CENTENARIO DEL DIRECTOR DE 'EL SÉPTIMO SELLO'

Las mujeres de la vida (y la obra) de Ingmar Bergman

El cineasta se casó cinco veces y mantuvo relaciones amorosas con muchas de sus actrices

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Beatriz Martínez

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Con motivo del centenario de Ingmar Bergman muchos se preguntan, ¿sobreviviría este genio del cine a una revisión feminista de su obra en la era del #MeToo

Seguramente en el plano personal hubiera sido cuestionado. Estuvo casado en cinco ocasiones, en la mayoría de los casos no llegaba a terminar una relación cuando ya había iniciado otra y buena parte de sus actrices, la mayoría muchísimo más jóvenes que él, se convirtieron en sus amantes. En total tuvo nueve hijos, pero siempre reconoció que fue un pésimo padre. 

Se podría trazar una cronología de su obra a partir de las mujeres que ocuparon su vida en cada una de sus etapas. Se casó con la coreógrafa sueca Else Fisher en 1943 cuando todavía estaba centrado en su obra como dramaturgo. Mientras ella se encontraba en el hospital curándose de tuberculosis con su primera hija, también enferma, Bergman dejó embarazada a Elle Lundström, con la que tuvo cuatro hijos. Su relación abarcaría la primera parte de su carrera en el cine, de 1945 a 1950, hasta 'Juegos de verano' (1951). Fue entonces cuando conoció a la periodista Gun Hagberg, a la que sería infiel en numerosas ocasiones, la más sonada con la actriz de 'Un verano con Mónica' (1953), Harriet Andersson, cuya figura se convertiría en símbolo de la libertad sexual femenina de la época. Con ella rodaría varias películas más hasta que comenzó a relacionarse con Bibi Andersson en el montaje para televisión de 'Llega el señor Schleman', en 1957.

El último amor

Más tarde se supo gracias a sus memorias que durante estos años tuvo una hija con Ingrid von Rosen, la mujer que se convertiría en su último amor.

No solo fue agitada su vida sexual en ese periodo, también su estatus como director estaba a punto de entrar en una dimensión diferente. Rodó 'El séptimo sello' (1957), 'Fresas salvajes' (1957) y 'El manantial de la doncella' (1960). 

Esculpió el rostro femenino como pocos han logrado, de un modo tanto físico como espiritual

1959 supone un punto de inflexión. Contrae de nuevo matrimonio, con Käbi Laretei, una pianista estonia con la que alcanza una cierta estabilidad. Es la época de 'Como un espejo' (1961), de la que llega a decir que es su primera película, como si todo lo anterior no existiera. Cuando parecía haberse apaciguado, llegó 'Persona' (1966) y Liv Ullmann (foto en cabeza). La pareja acabó rondando juntos en una decena de ocasiones, a pesar de que su relación no duró más de cinco años. Pero de alguna manera siempre estuvieron unidos. Bergman escribió los guiones de 'Encuentros privados' (1996) e 'Infiel' (2000), películas de carácter autobiográfico, para que las dirigiera Ullmann. Ella siempre ha dicho que se lo debe todo a Bergman, y que ambos estaban conectados de un modo muy especial. Por eso presintió su muerte y llegó justo a tiempo a su casa de Fårö para acompañarlo en el final.

Estabilidad definitiva

A partir de 1971 el director alcanzó la estabilidad definitiva al lado de Ingrid von Rosen. A su lado compuso todo el tramo final de su carrera, desde 'Gritos y susurros' (1972) hasta 'Saraband' (2003), pasando por su monumental 'Fanny y Alexander' (1983). 

A pesar de su fuerte carácter, lo cierto es que mantuvo buena relación con la mayoría de sus parejas. Cuando se retiró a Fårö siguió rodeado de ellas, que lo visitaban y cuidaban junto a las cuatro enfermeras a su servicio. 

Muchas de las películas de Bergman giraron en torno a la represión y, según él mismo, ha declarado en la pantalla prefería utilizar a las mujeres porque eran más generosas a la hora de demostrar sus sentimientos. El cineasta esculpió el rostro femenino como pocos han logrado, de una manera tan física como espiritual, y compuso algunos de los papeles de mujer más icónicos del cine contemporáneo.