Ana Belén cumple 70: las cinco edades del mito

La cantante y actriz madrileña celebra su 70º cumpleaños el 27 de mayo elevada a símbolo de una era de la música popular española y del imaginario progresista

Recorremos cinco estaciones de su trayectoria, desde la debutante Mari Pili hasta los fastos de su Goya de Honor

La cantante y actriz Ana Belén

La cantante y actriz Ana Belén

Jordi Bianciotto

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El número 70 no parece asustar a Ana Belén, que lo luce así de grande en la portada de su nuevo álbum, un cuádruple compacto antológico, compendio de hitos de ayer y anteayer como ‘Desde mi libertad’, ‘España, camisa blanca de mi esperanza’ o ‘Contamíname’. Esas canciones que han dominado el imaginario de la música popular durante varias décadas, portadoras de mensajes asociados al progresismo, a través de la lucha feminista o el mestizaje.

Son 70 años de vida y 60 de diálogo con el público, si contamos como punto de partida su tierna intervención en el programa ‘Vale todo’, de Radio España, en 1961, cuando Bobby Deglané la introdujo con aquella presentación asombrada (y clasista): “mírenla, hija de una portera y parece que su madre fuera la duquesa de Alba”. Presagio de la artista que estaba por venir, diestra del saber estar, profesional pulcra, proclive a un distanciamiento que ha sido virtud o defecto en función de la mirada. Celebridad capaz de mantener a raya su vida privada, Ana Belén ha establecido una manera propia de estar en el mundo del espectáculo, como ilustran estos cinco momentos de su trayectoria.

La niña de ‘Zampo y yo’

Ana Belén, en 'Zampo y yo'.

Ana Belén, en 'Zampo y yo'. / Archivo

Su primera película, ‘Zampo y yo’ (1965), fue un pinchazo comercial, pero con el del tiempo entendió que eso pudo haberla beneficiado, ya que la apartó del peligroso carril de los niños prodigio (Joselito, Marisol), rico en traumas y hoguera de carreras incipientes. En la cinta de Luis Lucia, la niña María del Pilar Cuesta, que tenía trece años cuando se rodó, fue la huérfana de familia bien que se hacía amiga del señor payaso encarnado por Fernando Rey. Su personaje se iba a llamar María José, pero acabó imponiéndose el nombre de Ana Belén, destinado a acompañarla en toda su carrera.

Pero de ‘Zampo y yo’ sacó ella un contacto valioso, Miguel Narros, ambientador y figurinista, que la encaminó a su escuela de interpretación y al mundo del teatro, donde debutó con un clásico del Siglo de Oro, ‘Numancia’, de Cervantes. A la gran pantalla no volvió hasta unos años después, ya casi veinteañera, con ‘Españolas en París’ (1971), su salto al cine adulto y con temática social, junto a Laura Valenzuela, Máximo Valverde y José Sacristán. Poco después llegó ‘Morbo’ (1972), en cuyo rodaje conoció a Víctor Manuel. Por delante se extendería una filmografía con una cuarentena de títulos.

La sonrisa del PCE

 Aunque cree que su militancia en el Partido Comunista de España pudo haberla distanciado de una parte del público, sigue mostrándose orgullosa de aquel compromiso, que hizo compatible con glamur, aunque en ciertos ambientes politizados el puño alzado no casara con la minifalda. Pero Ana Belén, que se afilió al partido en 1974, tras una estancia en París donde conoció los ambientes del exilio (el periodista Ramón Chao, padre de Manu, o Antonio Pérez, editor de Ruedo Ibérico), tenía la vista más puesta en el eurocomunismo del PCI que en el politburó soviético.

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Con Pastora Vega, Nuria Espert, Víctor Manuel y Pilar Bardem, en una manifestación contra la guerra de Irak. / Archivo

Identificada con su sector renovador del partido (figuras como Cristina Almeida) se dio de baja tras la debacle electoral de 1982, cuando Felipe González aglutinó el grueso del voto de izquierdas. Pero, aun en 2004, cantó en la Fiesta del PCE, en la Casa de Campo. Cuatro años después se sumó a la Plataforma de Apoyo a Zapatero, la campaña de la ceja, junto a colegas como Serrat, Sabina, Concha Velasco y Miguel Bosé. Tiempo después declararía que, si bien creía que había hecho lo correcto en ese momento, no lo volvería a hacer, insinuando cierto enfriamiento político.

'Vedette' de revista

En 'La corte de Faraón'.

En 'La corte de Faraón'. / Archivo

La artista volvió a ser Mari Pili en su personaje de ‘La corte de Faraón’ (1984), la comedia musical de José Luis García Sánchez que sacaba punta a las tribulaciones con la censura de una compañía de revista en la España de los años 40. Pasarela para la exhibición de una Ana Belén envuelta en sucintas prendas de inspiración egipcia, en un tiempo en que solía coronar los ‘ránkings’ de los medios (práctica hoy un tanto ‘demodée’) de las ‘mujeres más deseadas de España’. Suyos fueron, unos años antes, los primeros pechos desnudos del cine español, en ‘El amor del capitán Brando’ (1974).

De la fascinación generacional que llegó a causar da cuenta Miguel Ángel Villena en la biografía ‘Desde mi libertad’ (2003), cuando revela que Carmen Alborch, tras tomar posesión como ministra de Cultura (1993), recibió un curioso encargo de su compañero de gabinete Alfredo Pérez Rubalcaba: quería “a toda costa cenar con Ana Belén” y “conocerla en la corta distancia”, aunque fuera compartiendo la situación con otros comensales. Así fue, y ambos se citaron en un restaurante madrileño, con Víctor y la propia Alborch.

 La banda de los cuatro

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Con Víctor Manuel, Serrat y Miguel ríos en la gira 'El gusto es nuestro'. / Archivo

Su primer álbum fue ‘Tierra’ (1973), pero tuvo esperar al quinto, ‘Ana’ (1979), su estreno con multinacional (CBS, hoy Sony Music), para dar sus primeros pelotazos comerciales: ‘Agapimú’ (tema que grabó originalmente Mia Martini y que en el confinamiento del año pasado resurgió de la mano del dúo guasón Ojete Calor) y la determinada ‘Desde mi libertad’. Los ‘hits’ la acompañaron intensamente en los 80, a través de álbumes como ‘Ana en Río’ (con el frenesí sambista de ‘Balancê’), ‘Géminis’ (‘Solo le pido a Dios’, del argentino León Gieco) y ‘A la sombra de un león’ (tema titular de Sabina).

Pero, aunque Ana Belén se erigió en estrella por cuenta propia, nunca reunió a tanto público como cuando, en 1996, procedió a aliarse con Víctor Manuel, Serrat y Miguel Ríos en la gira ‘El gusto es nuestro’, rompiendo récords de recaudación (1.200 millones de pesetas; 7,2 millones de euros) y dejando un rastro de noches acaloradas como las tres en la plaza de toros Monumental. Juntar repertorios era una apuesta segura, y ella se las pudo ver con hitos ajenos como ‘Hoy puede ser un gran día’, ‘Quiero abrazarte tanto’ o el ‘Himno a la alegría’. La gira saltó a México, Venezuela y Argentina, y dio pie a un itinerario de ‘revival’ veinte años después.

 

Como María Dolores Pradera


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Ana Belén, en 2017, al recibir el Goya de Honor. / Archivo

A punto para ese 70º aniversario, Ana Belén no contempla retiradas de ninguna clase. En el cine, lo próximo será ‘La piedad’, cinta de Eduardo Casanova que ella protagoniza y cuyos plazos de realización se han visto torpedeados por la pandemia. En la música, su último álbum con material inédito es ‘Vida’ (2019), apuesta por autores de generaciones posteriores, como Andrés Suárez, Rozalén o Dani Martín. Y ahora lanza esta antología, ‘70’, en la que condensa logros de casi cinco décadas, incluyendo citas con colegas como Djavan o los fallecidos Chavela Vargas y Carlos Berlanga.

Gotean las efemérides y los reconocimientos, como ese Goya de Honor dispensado en 2017, que recibió con un discurso en el que se preguntó por qué no había una mayor presencia femenina en las producciones españolas. “Si no hicieran falta mujeres para los personajes de mujeres, no estaríamos ni las que estamos”, propinó a la Academia de Cine. La vida sigue, y el espectáculo, y Ana Belén afirma que su ejemplo a seguir es María Dolores Pradera, que se mantuvo activa en los escenarios hasta casi los 90, y siempre con elegancia y buen humor.

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