Crónica de un mandato

Viaje al fondo del Barça (II)

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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2. ECHEVARRÍA > "Pronto Laporta comprendió que Alejandro les había engañado"

"En la junta directiva, Alejandro Echevarría no dimitió, la crisis no se cerró sino que, al contrario, fue haciéndose cada vez más grande y adquirió un tono personal y emotivo que resultaría extraordinariamente pernicioso para todos y para el club. Aquel martes, hacia el mediodía, hablé con Alejandro Echevarría. Fue una conversación muy desagradable. Alejandro estaba muy excitado y hablaba con mucha rabia.

Me dijo que había conseguido un documento de la Fundación Francisco Franco en el que se afirmaba que no era ni miembro ni patrón. Y que le pondría una fecha de principios de junio del 2003 para situarlo antes de las elecciones a la presidencia del FC Barcelona, del 15 de junio. El documento lo firmaría el vicepresidente ejecutivo de la Fundación, Félix Morales. Me preguntó qué me parecía. Me quedé sorprendido y le dije que no había otra solución que no fuera la dimisión. Comenzó a hablar mal de Catalunya y de los catalanes, con amenazas muy graves y desagradables. Sus palabras me hicieron mucho daño, no lo puedo negar, aunque no influyó en el análisis. (....)

Joan Laporta tenía una contradicción muy fuerte y evidente. Muy pronto, comprendió que Alejandro les había engañado y que su pertenencia a la Fundación era incontestable. Por tanto, admitía, tenía que dimitir. Pero, por otro lado, había un vínculo familiar y había el papel importante que Alejandro Echevarría desempeñaba en el club, como persona clave para su seguridad personal y como nexo de unión con el vestuario. Sus conexiones políticas habían servido para agilizar muchos trámites burocráticos también. Aquellos días, sin ir más lejos, la nacionalización de Leo Messi. No quería forzar a su cuñado a dimitir y no quería perder el beneficio de su excelente y eficaz trabajo. En todo caso, tenía que ser Alejandro quien la planteara y, aún así, había dudas de que se la aceptara. Pero para Alejandro el FC Barcelona se había convertido en una actividad esencial en su vida y no estaba dispuesto a renunciar de ninguna manera".

3. LA CAÍDA DEL EQUIPO > "Un directivo me confesó que Cruyff les advirtió medio año antes"

"En mayo del 2007, por ejemplo, un directivo me confesaba que Johan Cruyff les había advertido medio año antes de que "el equipo se estaba destruyendo". La Supercopa de Mónaco ante el Sevilla y el Mundial de Clubs de Japón, que también se perdió en la final, fueron las señales más claras de que a aquellos jugadores ya les costaría mucho reaccionar a tiempo y de manera efectiva.

Por eso, a nadie del club le sorprendió que a mediados de febrero Samuel Etoo reaccionara de mala manera a las preguntas de un periodista. Tarde o temprano algún jugador había de explotar. Fue el camerunés, pero podría haber sido otro. Unos meses después, se apuntó Edmilson hablando de ovejas negras. En Vilafranca, Etoo hizo unas acusaciones muy duras contra el técnico Frank Rijkaard, a quien tildó de mala persona, y contra Ronaldinho, denunciando su comportamiento poco profesional.

El caso se consideró muy grave, es obvio. Pero se prefirió cerrar el tema internamente para mirar de no perjudicar la marcha del equipo, que iba líder destacado de la Liga y estaba clasificado para los octavos de final de la Champions. El presidente no quería sancionar a Etoo. Su comportamiento era el de un profesional. Lo consideraba más bien una víctima. En cualquier caso, afirmaba que había más culpables, dentro del vestuario y fuera del club. Quería salir a denunciarlo, pero conseguimos que cambiara de opinión.

Vilafranca puso en evidencia el mal del que acabaría muriendo aquel equipo. Ya no se recuperó. Y nadie fue capaz de poner remedio".

4. LA SUCESIÓN > "Hablamos de Soriano como el más indicado pero había reticencias"

"De su sucesión, había hablado mucho con Joan Laporta. Él parecía tener las ideas muy claras. No quería abordarla hasta finales del último año. Me había llegado a trazar un camino muy definido que yo encontraba muy razonable. No era un plan definitivo. Dependía mucho de cómo fuesen las temporadas del primer equipo, pero para asegurar la continuidad del proyecto, se planteaba renunciar al cargo en el transcurso de la última temporada, muy al principio, una vez superada la Asamblea --que siempre sería la última--, para dejar como presidente a quien se hubiera designado como sucesor suyo.

El ejemplo que quería seguir era la táctica que emplea el PSC, especialmente en el caso del Ayuntamiento de Barcelona, y que tan buen rendimiento le había dado.

Sobre quién tenía que ser el sucesor, también hablamos unas cuantas veces. Dentro de la junta directiva, había varias personas que se consideraban capacitadas para ser presidentes del FC Barcelona, y había unas cuantas que tenían la ambición necesaria para creérselo. Me reservo los nombres porque es una información que no he contrastado con ellos y que, por tanto, puede resultar equivocada. Además, con el presidente siempre hablamos de Ferran Soriano como la persona más indicada para sucederle. Pero, no obstante, el presidente nunca estuvo convencido. Sus reticencias se fundamentaban en dos hechos: el primero, la falta de consenso que la figura de Soriano tenía dentro de la junta directiva, y el segundo, las dudas que le generaba la voluntad de Soriano de hacer una política continuista por lo que respecta al catalanismo del club. Y considero que aún había un tercer argumento, por lo menos, que no llegó a exponerme nunca de manera directa. De todos modos, de manera indirecta sí que se refirió más de una vez. También pude contrastar este tercer argumento de reticencia hacia Soriano con directivos próximos al presidente. Me refiero a las dudas que tenía Joan Laporta sobre el grado de influencia que, una vez abandonara la presidencia, podría tener sobre su sucesor si este era Ferran Soriano. (....)

Según me había explicado el presidente y me habían ratificado diversos directivos, Sandro Rosell afirmaba que solo se presentaría a la presidente del FC Barcelona si lo hacía Ferran Soriano. Parece que esta idea se había convertido en una obsesión. El vicepresidente Jaume Ferrer, el 28 de enero del 2008, me explicó la anécdota siguiente: durante la gala de los premios de Mundo Deportivo, Sandro Rosell se le acercó llamándole de manera amistosa. Cuando estuvo cerca, lo abrazó, y le dijo a la oreja: "No hemos de permitir que éste (en referencia a Ferran Soriano, según Ferrer) sea presidente. ¡Nos presentaremos tu y yo!", remachó".

5. LAS DIMISIONES > "Habían dejado de creer en él y se sentían menospreciados"

"Sobre el movimiento que se generó en el interior de la Junta Directiva favorable a la dimisión del presidente, puede haber dudas de quién lo generó. La respuesta es nadie. Ni Albert Vicens, ni Ferran Soriano, ni Jaume Ferrer, ni ningún otro directivo. Fue un movimiento espontáneo, que se había ido fraguando en los últimos tiempos y que explotó al interpretar de una misma manera el voto del 60 por ciento de los socios que fueron a las urnas el 6 de julio del 2008 para echarles de la dirección del club, al presidente y a ellos. De hecho, era un análisis que ya habían hecho semanas antes. El resultado no les cogió por sorpresa. Muchos de ellos habían ido perdiendo la confianza en el presidente, más lentamente o más deprisa. El discurso de "al loro" y su comprotamiento agresivo y mal educado en la grada de Manchester, gritando al árbitro, fueron determinantes. No sabían cómo defenderle y tampoco querían hacerlo cada vez que un periodista, un familiar o un amigo les preguntaba qué le pasaba a Laporta. Habían dejado de creer en él. Se sentían menospreciados por un presidente que, según creían, cada vez estaba más pendiente de sus relaciones con los organismos federativos internacionales y con magnates de otros países, que de su junta directiva. La decisión de aplazar la reunión del martes posterior a la moción para irse a Nyon fue definitiva. Más de uno me había confesado que ya no le aguantaba más y que tener que reunirse con él le resultaba desagradable e insoportable".