LA CONSOLIDACIÓN DE UN SUPERDEPORTISTA

Kílian Jornet, un campeón de altura

JORDI TIÓ
FONT-ROMEU

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El viernes aún le dolían las piernas. No es para menos. Se pasó el último fin de semana de agosto corriendo sin parar. De día y de noche. Subiendo y bajando. Por afición, desde luego. Pero básicamente para ganar la carrera de montaña más prestigiosa del mundo: el Ultra Trail del Mont Blanc, en Chamonix, en los Alpes franceses. Nada menos que 20 horas, 56 minutos y 50 segundos necesitó Kílian Jornet (el primero que logra bajar de las 21 horas) para recorrer 166 kilómetros y superar un desnivel acumulado de 9.400 metros."El lunes y el martes casi no me podía mover. Me tenían que ayudar para entrar en la ducha o en el coche. Al tercer día ya caminaba, pero parecía un pingüino",desvela este superatleta catalán de 20 años, campeón del mundo de carreras de montaña.

Seguro que pensarán que, después de tanto esfuerzo, a Jornet le esperaba un cheque de varios ceros. Pues ni un duro. Bueno, ni un euro. Eso es lo que le valió ganar eltourdel Mont Blanc, donde dejó al segundo clasificado, un serpa nepalí, a más de una hora. Y eso que la organización hizo lo imposible para que no ganara. Su habilidad para colocar el material obligatorio en una riñonera levantó las sospechas de otros participantes. Hasta cinco veces tuvo que demostrar que llevaba lo estipulado por el reglamento. A falta de seis kilómetros para la meta, en un control de avituallamiento, recibió la llamada de la directora de carrera amenazándole con descalificarle."Fue una situación muy bestia. En ese momento quedé destrozado. Incluso me preguntaba qué estaba haciendo allí".Las piernas le explotaban. Pero más le dolía el alma. Al final todo terminó bien. Eso sí, con tres kilos menos y miles de calorías perdidas por el camino. Pero Jornet estaba en lo alto del podio. Algo a lo que ya empieza a habituarse.

Vida en el refugio

Y es que la relación de este atleta con la altura viene de lejos. Él era pequeño, pero ya correteaba por los lugares más altos. Como en Lles de Cerdanya, donde sus padres eran los guardas del refugio de Cap del Rec. Allí, junto a su hermana Naila, le empezó a coger gusto por la montaña. En invierno, con el esquí nórdico; en verano, andando, bueno, corriendo, por las cumbres. Y, claro, de tanto acelerar el paso, aquello se le quedó pequeño. Quizá por eso, con 5 años, ya había ascendido a variostresmilesdel Pirineo y con alguno más ya había dejado su huella en algunas cimas de los Alpes de más de 4.000 metros.

Aunque su padre, Eduard, sigue en un refugio, ahora en el de Malniu (Meranges), Kílian ya no vive allí. Aunque está cerca. En Font-Romeu, en la Cerdanya francesa, tiene su casa y, al lado, su otro hogar, el Lice Climatic Esportive, un centro de alto rendimiento donde, gracias a un convenio del Consell Català de l'Esport, puede entrenar y estudiar INEF, carrera de la que ha terminado el segundo curso.

Jornet se entrena cada día, claro. Pero no dos horas, como algunos. Sus sesiones pueden ser de ocho horas, incluso más. A parte de una camiseta, un pantalón corto y las zapatillas, no lleva nada más.

Sin agua y con un ipod

Tiene una obsesión por evitar cargar peso innecesario. Por eso muchas veces no lleva ni agua."Como y bebo muy poco comparado con otros corredores".No digamos si se le compara con Michael Phelps."Qué bestia",exclama al recordar lo que se zampa laBala de Baltimore.Kílian solo hace una concesión al peso: su ipod con música de Nirvana, Lep Zeppelin, punk o rock clásico. Son los únicos gramos que soporta su cuerpo fibrado."También llevo un pequeño envase de glucosa por si me da un pajarón".

Si en verano solo hace que correr, cuando llega el mes de noviembre cuelga las zapatillas para ponerse los esquís. Porque, de hecho, esta es su especialidad: el esquí de montaña, modalidad que empezó con 13 años y en la que se consagró en Suiza el pasado enero, convirtiéndose en el primer español en ganar una prueba de la Copa del Mundo. Ese día le quedaron fuerzas incluso para llorar en la meta."Subí al ritmo de los esquiadores que admiro y les pude ganar",recuerda Jornet, que ha tenido y tiene ofertas para pasarse al ciclismo o al atletismo."Seguramente tendría un mayor reconocimiento y me ganaría mejor la vida, pero no disfrutaría tanto. Ahora puedo vivir del deporte y me lo paso bien. No puedo pedir más".

Bueno, hay algo que sí le gustaría pedir: que el esquí de montaña fuera olímpico, cosa que no será en Vancouver 2010, pero que podría ser en los siguientes Juegos. Este verano ha convivido con atletas que preparaban en Font-Romeu la cita de Pekín. Y a Kílian se le ha abierto el apetito por el oro y no parará hasta hincarle el diente.