Una fulgurante carrera

Toro Rosso ficha a Jaime Alguersuari y lo convertirá el domingo en el debutante más joven de la historia

EMILIO PÉREZ DE ROZAS
BARCELONA

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Uno de los 45 Alguersuari que hay en el mundo, hijo de Jaume, un apasionado periodista, piloto y editor motociclista, y nieto dedon Paco, uno de los mejores reporteros gráficos deportivos de la historia de España, se convertirá, el próximo domingo, en el circuito de Hungaroring, en el piloto más joven en debutar en el Mundial de F-1.

El equipo Toro Rosso, con sede en la ciudad italiana de Faenza y propiedad del multimillonario austriaco Dietric Mateschitz, dueño también de Red Bull, convirtió ayer a Jaime Víctor Alguersuari Escudero (Barcelona, 23 de marzo de 1990) en uno de los protagonistas de la jornada en todo el mundo al anunciar que sería el sustituto del francés Sébastien Bourdais, despedido del equipo por sus malos resultados.Giacomo, como solían llamar a Alguersuari cuando corría en karting en Italia, pilotará el domingo en F-1, con solo 19 años 4 meses y 3 días, superando por un mes y 26 días al neozelandés Mike Thackell, que, desde 1980, es el piloto más joven en pilotar un F-1, ya que corrió el Gran Premio de Canadá, a los mandos de un Tyrrell, con 19 años 5 meses y 29 días.

DEL KART A LA F-3 / Pese a su juventud, Alguersuari, que entró en el equipo Red Bull Júnior tras superar una durísima prueba, en octubre del 2005, en el circuito de Estoril (Portugal), a donde acudió casi sin cita previa y debió de enfrentarse a una veintena de muchachos que llevaban días entrenando en ese trazado, atesora casi todos los récords de precocidad del mundo del automóvil desde el karting (campeón de España más joven de la historia) hasta la adjudicación, hace escasos meses, del título de la F-3 Británica (también fue el campeón más joven en ganarla), una de las plataformas para dar el salto alcircode la F-1.

La precocidad de Alguersuari, que ya no precisa como coletilla el añadido dejunior, relegando a su popular padre al papel de progenitor del piloto más joven de la F-1 (dehijo deapapá de), ha llegado al extremo de que, con la oposición de algún que otro envidioso o, quien sabe, sin con el enfado de algún que otro papá de candidato a piloto, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) le ha concedido la necesaria superlicencia de F-1 pese a que solo atesora en sus manos 300 horas a los mandos de un F-1. «Cuando uno posee el palmarés que posee Jaime Alguersuari», señaló ayer a EL PERIÓDICO una fuente de la FIA, «tiene la superlicencia ganada de antemano pues es evidente que atesora las condiciones para poder participar en el Mundial de F-1 por méritos propios».

«En los próximos meses», reconoció ayer Franz Tost, director de Toro Rosso, «Jaime tendrá que afrontar un gran desafío, sobre todo ante la prohibición de hacer pruebas. No esperamos nada de él en los tres próximos grandes premios, en los que solo le pedimos que se familiarice con el coche, el equipo, la forma de trabajar de todos nosotros y, por supuesto, con el duro y competitivo ambiente de la F-1».

«Estoy listo para la F-1», indicó Alguersuari, que hoy se presentará en sociedad como nuevo y prometedor piloto de Toro Rosso. «Correr en Hungría es, sin duda, la oportunidad de mi vida, mi sueño, el objetivo que perseguía desde el primer día que me subí a un kart. No me lo planteo como un riesgo. Lo sería si tuviera experiencia y no lo hiciera bien. Pero salgo con los ojos cerrados y sé que todo el mundo es consciente de ello, especialmente en el seno de mi nuevo equipo y de la F-1».

UN SIMBÓLICO CASCO / El sueño que se ha fabricado Alguersuari, en los últimos diez años, tiene un racimo de símbolo, reflejados en aquel casco queGiacomolucía cuando tenía 14 años y empezaba a adivinarse lo que estaba por llegar. Jaime llevaba tres inscripciones futuristas. La bandera de Inglaterra con la palabra they (ellos), en referencia, claro, a las grandes escuderías británicas, McLaren y Williams; la enseña de Brasil con la inscripciónhe(él), en recuerdo, como no, de Ayrton Senna, su ídolo; y una bandera española, junto a la senyera, con la palabra I(yo).