El 'star system' de Hitler

Un documental del periodista y cineasta Rüdiger Sutchsland explora el cine y la factoría de estrellas que impulsó el Tercer Reich con fines propagandísticos

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Nando Salvà

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Mucho antes que 'Titanic' (1997), uno de los títulos más famosos de Hollywood, existió 'Titanic' (1943), uno de los más célebres de la Alemania del Führer; aquella película, que no culpaba del naufragio a un iceberg sino al capitalismo y –por supuesto– a los judíos, es un emblema del uso que los nazis hicieron del cine como forma esencial de comunicación con las masas. Es el fascinante asunto de 'Hitler’s Hollywood', el documental de Rüdiger Sutchsland que el próximo viernes llega a los cines.

Bajo el control estricto del ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, entre 1933 y 1945 Tercer Reich se lanzó a producir comedias, musicales, romances, fantasías, relatos de aventuras y fastuosas recreaciones históricas con el fin de inocular en el público, de forma a menudo sorprendentemente sutil, valores como el patriotismo o la necesidad de sacrificio individual en favor de la masa. Aquel no era un cine de autor, porque el autor era Goebbels. Su éxito dependía del brillo de sus estrellas, algunas de las que recordamos a continuación.

GUSTAF GRÜNDGENS

Durante el Tercer Reich, y a pesar de ser homosexual, gozó de gran éxito primero como actor teatral –sobre todo, gracias a sus encarnaciones de Hamlet y Mephisto– y después al frente de 14 películas que lo convirtieron en una de las estrellas mejor pagadas de la industria. Era el intérprete favorito de Göering; Hitler y Goebbels, en cambio, lo detestaban, aunque entendían que su figura contribuía a legitimar el régimen nazi. No sabían que Gründgens usaba su posición para ayudar a colegas perseguidos.

JOHANNES HEESTERS

Se cuenta que empezó a hacer carrera cuando Hitler se enamoró de su interpretación en la opereta 'La viuda alegre'; el Führer asistía a cada función e imitaba al actor holandés frente al espejo, y lo agasajaba con dinero, coches, comida y otros bienes que había incautado a los judíos. Heesters se dejó querer y miró para otro lado. Afirmaba, por ejemplo, no saber nada de campos de exterminio… hasta que salió a la luz una foto en la que aparecía entreteniendo a los soldados de Dachau.

ILSE WERNER

En parte porque no tenía el aspecto típico de una chica alemana –se la comparó con Ingrid Bergman–, fue la única actriz nazi que tuvo posibilidades de llegar a Hollywood: en 1938 su padre rechazó un contrato que la productora MGM había ofrecido para ella. En casi todas sus películas exhibía su talento para silbar, que había cultivado desde niña. A partir de la década de los 50, empezó a dar prioridad a su carrera en el mundo de la música, pero en 1989 gozó de gran éxito a bordo de una telenovela.

ZARAH LEANDER

Reconocible por su imponente estatura, su cabello rojo llameante y su carácter fuerte, la actriz sueca fue la diva del cine nazi. Los directores a menudo le otorgaban papeles melodramáticos de mujeres seductoras y aparentemente independientes que sufren una angustia insoportable antes de convertirse en esposas obedientes y así redimirse. Hitler la adoraba, pero Goebbels no veía con buenos ojos que la UFA quisiera convertir a una extranjera en imagen de la industria cinematográfica alemana y sustituta de Marlene Dietrich.

FERDINAND MARIAN

Carismático y perversamente seductor, es uno de los personajes más trágicos del cine germano. Ya hacía tiempo que se había especializado en papeles de villanos y asesinos cuando, a partir de 1940, se le empleó repetidamente en películas abiertamente propagandísticas. Por su participación en el drama 'El judío Suss' (1940), considerado como una racionalización del Holocausto, se le prohibió volver a actuar tras la victoria aliada. Murió de un accidente de tráfico en 1946. Se sospecha que fue un suicidio.

MARIKA RÖKK

La crítica posterior la ha despreciado por su falta de talento, y por ejemplificar la mediocridad del cine musical del Tercer Reich. Sus películas, en todo caso, fueron vitales para fortalecer la moral popular y mantener la esperanza del pueblo. Era como una mujer de goma, y solía hacer tantas piruetas en sus películas que solo verla mareaba. Cuanto más desesperada era la situación militar en el frente, más exuberantes eran sus películas. Años después se supo que había estado pasando secretos nazis a Moscú.

HANS ALBERS

El gran galán de la pantalla. Fue uno de los primeros actores en aparecer en películas sonoras y, tras el ascenso de los nazis, no solo se convirtió en la celebridad mejor pagada sino también en la más conocida en el exterior. Él, consciente de gozar del favor del público, expresó abiertamente sus sentimientos sobre el gobierno de Hitler y se negó a participar en películas propagandísticas. Continuó actuando en películas en la Alemania de la posguerra hasta su muerte en 1960 a los 68 años.

KRISTINA SODERBAUM

Protagonizó 10 éxitos de taquilla dirigidos por su esposo, Veit Harlan. Menuda pero dotada de rotundas curvas, tenía cabello dorado, ojos violetas y tez de muñeca, y por tanto se la veía como encarnación de la florida niñez aria. Al parecer, Franco la admirabaSe dice que es una de las pocas actrices del Tercer Reich que no llegó a mantener relaciones sexuales con Goebbels, que tenía predilección por las morenas de ojos oscuros. Tras la derrota nazi, fue juzgada por crímenes de guerra.

HEINZ RÜHMANN

Toda una institución en su país, en su día encarnó al hombre común del cine nacionalsocialista. A través de sus comedias de humor grueso promocionó los valores del nazismo, y cuando la guerra empezó a dañar a Alemania difundió la ilusión de que las cosas no iban tan mal. Su proclamado apoliticismo le valió con frecuencia la acusación de oportunismo. Quizá era más bien un superviviente: en 1938 había sido obligado por el régimen a separarse de su mujer, que era mitad judía y tuvo que emigrar a Suecia.

HEINRICH GEORGE

Ya tenía tras de sí una exitosa carrera teatral y cinematográfica -apareció en 'Metrópolis' (1927)- cuando los nazis ascendieron al poder. Se acercó al régimen hasta tal punto que Goebbels llegó a nombrarlo “actor estatal”, y participó en las películas más explícitamente antisemitas de la época. Al mismo tiempo, brindó su compromiso a muchos artistas disidentes. En junio de 1945, fue arrestado por el servicio secreto soviético y murió un año después por de las torturas a las que fue sometido.