la sala VIP también sonó rara. Florentino aseguró que Iker se va porque quiere. «Nos deja porque ese ha sido su deseo. Nadie del Madrid le ha pedido que dejase el club. Iker es insustituible», aseguró el dirigente.

Acabar su carrera de blanco

Tal afirmación se desmonta con las palabras de Iker. «No concibo salir la próxima temporada. Quiero terminar aquí mi carrera», dijo el 27 de mayo en el Larguero. A nadie le consta que haya cambiado de opinión. De haber sido así, lo hubiera incluido en su monólogo del domingo, que Florentino definió ayer como «una despedida austera», antes de asegurar que habrá partido homenaje y ante el Oporto.

Halagos y defensa tardía

Como si perdiera por goleada, Florentino buscó el maquillaje. Lo encontró en los halagos y en la defensa tardía a Iker, vapuleado por Mourinho ante la atenta mirada del presidente. «Siempre que he tenido oportunidad he salido a defender a los jugadores y siempre he defendido a Iker. No me gusta que se metan con los jugadores. Los que no se han portado bien con Casillas son los que al final más le echarán de menos. Tenemos la obligación de venerar a nuestros ídolos», dijo.

La función acabó con un punto de autocrítica por parte de Florentino: «A lo mejor hemos hecho algo mal», dijo. Algo así debieron pensar los más de 1.000 seguidores que esperaban en la grada y que pidieron su dimisión a la vez que vitoreaban a Iker. Hubo tiempo para un rumor que hablaba de la posible llegada de Valdés, que no viajó a Estados Unidos con el United. Sí lo hizo De Gea, cada día más lejos; todo lo contrario que Kiko Casilla, muy cerca de un Madrid ya sin Iker Casillas.