El homenaje

Manchón, la zurda de las Cinc Copes

La plantilla azulgrana, en el minuto de silencio en recuerdo a Manchón.

La plantilla azulgrana, en el minuto de silencio en recuerdo a Manchón.

Josep Maria Ducamp

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Eduardo Manchón Molina, 20 años, soltero y, además, titular del Barcelona. Jovencitas en edad casadera, esta es vuestra oportunidad. Y la mía para cerrar este comentario. Y yo, la aprovecho».

Así terminaba el artículo editorial que firmaba el periodistaManuel Pulido y que se publicó un domingo de 1951 en un pequeño boletín que el club editaba y distribuía en la añoradacatedralde Les Corts cada día de partido.Manchónhabía subido el escalón definitivo en 1950, al pasar del España Industrial -el equipo filial de la época- al primer equipo del Barça. Inicialmente iba a ser suplente deNicolau,un extremo izquierda que formó un tándem extraordinario con el interiorMarco Aurelio-ambos argentinos- y por eso, aquel primer año,Manchóntan solo disputó un partido. Titular, porque en aquella época no existían los cambios.

En la temporada 1950-51 ya fueron 15 los encuentros que jugó y en la 1951-52, la famosa de lasCinc Copes,disputó 34, solo dos menos queKubala,con el que formaba una banda demoledora en aquella delantera integrada porBasora, César, Vila, Kubala yManchón.Porque esta es la delantera de lasCinc Copesy no la que cantaSerrat-Basora, César, Kubala, MorenoyManchón-, que si bien el cantautor del Poble Sec no haya dicho nunca que sea la de aquella temporada memorable, la gente, de generación en generación, la ha ido transmitiendo como tal.

Merecido homenaje

Esa temporada se habían incorporado a la primera plantilla dos jóvenes que acabarían siendo figuras indiscutibles:Vila yMoreno,este último un aragonés que llegaba del Huesca pero que aquel año tan solo jugó seis partidos. Ayer se homenajeó, en un acto muy emotivo, a los jugadores de aquel equipo de ensueño. Para muchos, nuestro equipo de referencia.Kubala,durante el tiempo que estuvo esperando la documentación que le permitiera jugar oficialmente con el Barça, apadrinó a un chavalín de 13 años al que le enseñó algunos de sus gestos técnicos habituales. Aquel niño… era yo.

Pero hoy toca hablar deManchón, un magnífico jugador, una persona entrañable y un ejemplo para todos. Verle correr por la banda, hace muy poco tiempo, en un entrenamiento de los veteranos, ¡con 75 años!, era toda una gozada. Y yo recordaba cuando, en mi época de juvenil, me desafió a correr unos 100 metros: la distancia de una portería a la otra del campo de la España Industrial, en la calle del Párroco Triadó de Barcelona. Y me sacó, como diría un amante de la hípica, tres largos. Y ya titular del Barça, un día se presentó en la grada de aquel campo y con un gran sentido del humor estuvometiéndosetodo el rato con aquel que se suponía había de ser su sucesor natural en el Barça, entonces en el España Industrial: «Peiró,¿tú me vas a quitar el sitio...? ¡Anda ya!».

Peiróera un buen y rápido extremo izquierdo con el que al acabar aquella práctica se fundió en un abrazo. Y no solo con él, sino con los otros delanteros:Martinet, Aloy, Sigfrido Gràcia… Sí, sí,Gràcia,el granSigfri,de Gavà, que contra lo que la mayoría sigue creyendo no era un extremo a quien reciclaríaDaucick como defensa, sino que era un interior que formaba la banda izquierda de la canteraGràcia-Peiró.

Miedo a volar

Manchón,que volaba más que corría cuandoKubalale enviaba un balón en profundidad, tenía un temor casi enfermizo a volar. Un largo viaje en avión, a su lado, podía costarte media docena de cardenales en el brazo. Con el senadorJosep Maldonadorecordábamos una curiosa frase del propioManchón:«Fijaros que contraste: a mí no me gusta volar y a mi hijoEduardono le gusta el fútbol». Su hijo es piloto y en cierta ocasión llevó a su padre a la cabina de su avión comercial, estacionado en el aeropuerto. Allí, mientras intentaba explicarle el manejo de tantos botones, de tantos controles, le dijo: «Sí, sí... Pero vámonos, no sea que toquemos algo y esto se levante».

Manchónfue homenajeado ayer. Junto a sus compañeros. Los que no estaban presentes no se han ido. Como él, siguen entre nosotros. Siempre lo estarán. En nuestro recuerdo y nuestro corazón.