Vino
Garnacha dulce del Empordà
Estela Solera 1990 es una deliciosa copa de postres y sobremesa a disfrutar ligeramente frío
La bodega Mas Estela, en La Selva de Mar, fue hace 25 años una de las promotoras de una nueva generación de viticultores en el Empordà. A pesar de los años de duro trabajo se ha mantenido como una de las más mediáticas y más confidenciales. Su blanco Vinya Selva de Mar y el tinto Rucada son dos vinos al límite. Rucada tiene un equilibrio al filo de la navaja, entre fruta, tanino y frescor y al mismo tiempo es como un vino un poco desaliñado.
Su dulce de garnacha Estela Solera 1990 es su vino más reflexionado. Tiene un bonito color cobre. En nariz es seductor, con aromas especiados como la canela y el clavo y un matiz ahumado. En boca es untuoso e intenso, con recuerdos de frutos secos, fruta compotada y naranja quemada, con un final dulcemente complejo.
Una deliciosa copa de postres y sobremesa a disfrutar ligeramente frío.
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