LA ETAPA REINA
Majestuosa victoria de Froome en el Zoncolan
El líder del Sky triunga y resurge en el Giro por delante de Simon Yates
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Sergi López-Egea / Barcelona
Chris Froome tiene siete vidas. Nunca se entrega y jamás debería darse por muerto porque luchará hasta reventar sobre la bici. Quizá sea el corredor contemporáneo que más parece sufrir y menos disfrutar mientras pedalea, como si odiase el oficio de ciclista. Quizá. Pero, aunque no gane el Giro, aunque la lógica indicase que, visto lo sucedido en los primeros días de carrera, lo mejor era olvidarse de Roma y comenzar a centrarse en París, él peleará, él luchará, él defenderá cada palmo de carretera y no mirará hacia atrás aunque sienta, como este sábado en su majestuoso y a la vez agónico triunfo en el Zoncalan, el aliento de la 'maglia rosa' Simon Yates.
Si hubiera que dar el premio a la mejor etapa en lo que va de año ciclista 2018, sin duda y sin discusión, se lo llevaría la ascensión al Zoncolan, posiblemente la etapa reina, que no es lo mismo que decisiva, de esta edición de la ronda italiana. Lo tuvo todo para admirar y seguir queriendo a este deporte: épica, sufrimiento, dureza y miles de espectadores animando a los ciclistas mientras buscaban el final a la ruta del infierno, que estaba instalado en la cima del Zoncolan.
Las preguntas
¿Atacaría Yates? ¿Resistiría Tom Dumoulin? Era la primera incógnita que debía resolver el Zoncolan. Y ambas se produjeron. Demarró Yates para contestar al ataque de Froome y Dumoulin subió mirando la calculadora, pensando en la contrarreloj del martes y sobre todo mentalizado para ceder unos pocos segundos a la 'maglia rosa', apenas medio minuto y colocarse en la general a 1.24 minutos de Yates, al margen de lo que ocurra este domingo, en lo que supone un tiempo que puede contrarrestar de sobras en la 'crono' que sale de Trento.
Hasta aquí todo perfecto y previsto en el guion del Giro. ¿Todo? Todo no, porque faltaba lo que el público italiano deseaba, sin corredores locales consistentes en la lucha por la victoria. Y lo que quería era ver a Froome, dejar de presenciar cómo se quedaba y cedía tiempo en las etapas claves. Deseaba observar una imagen propia del Tour. Quería ver a Wout Poels marcando el ritmo para anunciar el ataque de Froome. Victoria del británico de Kenia, sin mirar atrás porque si en el último kilómetro se hubiese girado solo le habría servido para ver como Yates lo pasaba, una gran etapa. Si señor.
Todas las clasificaciones en la página oficial del Giro.
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