ESCÁNDALO CIENTÍFICO

Vall d'Hebron mantiene a Baselga pese a su polémica relación con las farmacéuticas

josep baselga

josep baselga / ACN

Michele Catanzaro

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El oncólogo catalán Josep Baselga, que hace tres meses protagonizó un escándalo por haber omitido el cobro de pagos de empresas farmacéuticas en decenas de artículos científicos durante años, seguía a este jueves como presidente del comité científico interno del Vall d’Hebron Institut d'Oncologia (VHIO).

La omisión de la declaración de conflictos de interés, estimados en millones de dólares, fue revelada por una investigación periodística el 8 de septiembre. Once días después, Baselga tuvo que dimitir del Sloan Kettering Memorial, el centro de Nueva York donde ejercía de médico jefe. El catalán presentó su renuncia también del comité editorial de la revista que él mismo contribuyó a fundar, Cancer Discovery.

Silencio en Catalunya

Este escándalo contrasta con el silencio que hay al respecto en Catalunya, donde Baselga ejerció hasta el 2012. Después siguió presidiendo el comité científico del VHIO, y en el 2016 recibió el Premi Internacional Catalunya. Ni el Vall d’Hebron ni la Conselleria de Salut han emitido ningún comunicado sobre el caso. 

Tampoco se ha abierto ninguna comisión interna para investigar el asunto, ni se han enviado recomendaciones a los trabajadores, según fuentes del centro. Los artículos que Baselga ha tenido que rectificar pertenecen a su etapa de Nueva York, a partir del 2013, sin embargo muchos de ellos tienen coautores del VHIO.

Finalmente, no consta que el centro haya emprendido ninguna acción para averiguar si los artículos firmados por Baselga en su etapa de Barcelona puedan tener el mismo problema.

En noviembre, dos meses después de las revelaciones sobre Baselga, el Govern anunció la creación de un Comité para la Integridad de la Investigación en Catalunya. También se publicó el código de conducta de los centros CERCA, la red de centros de investigación de la Generalitat al cual pertenece el VHIO.

Es improbable que estas medidas afecten al caso de Baselga. El comité aún no está formado y el ombudsperson de CERCA (una persona encargada de procesar las denuncias sobre conflictos de integridad científica en los centros) aún no está designado.

Renuncia a un ensayo clínico

Hace dos años, el entonces 'conseller' de Salut, Toni Comín, anunció que en el 2018 se llevaría a cabo un ensayo clínico de biopsia líquida del cáncer en Catalunya, bajo la dirección de Baselga. "Finalmente, no se formalizó ninguna colaboración con el Memorial Sloan Kettering Center, porque la aplicación del artículo 155 paró el proyecto. Con la nueva legislatura se ha decidido no retomar este proyecto", afirma un portavoz de la Conselleria de Salut.

Baselga no contestó a las preguntas de EL PERIÓDICO y el VHIO respondió con una escueta comunicación. "Desde que se fue a EEUU y mientras ha estado desarrollando su actividad profesional en el ámbito de las instituciones académicas […] ha venido ejerciendo de presidente del Comité Científico Interno", reza el comunicado. 

La información sugiere que Baselga podría dimitir a raíz de su incorporación en la farmacéutica AstraZeneca, donde empezó a trabajar el lunes pasado. Aunque su vinculación académica con el Memorial Sloan Kettering acabó a mediados de septiembre, el oncólogo participó en una reunión del comité científico del VHIO hace dos meses, según una fuente del centro. Ayer, tras la consulta de EL PERIÓDICO, el centro borró en su web la referencia a Baselga como presidente del comité. Sin embargo, el instituto no tiene publicada la lista de sus integrantes.

Falta de mecanismos

El silencio ante los problemas de integridad científica no es una novedad en Catalunya. "Los otros casos que se han dado aquí, por ejemplo en el CRG, el Idibell o la UAB, se han resuelto con comités internos", afirma Pere Puigdomènech, miembro del Grupo Europeo de Ética de las Ciencias y las Nuevas Tecnologías y presidente el Comité de Ética del CSIC.

"Esta situación pone de manifiesto la falta de mecanismos claramente establecidos para abordar estos asuntos en nuestro entorno”, opina Itziar de Leucona, del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universitat de Barcelona. "En el mundo anglosajón hay oficinas de integridad que llevan a cabo evaluaciones públicas y establecen castigos o recorridos de rehabilitación. En el mundo latino hay un sistema de principios, pero la parte procedimental no la tenemos desarrollada", apunta.

"En todo caso, sorprende que no haya habido movimientos por parte de investigadores y ciudadanos. Su propia institución hubiera podido pedir de oficio que dimitiera", observa de Leucona. "Lo que me preocupa son los pacientes que tenían confianza en Baselga. Casos como este afectan a la confianza en la ciencia", concluye.