Clara Segura: "Escuchar las mismas palabras, juntos, nos hace fuertes"

La actriz defiende el teatro como un refugio colectivo donde conjurar las hostilidades. El martes ofrece en el Romea, dentro del Grec, 'Conillet', un monólogo de Marta Galán.

Clara Segura, el viernes, en Barcelona, entre un rodaje en Galicia y el Grec.

Clara Segura, el viernes, en Barcelona, entre un rodaje en Galicia y el Grec.

POR Núria Navarro

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Emocionar no es fácil. Menos cuando el espíritu de los tiempos está impregnado de desvarío, cuando 84 personas son asesinadas a golpes de camión o el Mediterráneo se ha convertido en la tumba de 10.000 migrantes. Pero ahí está Clara Segura, modificando la química de los cerebros, emocionando, haga de sardina en un súper ('Vinagre'), de madre fuera de juego ('Conillet') o de forense con una turbia pulsión sexual ('Nit i Dia'Nit i Dia'). La crítica más escrupulosa dice que es la Anna Lizaran de esta primera mitad siglo.

¿De qué sirve el teatro en un mundo hostil? Para no ir en moto y estamparte llorando contra un muro necesitas de la colectividad. Más que nunca. Contaba Javier Daulte que en la época del 'corralito' los teatros de Buenos Aires estaban llenos. El acto teatral, en el que juntos escuchamos las mismas palabras que duelen o reconfortan, nos hace fuertes. También ocurre cuando en un concierto sientes que eres hermano de todos los que vibran con lo mismo. Necesitamos esos lugares donde recogernos, todos, porque si no la lucha es entre yo y el móvil, entre yo y la red social. El teatro tiene algo de sagrado. Es la iglesia laica.

Usted tiene mucha parroquia. ¿De dónde saca el impulso? De la vida. La realidad me asalta continuamente. Estamos en medio de una cultura fantásticamente contradictoria, seducida por la juventud eterna y a la vez con una paleta humana que muestra lo que somos y no lo que queremos ser.

Pero la fuerza le viene de serie. Crecí en una familia siciliana a tope. Catalanes con raíces de Murcia y de Castellón que me educaron para tener los ojos bien abiertos. A mí me afecta mucho todo y, para sacarlo, necesito el jaleo, de lo contrario sería una 'bleda'. Cuando veo a mi hijo mayor, Martí, pienso: "Ay, madre, otro con la piel fina".

¿Sería una mala noticia que se hiciera cómico? El 54% de los actores no han trabajado nada en los últimos tres años y, de estos, el 32% está por debajo del umbral de la pobreza. Pero tendría más reticencias si me dijera que quiere ser un liquidador de empresas o meterse en algo militar. La vida se vive una vez y por el camino hay que tratar de ser feliz.

{"zeta-legacy-key":{"title":"claves biogr\u00e1ficas","keys":[{"title":"Naci\u00f3 en Sant Just Desvern (Baix Llobregat), en 1974.","description":"\u00a0Estudi\u00f3 en el colegio Montseny, sac\u00f3 solfeo y canto coral en el Conservatori del Liceu y, pese a matricularse en Historia del Arte, se licenci\u00f3 en el Institut del Teatre en 1996."},{"title":"Premi Nacional de Cultura 2016,\u00a0","description":"en 20 a\u00f1os solo ha parado durante sus dos embarazos y tiene la agenda llena hasta el 2018. Ha participado en una treintena de obras de teatro, en pel\u00edculas como \u2018Mar adentro\u2019 de Alejandro Amen\u00e1bar y en series (\u2018Porca Miseria\u2019, \u2018Vinagre\u2019 y \u2018Nit i Dia\u2019 de TV-3)."},{"title":"En\u00a0septiembre empieza los ensayos de 'La treva',","description":"En\u00a0septiembre empieza los ensayos de 'La treva',\u00a0de Donald Margulies, dirigida por Julio Manrique. Ser\u00e1 una\u00a0fotoperiodista de guerra."}]}}¿La maternidad ha cambiado su estar en el mundo? He ganado criterio. De repente dices: "Perdonad, pero si no comienza el ensayo, piro". Porque quiero estar, hasta en el Ampa, que debería de llamarse Amma porque a pocos padres veo yo allí o en cualquier parque por la tarde.

Tiene un compañero consciente. Chepi, ¿eh? Entiendo los horarios de Fluren [Florenci Ferrer, productor musical de la escena indie], pero él no tiene tan claro que no hay que dejar de hacer cosas con los niños cuando son pequeños para arrepentirse después.

Ese 'arrepentimiento' es un clásico de los que se jubilan tras hacer lo que quisieron. ¡Las mujeres tenemos eso clarísimo! Es el fantasma que nos persigue durante toda la época de crecimiento profesional. Porque o tienes un marido millonario y te dedicas a hacer pasteles de zanahoria ecológica o hay que trabajar. Y mi trabajo me gusta, mucho. Mi tía Teresa, de 87 años, vino a ver 'Conillet' [interpreta a una madre trabajadora al límite] y al salir me dijo: "Me gusta mucho que hagas obras que hablen de mujeres de mi época". Y le respondí: "¡Pero si habla de la mía!".

¿Tiene sus golpes de rabia? Digamos que cuando veo 'Amarcord' de Fellini me reconcilio conmigo misma. Noto mucho cuando la directora y la productora son mujeres. Ellas te dicen: "Tranqui, que el día 5 de enero no trabajas". A ellos les es indiferente la Cabalgata. Por suerte tengo a una aliada-gestora que me va recordando la adaptación a la guardería, la obra de teatro...

¿Se acuerda de como empezó todo? Yo no tenía referentes en la familia y, como siempre me he movido entre el 'seny' y la 'rauxa', me convencí de que Historia del Arte era lo mío. Pero yo me veía en una peli, de experta en Velázquez metida en una trama para descubrir un asesinato. Un verano, en el museo Rodin de París, una amiga de mis padres -mi segunda madre-, me dijo: "Clara, ¿tú te ves explicando pacientemente un cuadro en un museo?". Y yo me veía, a los tres días, montando una 'performance' delante de una escultura.

¿Pulsión exhibicionista? Mecanismo para ser yo misma.

¿Y eso? De la lucha entre la timidez y la falta de sentido del ridículo, yo acababa siendo la que imitaba a la profe de literatura catalana o me presentaba en la fiesta mayor vestida de loquita. Era feliz haciendo ese tipo de cosas. No me veía sentada, comiendo pipas; me veía haciendo la vertical. Uno de los grandes placeres fue entrar en el Institut del Teatre y ¡uaaaa! ver que era el lugar en el que sentía que era yo.

Una mujer sin hechuras de modelo que acapara la atención. Cuando uno se siente uno mismo, gana potencia, independientemente del tamaño. Todos podemos saber allí donde somos libres y trabajar para ir en esa dirección.

Incluso sacar un lado sórdido, como en 'Nit i Dia'. La secuencia del bar en la que iba directa hacia un tío me costó. Y pasé miedo con Marc [Martínez] y Pablo [Derqui], de ese de decir: "Esto no me está molando". Pero me salió un instinto de defensa.

A estas alturas, ¿se siente capacitada para cualquier cosa? También hay miedo, ¿eh? Pero he ido encontrando aliados, como Oriol Broggi, Bruno Oro o Àngel Llàcer, cuyo convencimiento me pone las pilas. Es una de las gracias de mi trabajo. La gente que me devuelve la sensación de cuando era pequeña y preparaba una obra de teatro en clase.

¿Tiene conciencia del lugar que ocupa? No mucho. O al menos, no lo trabajo voluntariamente. Además, una cosa es el lugar en el que te pone la gente y otro, en el que te pones tú. Siento que estoy en un momento dulce, que los niños empiezan a ser más mayores y que recojo frutos profesionales, pero hay sueños que o se redirigen ahora o...

¿Como cuál? En lo personal, dar la vuelta al mundo. Y en lo profesional, noto que necesitaría meterme en un proyecto que no solo consista en ensayar, actuar, saludar y marchar a casa. Algo que sea un puente entre aquí y otra parte. Italia, Beirut... Conocer a Wajdi Mouawad [dramaturgo libanés, autor de 'Incendis'] me impactó. Me gustaría estar haciendo un 'stage' con él. O ser yo la generadora de algo. Ser quien diga: "Me encanta esto, ¿lo quieres hacer conmigo?". Necesito que corra el aire. Estoy demasiado dentro de todo. Me olvido de contestar los whatsapp y creo que es porque quiero estar en modo desconectado.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Necesito que corra el aire.","text":"\"Necesito que corra el aire.\u00a0Me olvido de contestar los whatsapp y creo que es porque quiero estar en modo desconectado\"\u00a0"}}Eso le ocurre 20 años después de su debut en el Romea. Sentía más miedo en los inicios, pero recuerdo los noes que dije.

¿Por ejemplo? Me negué a hacer la prueba de 'Polònia'. Siempre supe dónde era más fuerte y debía invertir mi energía. Y eso que nunca se me cayeron los anillos. Cuando no nos conocía ni Cristo, Bruno [Oro] y yo fuimos a animar una convención del BBVA o hacer un número para patatas Matutano. El ridículo es una buena escuela.

¿Algún otro momento loco? Uno muy loco. Buscaban un personaje para una peli de James Bond y me llamaron para una prueba en inglés. Pensé: "¿Yo? ¿Chica Bond?". Al llegar a la cita, en Madrid, también esperaba una mulata de dos metros, guapísima. ¿Qué hacíamos ella y yo en la misma prueba? La hice y me quedé sin saber para qué papel era. Muy surrealista.

También es surrealista que sea prima de Dyango.  A mí me parece normal. Mi padre y Dyango son primos hermanos. Pero le veía poco porque vivió mucho tiempo en Miami.

¿No lo incluye como 'influencer'El gran referente es la yaya Catalina, de Mazarrón. Una revolucionaria. Una mujer con cuatro hijos que cogió un tren y sacó a su marido de un campo de concentración.

¿Por dónde pasa su revolución? Por defender una democracia que no existe. ¿Cómo si no se explica que lo que importa al ministro Fernández Díaz es saber de dónde han salido las escuchas y no presentar la dimisión muerto de vergüenza?

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