LA GALA DEL FÚTBOL

"No pienso en irme ni mucho menos"

Messi aclara tras la gala su futuro después de agitar el entorno con otra ambigüedad

CamEquiscip ismolo bore consequam, susci ero digna augue

CamEquiscip ismolo bore consequam, susci ero digna augue / AFP PHOTO / MICHAEL BUHOLZER

MARCOS LÓPEZ / ZÚRICH

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Cuando se preguntan las razones por las que Messi podría irse un día del Barça, si es que se va algún día, la escena de ayer es una. Y muy poderosa. Vino a Zúrich por segundo año consecutivo y no ganó el Balón de Oro. Acostumbrado como está la estrella a vivir en la cima, un pequeño descenso que es, en realidad, un gran descenso para una estrella extremadamente competitiva. Una derrota es un drama para Messi: «No sé donde voy a estar el año que viene, siempre dije que me gustaría acabar mi carrera en el Barcelona», aseguró, escoltado por Neuer Cristiano. Una ambigüedad de lo más normal en el mundo del fútbol pero que con Messi supone un terremoto.

«Le respondí así al tipo porque no estoy pensando en irme ni nada de eso. Diga lo que diga, la gente siempre busca algo para darle una vuelta y buscar polémica», aclaró después de la gala, hastiado de estar sometido al escrutinio mundial. «Es una manera de hablar, fue una manera de contestar. Siempre dije lo mismo, ya lo aclaré el domingo. No tengo nada más que decir», apuntó luego.

MÁXIMA SENSIBILIDAD

No dijo Messi nada que no haya dicho siempre. Ocurre, sin embargo, que la extrema sensibilidad que tiene el universo culé lo convierte en algo más que una frase. Fue, curiosamente, la última pregunta de una protocolaria comparecencia previa a la gala. Vestidos entonces con ropa deportiva tanto el azulgrana como el madridista. Y le preguntaron si Newell¿s Old Boys y Barça serían los dos únicos clubs de su carrera. Messi, con 27 años, respondía a un mercado global, nada que ver con la audiencia azulgrana a la que quiso tranquilizar tras el triunfo ante el Atlético.

«No sé, no sé que va a pasar, si voy a jugar algún día en Newell's o no», comenzó diciendo Messi. «No sé donde voy a estar el año que viene ni nada», soltó después en la frase que ponía el alma en vilo a todo el barcelonismo. «Siempre dije que me gustaría acabar mi carrera en el Barcelona y jugar en Newell's, pero como dijo Cristiano recién, uno nunca sabe lo que va a pasar. Y mucho menos en el fútbol», reiteró la estrella argentina. «Todo da tantas vueltas y puede pasar cualquier cosa».

CON ANTONELLA Y PEPE COSTA

Llegó Messi, junto a Iniesta, en vuelo chárter, fletado por la FIFA, desde Barcelona. Apenas unas horas en Zúrich para asistir a la tercera coronación de Ronaldo, otro que abrió dudas sobre su futuro. «Nadie lo sabe. Renové hace un año por el Madrid, estoy feliz y contento. Pero solo Dios sabe el futuro». O sea, lo mismo dijo Cristiano que Messi. Con palabras diferentes, pero idéntico mensaje ambiguo sobre su futuro. Por mucho contrato que tengan ambos con Madrid y Barça, respectivamente. A estrellas de este nivel no hay papeles ni documentos que les retengan.

Llegó Messi, que usó un singular traje de color burdeos brillante en la gala (Iniesta vestía de negro) con Antonella, su esposa. Y con Pepe Costa, algo más que un amigo. ¿Directivos del Barça? Ni uno. ¿El presidente Bartomeu? Tampoco. El club ha roto relaciones institucionales con la FIFA, a pesar de la reunión que mantuvo ayer en Zúrich Albert Soler, director de relaciones deportivas institucionales, con Jerome Valcke, secretario general del organismo internacional. Una cita en la que el ejecutivo azulgrana mostró su malestar por la desproporcionada sanción.

Soler Sanllehí, director de fútbol, fueron los dos únicos representantes que estuvieron junto a Messi e Iniesta. «¿Mi relación con Luis Enrique? Es de entrenador a jugador, como cualquier otro», dijo ya con un pie en el avión de vuelta a casa.