Internacional, el 'clube do povo'

MARCOS LÓPEZ / YOKOHAMA / ENVIAT ESPECIAL

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Si el jueves se medía el Barça con el club más rico de México (el América), mañana se topará en la final de Yokohama con el Internacional de Porto Alegre (el "clube do povo", el club del pueblo), el rival del Gremio, equipo en el que nació Ronaldinho como jugador. Dueño de Brasil en la década de los 70 con tres títulos, guiado por Falcao, al Inter le falta la corona mundial que sí tiene el Gremio (1983).

EL ESTILO

Brasileños, pero no del todo porque son gauchos

En Brasil no todo el fútbol es brasileño. Convive el fútbol carioca --el de Río de Janeiro, alegre, divertido, despreocupado, lleno de imaginación, nacido en las favelas-- con el de Sao Paulo --moderno, académico, más científico, más cercano a Europa si cabe--. Y luego está el fútbol gaucho: agresivo, belicoso, con carácter, fiero incluso. Nadie mejor que Edmilson, un brasileño nacido cerca de Sao Paulo, para definir lo que verá mañana el Barça. "Son muy fuertes físicamente, defienden muy bien. Es un equipo distinto al típico juego brasileño porque sabe protegerse muy bien y no va tanto al ataque". El fútbol gaucho ha tenido su máximo esplendor con Dunga, el actual seleccionador brasileño, porque Falcao, la estrella de los 70, no nació en Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul. Dunga tenía carácter, asustaba con sus gritos y dio nombre --la era Dunga-- a los años negros de la selección brasileña en el Mundial de Italia-90.

Influenciado por el trasiego de alemanes e ingleses a principios del siglo pasado y conectados con sus vecinos geográficos de Uruguay, es normal que el fútbol gaucho sea agresivo y aguerrido. Son brasileños, pero ni de Río ni de Sao Paulo.

LA DIFERENCIA

Desmantelado el campeón de América

La mayor hazaña del Inter fue la conquista de la Copa Libertadores, tras imponerse en la final al Sao Paulo, alterando la hegemonía en el fútbol suramericano. Después de un largo trayecto en el que superó a seis equipos en 14 partidos, el conjunto de Abel Braga culminó la mayor gesta de su historia, colocándose así más cerca del Gremio de Porto Alegre. Pero el club donde se formó Ronaldinho sí que tiene el título mundial de clubs, entonces la Copa Intercontinental, conquistado en 1983, y no para de recordárselo a su rival ciudadano. En una ciudad, Porto Alegre, donde el Gremio sigue siendo visto como un club "blanco y elitista" y el Inter como "negro y popular", el triunfo sobre el Sao Paulo alteró por un año el poder.

Pero el espectacular éxito en la Libertadores provocó el inmediato desmantelamiento del Inter campeón. Cuatro de sus piezas claves en la conquista de América no estarán mañana en Yokohama. Sobis, el delantero, el goleador que se llevó el Betis; Jorge Wagner, el lateral que también recaló en el club andaluz; Tinga, el centrocampista que fue fichado por el Borussia Dortmund, y Bolívar, el defensa que emigró al Mónaco, verán la final por la televisión. Es el precio del éxito: los mejores (excepto Fernandao, el capitán) tomaron el dinero europeo y dejaron el Inter, obligando a una urgente reconstrucción. Pero el campeón de la Libertadores no es el mismo.

EL EQUIPO

Fernandao y los 'meninos de ouro' de Beira Rio

Con las cuatro estrellas tomando al mismo tiempo el avión hacia Europa, al Inter solo le quedaba mirar en casa para intentar hacer un equipo sólido. Agrupado en torno al oficio de Fernandao, el capitán, Abel Braga, el técnico, ha tenido que recurrir a los meninos de ouro de Beira Rio, el estadio del club de Porto Alegre. Son Alexandre Rodrigues da Silva Pato (17 años) y Luiz Adriano (19). Fueron los que marcaron los goles del triunfo en la semifinal sobre el Al Ahly. A mediados de noviembre, Pato --así le llamó la prensa en homenaje a su ciudad, Pato Branco, pese a que en su camiseta pone Alexandre--, deambulaba por el equipo juvenil del Inter. Protegido por el club, que le prohibe hacer declaraciones (también a Luiz Adriano), el joven talento gaucho sorprende y hasta a Ronaldinho le preguntan por él. "Mis amigos de Porto Alegre me hablan muy bien de él", contó la estrella azulgrana.

Tras brillar en una Copa juvenil con Brasil, precisamente en Japón, el Arsenal lo quiso fichar, pero el Inter lo ha blindado recientemente hasta el 2009, multiplicando su salario por ocho y fijando una cláusula de rescisión de 20 millones de euros, mientras la torcida colorada de Porto Alegre cantaba feliz el miércoles en Tokio. "Quién tiene un Pato, no necesita Ronaldinhos". Y, de nuevo en Japón, el país donde emergió en septiembre, Pato --"me recuerda al Ronaldo que debutó en el Cruzeiro", dice su compañero Iarley-- vivirá el partido que nunca imaginó. O, al menos, tan pronto. Hace poco veía a Ronaldinho por televisión.

EL PARTIDO

Presionar y asfixiar a Ronaldinho y Deco

"Crean en nosotros. Fue la fe de nuestra gente la que nos hizo ganar la Copa Libertadores". El mensaje de Fernandao, la gran estrella del Inter, trasciende lo puramente futbolístico. Refleja, además, la carga emocional que tiene la final de mañana. "La camiseta del Inter es la camisa de mi selección. Nunca tuve la oportunidad de disputar una Copa del Mundo. Ésta es mi Copa del Mundo". Lanzado ese discurso, en las horas previas al inicio del partido más importante en los 97 años de historia del Internacional de Porto Alegre, los jugadores sí que diseccionaron los asuntos tácticos. Ayer, por ejemplo, el técnico Abel Braga se reunió con los tres delanteros: Iarley, Pato y Fernandao. "No podemos dejar a Márquez y Puyol salir tranquilamente con la pelota", dijo el capitán, quien pidió "disminuir el espacio principalmente de dos jugadores, Ronaldinho y Deco", anunció, hacer un marcaje duro y salir al contragolpe. Una trampa para secuestrar el talento del Barça.