La polución produce hasta un mes de retraso en los escolares

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Michele Catanzaro / Barcelona

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La diferencia de capacidades entre un niño de 9 años y uno de 9 años y un mes es pequeña. Sin embargo, si todos los escolares de un colegio van atrasados un mes, eso representa un gran problema e incluso un coste. Un retraso en algunas capacidades de 1,1 meses separa los escolares del 25% de colegios más contaminados de Barcelona de los del 25% de los menos contaminados. Esta estimación deriva de un estudio publicado la semana pasada en la revista 'Neuroimage'.

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El estudio ha monitorizado por resonancia magnética el cerebro de 263 alumnos de entre 8 y 12 años de 39 colegios de Barcelona. Asimismo, se han medido sus capacidades en ejercicios de memoria, atención y velocidad de respuesta. Estos resultados se han comparado con el nivel de contaminación del colegio de cada niño. Por métodos estadísticos, se han eliminado los efectos de otros factores, como la clase social, la exposición al ruido, la calidad de la alimentación o la presencia de alcoholismo o tabaquismo en la familia. El efecto de la contaminación en las imágenes de la resonancia era una reacción más lenta a los estímulos, que correspondía a una mayor lentitud en el desarrollo de los ejercicios.

VELOCIDAD DE REACCIÓN

La velocidad de reacción de los alumnos aumenta a medida que crecen. La contaminación obstaculiza ese aumento, según el estudio, produciendo un retraso equivalente a un mes entre los alumnos más expuestos y los menos expuestos. Así lo estima Jordi Sunyer, investigador del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (CREAL), coordinador del trabajo junto con Jesús Pujol, del Hospital del Mar, en el marco del proyecto BREATHE, que investiga el efecto de la calidad del aire en el aprendizaje. La estimación está contenida en un trabajo en fase de publicación que se basa en datos del estudio publicado.

“No hay que pensar que los niños más expuestos tendrán peores resultados. Los efectos individuales son imperceptibles. Sin embargo, el efecto global puede llegar a ser significativo: en presencia de predisposición genética, los contaminantes podrían aumentar el riesgo de ciertas alteraciones del neurodesarrollo”, comenta Anna Sans, neuróloga pediátrica y coordinadora de la unidad de trastornos del aprendizaje en el Hospital Sant Joan de Déu, no implicada en el estudio. «Esta situación recuerda de cerca la eliminación del plomo de la gasolina, que también causaba efectos individuales pequeños. Si desplazamos toda una comunidad de 1,1 meses hacia abajo, el impacto en términos de soporte educativos o de disminución de alumnos brillantes es grande”, explica Sunyer.

CONTAMINACIÓN Y ACTIVIDAD CEREBRAL

Los investigadores midieron la contaminación en el 2012 y el 2013 por medio de instrumentos instalados en patios y aulas. “La casi totalidad de la polución depende del tráfico de coches, menos en zonas alrededor del puerto”, afirma Sunyer. El cerebro de los alumnos fue monitorizado mientras recibían estímulos como imágenes o música. “La actividad cerebral se desarrollaba de manera más lenta en los niños de las escuelas más contaminadas”, explica el investigador. A los mismos niños, se le plantearon pruebas como observar fotos de grupos de peces y determinar con un clic en qué dirección miraba el pez del centro. En estas pruebas se veía la misma ralentización.

“Los resultados son consistentes con estudios previos con resonancias magnéticas: dos con mayores y uno con niños de Nueva York”, explica Sunyer. Se desconoce si estos efectos son irreversibles. El estudio de Nueva York detectaba incluso lesiones en el cerebro, pero tenía en cuenta la exposición prenatal. “El impacto de la contaminación en los primeros años podría ser más perdurable que en la edad escolar”, aventura el científico.

REDUCIR EL TRÁFICO

La buena noticia es que se puede hacer algo. “La ciudad supera a menudo los niveles de contaminación establecidos por la UE”, observa Sunyer, que considera que reducir el tráfico es imprescindible. También hay medidas unilaterales que pueden tomar los colegios. “En la contrata de mantenimiento del 2016 hemos introducido una provisión específica para renovar los arenales [que atrapan partículas contaminantes]”, afirma Berta Argany, portavoz del Consorci d’Educació de Barcelona. “También hemos recomendado a las empresas de transporte escolar que apaguen motores delante de los colegios”, explica. 

"El estudio es una evidencia más de un problema de salud pública de primer orden. Pedimos que las medidas para abordarlo se aceleren: no deberían ser un tema de divergencia política", concluye

Cristina Ribas, mirmbro de la Plataforma per la Qualitat de l'Aire.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"El ruido del tr\u00e1fico aumenta el riesgo de hiperactividad","text":"La otra forma de contaminaci\u00f3n causada por los coches, el ruido, tambi\u00e9n afecta a los escolares, seg\u00fan un trabajo publicado por Joan Forns del CREAL, junto con\u00a0otros cient\u00edficos,\u00a0el a\u00f1o pasado. El estudio, tambi\u00e9n basado en el m\u00e9todo del proyecto BREATHE, hall\u00f3 que los alumnos de las escuelas m\u00e1s ruidosas tienen el 27% m\u00e1s de riesgo de sufrir trastorno por d\u00e9ficit de atenci\u00f3n e hiperactividad."}}