Iniciativa empresarial

El triunfo del aperitivo

Una de las líneas de embalaje de la fábrica de Frit Ravich en Maçanet de la Selva.

Una de las líneas de embalaje de la fábrica de Frit Ravich en Maçanet de la Selva.

JOSEP M. BERENGUERAS
BARCELONA

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De pelar, cortar y freír patatas en casa y repartirlas con la furgoneta a facturar 165 millones de euros y vender productos en más de 40.000 puntos de venta de toda España. Frit Ravich acumula en sus espaldas medio siglo de experiencia en un mercado tan competitivo como el de la alimentación, en el que no solo ha logrado superar la difícil crisis actual, sino que crece a un ritmo anual del 10%. Fruto seco a fruto seco, patata a patata y aperitivo a aperitivo, está a punto de inaugurar nuevas instalaciones.

Los orígenes de Frit Ravich, premio Millor Iniciativa Empresarial del 2013 por EL PERIÓDICO, se remontan a 1963. Josep Maria Viader dirigía una granja de pollos y cerdos en Maçanet de la Selva (La Selva), pero la vida le llevó a una nueva aventura empresarial. Uno de los componentes de su grupo de amigos, Lluís, se acababa de recuperar de una larga enfermedad (11 años inmóvil en la cama... hasta que la penicilina le curó), y entre todos buscaron una idea para que se pudiese ganar la vida. Decidieron freír patatas en su casa, peladas y cortadas a mano, y después ir a venderlas a los pueblos vecinos.

La idea fue un éxito, aunque costó que muchas tiendas y bares entendieran qué tipo de patatas les ofrecían. El proyecto se convirtió en empresa, y llegó el momento de elegir un nombre: probaron varios, pero todos estaban ya registrados. Al final, recurrieron a la nomenclatura de una masía de Maçanet, Can Ravich, y le añadieron el Frit porque freían el producto.

En 1972, Viader dejó la granja para dedicarse al 100% a Frit Ravich. Incorporó los frutos secos al catálogo para igualar la facturación en los meses de invierno, y asumió la propiedad al completo de la empresa. Primera fábrica, aumento de los clientes, flota de furgonetas, crecimiento del catálogo de productos...

Los hijos de Viader vivieron la empresa de su padre casi como una parte más de la familia. Judith Viader, hija del fundador de la empresa, asegura a EL PERIÓDICO que nunca vio el coche en el garaje de su casa: «Siempre estaba lleno de cajas», bromea. Judith y su hermano acompañaban muchas veces a su padre en el reparto, y fueron aprendiendo cómo funcionaba la empresa casi sin quererlo, y teniendo muy en cuenta la filosofía de su padre: el cliente es siempre lo primero.

La empresa dio el gran salto (de Catalunya a toda España) en la década de los 90. Judith se incorporó como directora de márketing e introdujo nuevos aires en la empresa (promociones, imagen gráfica, packaging...). La firma siguió creciendo, aumentó las instalaciones... Y en 1997, Judith Viader asumió la dirección general de la empresa.

800 empleos

Hoy, Frit Ravich tiene 800 trabajadores y reparte semanalmente en 40.000 puntos de venta de toda España, con unas 3.000 referencias entre patatas fritas -un producto que innova con nuevos sabores-, snacks y frutos secos en su catálogo (además de la marca propia, distribuye productos de Wrigley, Haribo, Chupa Chups...). Los frutos secos a granel -paradas de mercados, tiendas de frutos secos- continúan siendo una parte importante del negocio (el 30% del total), mientras que otro 20% son las ventas en el canal alimentación y el 50% restante, la hostelería y el canal impulso (gasolineras, quioscos, tiendas de todas la vida...).

El año pasado, Frit Ravich facturó 165 millones de euros, con un crecimiento del 10% respecto del 2012. «Este año esperamos facturar entre el 8% y el 9% más», adelanta Judith Viader, quien continúa haciendo crecer a la firma: acaban de construir un nuevo centro logístico en Maçanet (15 millones de euros de inversión) y está trabajando ya en el proyecto de una nueva fábrica.