La fiesta en Madrid

El festival de Pepe

El fichaje 8 Reina contempla cómo Puyol y Piqué, detrás de Cesc Fàbregas, ponen por sorpresa al centrocampista del Arsenal una camiseta del Barça, en la celebración de ayer.

El fichaje 8 Reina contempla cómo Puyol y Piqué, detrás de Cesc Fàbregas, ponen por sorpresa al centrocampista del Arsenal una camiseta del Barça, en la celebración de ayer.

CARLOS F. MARCOTE

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Casi seis horas tardaron los jugadores de la selección en llegar a la explanada Puente del Rey. Miles de personas aguardaban para vitorear a sus héroes. Aguardaban también que el acto fuera un desparrame jocoso a cargo de Pepe Reina, investido oficiosamente como el animador del equipo desde la conquista de la Eurocopa en el 2008. No faltó a la cita el meta del Liverpool. Ronco, después de tanto cántico, y desatado, después de tanto líquido consumido, citó a sus compañeros uno a uno.

La mayor sorpresa no se la llevó el «camión que derribó los bolos portugueses»(Fernando Llorente) ni el que «se ha escapado corriendo del manicomio»(Jesús Navas), ni el enano que mide «uno cuarenta»(David Silva). Ni tampoco «el que se mata por un pin»(Raúl Albiol). Se la llevó «el empanao».Pero no porque a Cesc Fàbregas le disguste ser conocido todavía con el mismo apelativo a los dos años del triunfo de la Eurocopa, sino porque se vio en un lío.

La encerrona de los amigos

Una encerrona le prepararon dos de sus mejores amigos. Con premeditación y alevosía. Y con nocturnidad, a pocos minutos de las 12 de la noche. Catalanes como él, aunque no compañeros de equipo. Todavía no, aunque todos le deseen. Estaba Cesc al lado de Reina, abrazado, cuando por detrás se le acercaron «el dandy de la playa»y «el Tarzán de África».

Se acercaron por detrás Gerard Piqué y Carles Puyol. Con la misma coordinación con la que han protegido a Casillas (dos goles encajados en siete encuentros), con el mismo aseo con que han erigido un muro en el área (entre los dos han sumado solo 10 faltas en siete partidos), abordaron al desprevenido Cesc, y en segundos le colocaron encima la camiseta del Barça. La misma camiseta que quiere ponerse el centrocampista, la camiseta con que quiere verle la hinchada azulgrana.

La camiseta con la que hoy o mañana saldrá en las televisiones británicas, cazado también por los fotógrafos en la imagen que simboliza el inicio de la próxima Liga.«El futuro del Barça, el futuro de España», clamó Reina. Cesc se escabulló como pudo del escenario porque comprendió al instante que estaba metido en un buen problema ante los ojos del Arsenal. De Arsène Wenger y de la hinchada londinense, que se resisten a dejarle escapar.

Pero Cesc siguió riendo con el gracejo de Reina, que aludió a«la batuta»de Xavi, al«quitanieves»Busquets y«al pulmón»Xabi Alon-

so, en alusión a la patada en el pecho que se llevó del holandés De Jong. A las carreras de Pedro,«que va a comer y corre, que va al baño y corre, que va la cama y corre». Se rió también cuando el meta reclamó la presencia de Víctor Valdés a su lado.«La pantera de Hospitalet»,dijo Reina, abrazado al azulgrana.«Decían que nos llevábamos mal de cojones y mirad que mal nos llevamos»,bramó el portero madrileño mientras se llevaba la mano a la entrepierna.

Un día prácticamente entero llevaba Pepe Reina al frente de las celebraciones. Acompañado de Xavi, Villa y Sergio Ramos,«el indio de Camas que, como dice el míster, se pone nerviosillo cuando centra»,evitaron que el vuelo de regreso se viera presidido por la malhumor. La jefa de prensa de la selección pretendía retrasar hasta una hora antes del aterrizaje del avión la toma de imágenes de los campeones, lo que despertó las protestas generales de fotógrafos y cámaras.

«No duerme ni Dios»

«No es preocupéis, veréis lo que tarda Pepe Reina en liarla», comentó uno de ellos. Y así fue. Los cuatro recorrieron los pasillos del Airbus 340Isaac Albénizal ritmo de la canciónPíntame, del cantante puertoriqueño Elvis Crespo, que sonaba a toda pastilla en un aparato en manos del portero del Liverpool.«Aquí no duerme ni Dios, por la madre que me parió»,gritó Reina, comandando al grupo hasta la parte trasera del avión, donde bromearon con Iker Casillas,«el santo de Móstoles»,que ya llevaba un rato sentado en compañía de su novia, Sara Carbonero.

Más tranquilo andaba«SweetIniesta»,el dulce Iniesta, que tuvo que prodigarse en parlamentos y hasta recordó que la copa«se ha ganado gracias al pulpo».En el fondo, recordó Reina, todo empezó hace 2 años y 13 días, con el gol de Fernando Torres que firmó el triunfo de la Eurocopa.