Los secretos del Gòtic

¿Sabía usted que la obra de Picasso Les demoiselles d'Avignon, germinal del cubismo, hace referencia a la calle de Avinyó y no a la ciudad francesa, como se tiende a pensar? ¿O que la plaza de Sant Iu, cerca del Museu Marés, todavía mantiene un escudo de la Inquisición, instaurada en Barcelona en 1483? ¿Que en la callejuela de Perot lo Lladre vivió este conocido bandido del siglo XVII (cuyo nombre real fue Pere Rocaguinarda) y por eso esta vía lleva su apodo?

Estas son solo tres de las curiosidades y leyendas históricas que desvelan el conjunto de 24 fichas coleccionables que la isla comercial Barna Centre, en el Gòtic, ha distribuido entre sus tiendas. Cada una de ellas posee una ficha que desvela un secreto del barrio muy cercano a esa tienda. Los clientes pueden obtener toda la colección de fichas una vez han visitado todos los locales.

"Con estas fichas invitamos a las personas a hacer todo el recorrido por el barrio y así descubrir pequeños detalles que les sorprenderán", explica Isabel Rodríguez, gerente de Barna Centre, que además destaca que estas fichas están solamente impresas en castellano y catalán. "Porque queremos dirigirnos al cliente del barrio, no al turista", asevera.

Para Rodríguez, "comercio y cultura van de la mano". Por eso se creó esta iniciativa, que no deja de ser una ruta de puntos de interés por uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad. La gerente de Barna Centre destaca que supone una "motivación alternativa al paseo".

Más ejemplos. En el interior de los números 8 y 10 de la calle de la Palla se conservan restos de unas mikveh judías, antiguas termas donde se realizaban baños de purificación, según ordenaba el judaísmomikveh. "Se decía que lo que hay en el piso de debajo era un mikveh para mujeres. El del comercio de al lado era un mikveh para hombres", señala Esteban Canalejo tras el mostrador de la pastelería Caelum, en el número 8. En el piso inferior, donde se encuentran los restos del mikveh, está también la cafetería de Caelum, que suele llamar la atención del clientela. "Siempre nos preguntan si pueden sacar fotografías", añade.

La joven Canuda

La Canuda que da nombre a la calle fue una joven de la que se enamoró un heredero. Para conseguir casarse (algo a lo que el padre de ella se negaba para que no quedara sometida a la fortuna de él), el novio le cedió la mitad más un céntimo de su patrimonio. Y hubo boda. "Es una historia que solo conoce la gente mayor. A mí me la explicó un cliente", dice Raquel Delgado, de la Llibreria Antiquària Farré. Otro secreto de las fichas de Barna Centre.