Cerebro y lengua

¿Por qué te cuesta tanto hablar catalán con alguien con quien siempre hablas en castellano?

La neurocientífica Clara Martin explica el porqué de este curioso fenómeno muy habitual en todo tipo de entornos bilingües

Consejos del neurólogo para mantener un cerebro sano

Consejos del neurólogo para mantener un cerebro sano

Valentina Raffio

Valentina Raffio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En casa del pequeño Martí se habla catalán y castellano. El niño ha aprendido a hablar en catalán con su madre y en castellano con su padre. Está tan acostumbrado a ello que, durante las comidas familiares, incluso va cambiando de idioma en función de con quién está hablando. Algo parecido le pasa a Laura. En el trabajo habla con algunos compañeros en catalán y con otros en castellano y durante la hora del café, cuando se juntan todos para charlar, va alternando los idiomas. ¿Este tipo de escenas te resultan familiares? Si vives en un entorno bilingüe, probablemente sí. Y este fenómeno, lejos de ser una anomalía, tiene una explicación científica.

La investigadora Clara Martin –líder del grupo de investigación sobre bilingüismo del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL)lleva años estudiando este fenómeno. Empezó a investigar el tema cuando trabajaba en Barcelona y ahora, desde el País Vasco, continúa indagando en este "fascinante efecto" que resulta muy común en los entornos bilingües. "Es muy interesante porque nos ayuda a entender cómo funciona el cerebro y cómo cada uno de nosotros puede reaccionar de manera diferente a este tipo de estímulos", explica la científica en una entrevista con EL PERIÓDICO.

"Es muy interesante porque nos ayuda a entender cómo funciona el cerebro"

— Clara Martin, neurocientífica experta en bilingüismo

Cómo tu cerebro 'activa' un idioma

Para entender este fenómeno hay que empezar por el principio. Cuando una persona bilingüe se dispone a hablar, su cerebro se ve obligado a seleccionar un idioma. El hecho de escoger, por ejemplo, entre catalán y castellano no solo implica abrir el 'diccionario mental' de uno de los idiomas. Según explica Martin, "para que tu cerebro pueda activar un idioma necesita, obligatoriamente, inhibir el otro". Este fenómeno se ha observado en experimentos científicos en los que se ha monitorizado la actividad cerebral de personas bilingües (de hecho, en algunos estudios neurológicos incluso se han llegado a rastrear cómo el cerebro activa áreas diferentes en función del idioma que habla una persona).

"Para que tu cerebro pueda activar un idioma necesita inhibir el otro"

Otra cosa a tener en cuenta es la manera en la que nuestro cerebro aprende a relacionar cada uno de los idiomas que tiene interiorizados con las diferentes personas. En el momento en que empezamos a conocer una persona, y a construir un vínculo con ella, uno de los elementos más importantes es el idioma en el que trazamos la relación. En los ejemplos mencionados al principio, el pequeño Martí ha construido la relación con su madre en catalán y, por eso mismo, le resulta natural tener todas las conversaciones con ella en ese idioma.

¿Entonces cómo sabe el cerebro de una persona bilingüe, con uno o más idiomas interiorizados, cuándo tiene que activar uno u otro? Según explica Martín, nuestro cerebro está continuamente buscando "pistas" para saber qué lengua debe activar. Uno de las señales más importantes es la cara del interlocutor. Otra es el contexto en el que se habla. Otra incluso es el tema de la conversación. Todos estos factores van dando pistas al cerebro para saber cuál es el idioma que vale la pena desplegar y, a partir de ahí, se enciende el interruptor de una lengua y se apaga el interruptor  de todas las demás.

Coste cognitivo

Imaginemos ahora que Laura empieza una conversación en castellano con una amiga. De repente, un amigo con el que habla catalán entra en la sala y se une a la charla. ¿Por qué a Laura le resulta más fácil ir cambiando de idioma que escoger solo uno? "Escoger entre un idioma u otro supone un coste cognitivo para nuestro cerebro, pero tener que activar una lengua que no asociamos con una persona o un contexto nos resulta aún más costoso", explica Martin. "Por eso mismo, a veces cuando intentamos 'forzar' un cambio de idioma nos es más fácil cometer errores", añade.

"Activar una lengua que no asociamos con una persona resulta muy costoso para nuestro cerebro"

Hay varios estudios que ilustran este curioso fenómeno. En un experimento, por ejemplo, se pidió a las personas bilingües que dijeran el nombre de diferentes objetos (como una manzana, una silla o un sol) en un idioma como, por ejemplo, el castellano. A continuación les enseñaron la cara de una persona con la que habitualmente hablaban en catalán y repitieron la prueba pidiéndoles, una vez más, los nombres en castellano. En este caso observaron que los voluntarios tardaban más tiempo en procesar las respuestas y cometían más errores.

¿Pero ocurre lo mismo para todos? ¿Todos los cerebros se 'traban' por igual cuando tienen que cambiar de idioma? Según explica Martin, no. Y esto se debe, en gran parte, a la configuración única de cada cerebro. "Todos los cerebros son diferentes y, aunque todavía no sabemos muy bien el porqué, cada uno procesa a su manera este tipo de estímulos. Por eso para algunas personas es muy sencillo cambiar de idioma y para otras resulta más costoso", explica la científica. "El cerebro de los niños bilingües tiene más facilidad para hacer el cambio de idioma respecto a, por ejemplo, alguien que ha aprendido dos lenguas de mayor", añade. 

Suscríbete para seguir leyendo