la ronda francesa

El director del Tour da positivo por covid-19 a diferencia de los ciclistas

Las muestras tomadas a corredores, equipos y organización eleva a seis los infectados, pero la prueba continúa sin sobresaltos

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Sergi López-Egea

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París ya está más cerca. El Tour, desde este martes, ya puede empezar a mirar a los Campos Elíseos. El peligro de este año no estaba ni en las caídas, ni en el dopaje, entre un riesgo asumido y una lacra que tiende a desaparecer. Los temores de Christian Prudhomme, como director y como imagen de una ronda francesa, estaban en el covid-19, en las exigencias tanto de la Unión Ciclista Internacional (UCI) como del Ministerio de Salud francés para que se cumpliera un riguroso control de lucha contra la pandemia y para que todos, equipos y organizadores, trataran de vivir bajo una burbuja, tan imaginaria como real, con del fin de protegerse contra el virus.

Y quiso este martes el azar, perverso tantas y tantas veces, que fuera el propio director de la prueba quien diera sorprendentemente positivo y se tuviera que quedar confinado una semana en un hotel de La Rochelle, en la costa atlántica francesa, por encima de Burdeos y por debajo de Nantes, junto a cuatro auxiliares de equipo y un trabajador del Tour. Fueron los únicos seis positivos por covid-19 que se dieron entre las 841 personas incluidas en la burbuja de la Grande Boucle.

165 ciclistas

Y entre estas 841 personas sometidas a puebas PCR estaban los 165 ciclistas que este martes tomaron la salida en la décima etapa, en la isla de Oléron, desde el líder Primoz Roglic al 'farolillo rojo' Pavel Sivakov. Ninguno de ellos dio positivo, ninguno de ellos estaba infectado por lo que, Prudhomme al margen, comenzó a liberarse de obstáculos la ruta hacia París, ante el temor a exclusiones masivas, incluso a la suspensión de la carrera, y a una noche de insomnio plagada de rumores tan inciertos como malintencionados.

Sin embargo, no fue una victoria, si acaso el triunfo en un esprint especial de los que tanto gustan a Peter Sagan, porque la meta final aún está lejana y pendientes de los últimos controles que se efectuarán el próximo lunes en la ciudad de Grenoble y alrededores, antes de unos Alpes que esta vez sí se ven firmes y majestuosos.

La normativa

Si hay dos miembros de un mismo equipo, da igual que sean corredores, directores, masajistas, mecánicos, cocineros, médicos, preparadores físicos, chóferes o responsables de prensa, que dan positivo la escuadra será excluida del Tour. Y desde este martes cuatro equipos corren con una espada de Damocles sobre su cabeza que amenaza con cortarles el pescuezo si el dichoso virus vuelve a aparecer en la mucosidad de alguno de sus miembros. Egan Bernal (Ineos), Romain Bardet (AG2R), Guillaume Martin (Cofidis) y Adam Yates (Mitchelton) saben que por muchas gestas que hagan, por mucha exhibición que realicen el viernes en el Macizo Central y sobre todo el domingo en el Grand Colombier o por mucha resistencia que ofrezcan todo se irá al traste días después si surge otro positivo por covid-19 en su entorno.

Lo dijo Prudhomme desde su hotel de La Rochelle donde pasará la cuarentena antes del volver al Tour la semana que viene si tiene la fortuna de dar negativo -en Francia el aislamiento tras un positivo solo es de una semana-. "Si cualquiera de los equipos con un positivo vuelve a presentar otro contagio será expulsado de la carrera".

La delicada situación de Bernal

De hecho, y centrado exclusivamente en Bernal, ahora segundo de la general y de quien se espera una gran reacción en los Alpes, es como si corriese el Tour a partir de ahora como uno de los siete integrantes de la nave espacial USCSS Nostromo. El octavo pasajero no se llama Alien, sino covid-19, pero con idénticas y malvadas intenciones que el personaje de ficción.

Y eso que el Ineos, menos firme que otras veces en el aspecto competitivo pero económicamente igual de potente que siempre, había sido uno de los equipos que más y mejor se había preparado para protegerse del virus dentro de la burbuja del Tour. Hasta habían contratado a un segundo cocinero para que sirviera los ágapes a los auxiliares, lejos del que cuida a los ciclistas, pero a la vez para crear entre todos un ambiente más seguro, lejos de los salones y cocinas de los hoteles, utilizando solo sus propios camiones caravanas y después de llevar concentrados y lejos de sus familias desde que el 16 de agosto terminó el Critérium del Dauphine.