ANÁLISIS

Al 'Gran Jefe' le gusta el marisco

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ANDRÉS JIMÉNEZ

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Si me pregunta alguien ¿cuál es el primer recuerdo que tengo de Audie Norris? diría que fue el primer americano de color que conocí al que le gustaba el marisco. No solo eso:Audie encima no le ponía ni kétchup. En serio, en un momento en que la mayoría de extranjeros que llegaban del otro lado del Atlántico eran del tipo'en EEUU es todo más grande y más bonito',que apareciese uno que no solo tuviera mentalidad europea, sino que alternase su físico NBA con la manera de entender el baloncesto de aquí fue lo que más nos sorprendió gratamente a todos. Y eso queAudie solo pasó un año en Italia antes de que lo fichara el Barça. Aun así, a su primer hijo nacido en Treviso ya le puso de nombreSandro.Y al año siguiente, cuandoAudieya jugaba con nosotros ySandro comenzó a pronunciar sus primeras palabras, lo hizo antes en castellano que en inglés. Y es que por encima de todoAudieera un tipo listo. Ese fue el principal motivo de que la conexión se hiciera evidente desde el primer momento. Y es que, de hecho, cuando jugabas conAudieera como hacerlo con cualquier otro de nosotros.

Estoy seguro que ese buen rollo fue algo que el público del Palau también percibió desde el principio. Por ese motivo no es de extrañar que la figura del legendarioAtomic Dogtraiga aún, a pesar del tiempo transcurrido y de las estrellas que han pasado por este club, tan gratos recuerdos a tantos aficionados. Por cierto,Audietambién tenía otro apodo dentro del vestuario: lo llamábamosGran Jefe. El nombre se lo pusoMichael Saulsberry, untemporero que fichó el Barça para reemplazar aAudiepor lesión durante algunas semanas y que se acabó quedando toda la temporada.Saulsberry, que no tenía ni puñetera idea de castellano, lo primero que dijo al entrar en el vestuario mirando la mole de Audi fue: «tú Gran Jefe, yo pequeño jefe».

Anécdotas al margen, deNorris destacaría dos cosas: su portentoso juego interior, capaz de dejar grabado para la memoria colectiva sus duelos conFernando Martín,y su mala suerte con las lesiones. De hecho, todos tuvimos claro desde el principio que una cosa iba con la otra. Y es que si elGran Jefe no hubiese tenido los problemas de rodillas que tanto lo castigaron en su carrera, nunca hubiese recabado en Europa. Aun así,Norris acabó siendo uno de los puntales que marcó una de las épocas más gloriosas de este equipo.

Ese era el Audiejugador , y el que ahora nos visita con frecuencia es el que una vez liberado de su responsabilidad de criar y dar una buena educación a sus hijos, algo que para él siempre fue fundamental, arde en deseos de recuperar parte del tiempo perdido. ElGran Jefeque estos días nos ha acompañado es el que añora Barcelona, la ciudad donde mejores recuerdos ha acumulado y donde espera tener una nueva oportunidad de seguir trasmitiendo, no solo sus conocimientos, sino incluso la que debería de ser la actitud de muchos jugadores que ahora compiten.