El Català de l'Any

Elena Barraquer: «Vamos a operar gratis de cataratas en Barcelona»

«Vamos a operar gratis de cataratas en Barcelona»_MEDIA_1

«Vamos a operar gratis de cataratas en Barcelona»_MEDIA_1

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Su abuelo, el oftalmólogo Ignacio Barraquer i Barraquer, estableció en la mente de sus descendientes un concepto que Elena asumió como propio hace muchos años: «Que ningún paciente quede desatendido por no tener dinero». En aquel mensaje, que el abuelo Barraquer aplicó en el dispensario oftalmológico que inauguró en 1941 en la Ronda de Sant Pere, de Barcelona, tras dejar el Hospital de Sant Pau, ella incluye, además de a quienes sufren aquí circunstancias críticas, a miles de individuos de países en los que, si ellos no van y les operan gratis, tienen la ceguera asegurada. «Si aquí no opero a un enfermo por la razón que sea, habrá otro médico que lo haga. Allí donde vamos, somos su única esperanza -destaca-. Los médicos de verdad deben ayudar a los demás».

Ese «allí» fueron en el 2012 siete países de África -Senegal, Gabón, Kenia, Mozambique, Camerún, Níger y Marruecos- en los que operó gratuitamente de cataratas a 975 personas. Es el año que más intervenciones ha asumido. En lo que va del 2013, ya ha operado a 400. Las cataratas que se sufren en países sin medicina accesible ni sistemas de control de higiene, son causa de ceguera a edades impensables en España, o en el mundo desarrollado.

«Hace poco, operé a un hombre de 43 años, ciego por catarata blanca de ambos ojos [opacidad total del cristalino], que recuperó la visión», explica, con comprensible satisfacción. «Le operamos en un chiringuito -describe-. Para eliminar unas cataratas no es necesario disponer de quirófano esterilizado. Pedimos un local que esté limpio y sea amplio. Esa es una de las razones por las que es posible hacer cirugía oftalmológica en zonas donde no hay tecnología médica ni recursos sanitarios».

Viaja a África cada dos meses, acompañada por un reducido pero cualificado equipo quirúrgico en el que los únicos que siempre repiten son ella misma y el anestesiólogo José Ignacio Zabal. En el país que los espera, ya han citado para sus siete días de cirugía intensiva al centenar largo de pacientes que más precisan de su intervención inmediata. La última selección la hacen ellos. «Opero a unas 35 personas al día», prosigue Elena Barraquer. Ha eliminado cataratas congénitas en ambos ojos a niños de 6 años. «Aquí, si un niño nace con cataratas se le opera con pocos días de vida y recupera toda la visión -explica-. A los 6 años, no la restablecen igual, pero pueden ver».

Esta actividad filantrópica la realiza desde la Fundación Barraquer, la entidad que fundó en el 2003, a la que tiene decidido dedicarse por completo una vez deje el Centro Oftalmológico Barraquer, donde ahora trabaja las semanas que no está en África. «Quiero ir donde me necesiten. Este año, vamos por primera vez a Asia. Operaremos en Bangladés. Voy a seguir buscando recursos. Me dedicaré a la ayuda oftalmológica mientras tenga fuerzas».

Elena Barraquer Compte ha creado con esta actividad un perfil propio en una institución con indudable prestigio en Catalunya, España y Sudamérica, en la que ejercen su padre, Joaquín, su hermano, Rafael Ignacio, un cuñado y varios primos, además de otros 300 profesionales.

Formada en Barcelona y en varias universidades de EEUU, donde se especializó en trasplante de córnea, Elena se estableció en Italia hasta que hace 10 años circunstancias familiares la devolvieron a la clínica de Barcelona, donde decidió combinar de forma importante la actividad local con la que ejercería en países ajenos a la riqueza. En este paquete ha incluido ahora Catalunya. Aunque hace 25 años que la Clínica Barraquer atiende, a precios muy reducidos, a personas que demuestran no tener recursos, el empobrecimiento grave que absorbe a un creciente sector de la población catalana obliga a adoptar decisiones más drásticas, considera la doctora Barraquer. Esas personas, indica, deben ser atendidas de forma estructurada. «Hace dos semanas que estamos en tratos con los departamentos de Salut y Benestar Social para que nos canalicen a las personas sin recursos que sufran cataratas graves -anuncia-. La idea es que la Generalitat haga de filtro, que seleccione a los pacientes. Nosotros les operaremos gratuitamente en Barcelona. Es el mismo sistema organizativo que empleamos en África».