ENTREVISTA

Alejandro Zambra, escritor favorito del presidente de Chile: "Me gusta Boric porque habla en plural"

Alejandro Zambra

Alejandro Zambra

Núria Navarro

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El pasado 11 de marzo, Zambra festejó la investidura de Gabriel Boric –la que empezó tarde por la impuntualidad del rey Felipe VI– en un restaurante de Ciudad de México, donde reside con su mujer y su hijo. Al autor de 'Poeta chileno' (Anagrama) le apena no haber estado en su país para vivir el aire fresco y rabioso de los estudiantes en las calles, el fin del régimen "indolente y arrogante" de Sebastián Piñera y la posibilidad de hacer realidad el país imaginado (y siempre postergado) desde el Palacio de la Moneda. Hay en él "un deseo de reencuentro", confiesa.

Boric ha proclamado en un tuit que 'Poeta chileno' es una de sus novelas favoritas.

Solo nos saludamos una vez, pero cuando salió la novela, entre las cosas hermosas que dijo fue que era un libro que le hacía pensar mucho. Esa recepción me llena de alegría. Boric no es un lector improvisado, no es el político que recomienda los libros que le indican sus asesores.

¿Qué dice Zambra de Boric?

Me gusta porque tiende a hablar en plural. Está genuinamente interesado en expandir el 'nosotros'. Mientras José Antonio Kast –una versión perfeccionada de Bolsonaro y Trump– era el candidato de la simplificación, Boric asume el desafío de la complejidad. Hay discusiones feroces acerca de la identidad plurinacional de Chile, de quiénes somos y cómo podemos ponernos de acuerdo para vivir juntos. Me identifico con un mundo en el que todo está en discusión, en el que nada se presume como dado.

La 'otra' Chile habla de desorden. ¿Le causa temor?

Hay gente que no quiere que esta discusión suceda, que la Constitución no se apruebe. Pero me parece importante ir más allá de la anulación del otro. El conflicto mapuche, por ejemplo, ha estado presente en la historia entera de Chile. Y esta semana la ministra del Interior, Izkia Siche, no pudo entrar en la comunidad de Temucuicui, porque hubo balazos al aire. Pero la ambición de afrontar la dificultad es una señal positiva. Como lo es la relación del Gabinete con la autocrítica, que en mi generación estaba más ligada a la culpa y la parálisis.

Todo esto lo vive desde México. ¿No le apena perderse este pedazo de Historia?

¡Mucho! Estoy en México por razones personales. Mi mujer es de acá, y mi hijo, de 4 años, habla más mexicano que cualquier mexicano que haya conocido jamás. 

La condición de extranjero, la paternidad, el éxito... ¿Demasiados giros de guion?

Siento que estoy en un periodo de reaprendizaje feroz. Tengo muchos problemas que me encanta tener. Como vivir 'en mexicano' y que todos los días haya una palabra que me revele un nuevo sentido, siendo consciente de las palabras que perdí. Y me interesa cómo me sobrevuela la discusión sobre lo nacional, desde un país, como México, cuya idea de lo nacional es bien distinta; y la paternidad, sin duda.

"Hay mucha necesidad de establecer una conversación entre los hombres. Continuamos compitiendo, siguiendo lógicas de ránking"

Y explorar una masculinidad distinta.

Esto ya estaba ahí... Cuando estudiaba en la universidad, en 1994, había un departamento de Género y Cultura que era muy caricaturizado. Cuando fui a Chile, unos días después del estallido de octubre de 2019, mi sensación era que estaba en la facultad, que se recuperaban las causas. Creo que hay mucha necesidad de establecer una conversación entre los hombres. Es un espacio donde la confianza escasea. Continuamos compitiendo, siguiendo lógicas de ránking. 'Poeta chileno' es una novela acerca de eso. De cómo lidias con las imágenes de lo masculino que te transmitieron, hasta dónde eres capaz de desafiarla o de replicarla. Las nuevas generaciones nos han enseñado el temblor del movimiento permanente. No se trata de clausurar sino de abrir.

Le será difícil apuntalar la identidad.

A mí me gusta ese tránsito. Está más cerca del misterio. Si no incorporamos el misterio a nuestra idea del mundo nos volvemos más tontos. Para mucha gente puede parecerle difícil estar todo el día pensándose, redefiniéndose, pero yo tengo la escritura para eso.

"Si no incorporamos el misterio a nuestra idea del mundo nos volvemos más tontos"

¿Sigue aislándose en el cuartito de la azotea al que llama 'Chile'?

Ahora comparto un departamentito con otros amigos escritores. Escribo obsesivamente, pero no soy adicto al silencio, cosa que se agradece en una ciudad como México. 

Ha dicho alguna vez que hubo demasiado silencio en su infancia.

Recuerdo que cuando aparecía Pinochet en la televisión se generaba un silencio inmediato alrededor. Yo escribo bien cuando hay sensación de vida, cuando hay pedacitos de conversación ajena. Hay un momento que es de puro dar vueltas y jugar, y luego hay otro de obsesión pura en el que podría estar tocando una banda al lado mío y no darme cuenta. 

¿Sufre o se divierte escribiendo?

¡Disfruto! La escritura tiene eso, que incluso cuando escribes sobre lo doloroso, hay una satisfacción de acercarte a nombrarlo. Es un momento de mucha plenitud, y de una especie de locura. Me gusta cuando no sabes qué estás haciendo, cuando descubres cosas que no sabías que querías decir, personajes cuya existencia nunca te había interesado, palabras que no te gustaban y de pronto te empiezan a gustar. Para mí escribir no es publicar. 

"Literatura es escribir mal, es tratar de decir mejor algo que uno no domina. Un proceso muy ocioso, que se opone al negocio"

¿Qué es, pues?

Literatura es escribir mal. Desde fuera se puede ver todo muy hecho, pero escribir es tratar de decir mejor algo que uno no domina, descubrir los propios prejuicios. Es un proceso muy ocioso, que se opone al negocio. Escribes una frase mala, al otro día la ves menos mala, al tercero la borras, al cuarto la recuperas y la amplias. No importa que hayas publicado un libro o diez. Siempre es un espacio de prueba, de tartamudeo.

¿Qué hay fuera de la escritura?

Mucho más importante que la literatura es la música. Todos los días, al despertarnos, cantamos y bailamos con mi hijo, Silvestre. Música chilena, Beatles, los Kinks. ¡Siempre quise que alguien fuera capaz de escucharme cantar más de una canción seguida! Me gusta como es Silvestre, y le doy vueltas a cómo me recordará.

"El siguiente libro que publicaré se titulará 'Literatura infantil'"

Apuesto a que el niño tiene las manos llenas de lápices y libros.

Su juego es leer a través de nosotros. Por turnos, le leemos tres cuentos cada uno –no puede ser uno, ni dos– y tantas canciones como necesite para quedarse dormido. Con él aprendemos mucho, porque ni Jazmina ni yo éramos asiduos a la literatura infantil. He trabajado en eso y el siguiente libro que publicaré se titulará, creo, 'Literatura infantil'.

Escrito durante la pandemia.

Para nosotros, la pandemia trajo una dimensión de la vida muy necesaria: proteger y criar. Mostrar el mundo te da una energía suplementaria que no sé si hubiera tenido soltero y solo. Además, el confinamiento coincidió con la explosión lingüística de Silvestre. Seguía la dirección de su deseo.

"Siento que la felicidad está en el cambio permanente y en la celebración del cambio permanente"

¿En qué dirección va su deseo, el de usted?

En la del baile.

¿Literal?

Siento que la felicidad está en el cambio permanente y en la celebración del cambio permanente. En la construcción de un compañerismo verdadero. En ver cómo, finalmente, seguimos jugando con los mismos compañeros y ampliando la cancha. Eso tiene la literatura, construir comunidad, aún sabiendo que es pequeña y para algunos, invisible.

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