UNA CARRERA CENTENARIA

Cien Voltas, más de un siglo de historia en Catalunya

La ronda catalana se creó en 1911 y solo fue interrumpida por la Primera Guerra Mundial, la crisis de los años 20, la Guerra Civil y el coronavirus.

Cañardo, Merckx, Ocaña, Gimondi, Anquetil, Induráin y Valverde son algunos de los mitos que han ganado la carrera.

La vida de la prueba ha ido emparejada a la actividad social y política de su lugar de origen, con altibajos, dictaduras, años de felicidad y de crisis.

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Es la carrera que he visto pasar más veces delante de mi casa. Recuerdo la foto que me hizo mi padre en Roses, ¡Ay, perdida! Junto al Caníbal Merckx. Fue en 1968 en aquella edición mítica con los Gimondi, Ocaña o Perurena". Josep Maria Fonalleras, escritor gerundense, gran amante del ciclismo, lamenta que se perdiera aquella instantánea de un año mágico de la ronda catalana que el lunes cumple 100 ediciones, porque 1968 fue especial para la carrera, una edición de monstruos del pedal, los que antes y después siempre han querido participar en la la tercera carrera ciclista más vieja del planeta, creada en 1911, dos años después del Giro y cuando el Tour solo tenía ocho años de vida. La Vuelta nació en 1935. Y si nunca se hubiera interrumpido --la última vez el año pasado por la pandemia, durante la Primera Guerra Mundial, un par de ocasiones en los años 20 del siglo pasado y por la Guerra Civil--, ahora se estaría celebrando la edición 110 en vez de la centenaria.

Prosigue Fonalleras. "Cuando se hablaba de 'Estructuras de Estado' nadie mencionó la Volta. Y a fe que lo es, como lo son todas las grandes rondas ciclistas, las que crean una mitología deportiva (Cañardo, Poblet ...) y un imaginario nacional. La Volta tiene todo esto y responde a una sólida y persistente voluntad privada (nacida en Sants) que enlaza con la tradición pionera del excursionismo, de la práctica civilizada y civilizadora del deporte, y que surge con la Catalunya que, por primera vez, con la Mancomunitat, tiene un horizonte político y cultural".

Felice Gimondi ataca a Eddy Merckx, en presencia de su gregario Roger Swert, a la izquierda, en la Volta de 1968.

Felice Gimondi ataca a Eddy Merckx, en presencia de su gregario Roger Swert, a la izquierda, en la Volta de 1968. / ARCHIVO / LA VOLTA

Y no se equivoca porque en las 100 ediciones de la Volta, mientras las figuras de la época buscaban la victoria y se vestían con el jersey verdiblanco que identifica al primer clasificado de la carrera, Catalunya sufría altibajos en su vida política y social, a través de jóvenes que pedaleaban y luchaban por ganar más allá de las alegrías y disgustos de los ciudadanos que se agolpaban en las carreteras catalanas para animarlos mientras pedaleaban en busca del éxito.

La Volta vio crecer la Mancomunitat, como precursora de la Generalitat, vivió el golpe de Estado del general Primo de Rivera, la caída de Alfonso XIII y la llegada de la República. Y vio ondear tres banderas españolas (con el escudo de la monarquía, con el color morado republicano y con el águila de Franco) en las victorias de Mariano Cañardo, el primer gran ídolo de la carrera, un deportista que en los años 30 era tan o más importante que Pepe Samitier y Ricardo Zamora, los héroes del balón. Un Cañardo, nacido en Navarra como Miguel Induráin, criado en Catalunya y que vivió años de rivalidad con el Espanyol, sí a bordo de una bici, vestido con los colores del Barça.

El corredor italiano Fasuto Bertoglio se impuso en la Volta de 1975 después de ganar el Giro.

El corredor italiano Fausto Bertoglio se impuso en la Volta de 1975 después de ganar el Giro. / ARCHIVO / LA VOLTA

"La Volta siempre ha superado todos los puertos que se le han presentado en el recorrido gracias a la voluntad de muchas personas que siempre han impulsado la carrera, guiados por la pasión hacia el ciclismo. Con 110 años de historia y listos para celebrar las 100 ediciones, la Volta es un valioso patrimonio del deporte catalán", explica Rubèn Peris, presidente de la carrera. 

Porque no solo ha sido Merckx, quizás el ciclista más grande de todos los tiempos, con el que se fotografió un niño llamado Josep Maria en Roses, el único mito que ha ganado esta carrera, una prueba que cuenta en su palmarés con triunfadores y héroes del Tour como Jacques Anquetil, Luis Ocaña, Felice Gimondi, Bernard Thévenet y, capítulo aparte, Induráin, tres veces vencedor de la prueba, la última en 1992, el año de los Juegos, en los que el corredor español más importante de la historia no pudo participar porque hasta Atlanta 1996, donde logró el oro en la prueba de contrarreloj, no dejaron correr a los profesionales del pedal.

Alejandreo Valverde, con el jersey verdiblanco de líder, en Montjuïc en la última etapa de la Volta 2017, que ganó.

Alejandro Valverde, con el jersey verdiblanco de líder, en Montjuïc en la última etapa de la Volta 2017, que ganó. / ARCHIVO / LA VOLTA

La Volta superó los profundos cambios vividos en Catalunya para aplaudir ya en el siglo XXI los triunfos de algunas de las figuras contemporáneas como Alejandro Valverde, Purito Rodríguez, Nairo Quintana o Superman López, el último ganador, en 2019, año precovid. Por eso, desde el lunes, se circulará hasta el domingo por el mismo recorrido previsto para el año pasado, desde Calella a Barcelona.

"La Volta es un valioso patrimonio del deporte catalán. Solo hace falta ver el palmarés de la prueba. Pero su trascendencia va mucho más allá del deporte. De hecho, forma parte de los recuerdos personales de muchos catalanes y catalanas, que han salido a la calle para ver el paso de la carrera cerca de su casa. Y esta proximidad que tiene el ciclismo con el aficionado es uno de los rasgos que lo hacen ser un deporte tan especial, más allá de las grandes jornadas épicas», resume Peris.

La crisis que salvó el Tour

Es una Volta que ha sabido salvar años de crisis --no hace tanto-- con poco patrocinio y sin televisión hasta que el Tour la rescató en 2017 para incorporarla a su festín de carreras.

"Es la mayor entre las pequeñas. La más antigua de todas las vueltas menores que aún están en activo. Siguió los pasos de Tour y Giro y, con su ubicación en el calendario a día de hoy, es una preparación ideal para los que quieren asaltar las rondas italiana y francesa. Es la primera carrera europea de la temporada que incluye alta montaña. Y eso los grandes escaladores lo tienen muy presente. Que le pregunten a Chris Froome, quien, en esta edición 100, sumará ya ocho participaciones en la ronda catalana", cuenta Javier Gilabert, historiador de la carrera. 

Suscríbete para seguir leyendo