Comer por menos de 15 €

Menú del día: La Deskomunal, cooperativismo 'santsenc'

En este espacio cooperativo, que también es sala de conciertos, cuadran el círculo ofreciendo comer a diario

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Estofado de calamar con mejillones de La Deskomunal.

Estofado de calamar con mejillones de La Deskomunal. / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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Quienes me conozcáis en persona seguro que habréis sufrido alguna de mis chapas sobre el triángulo mágico que se encuentra entre las calles de Riera d’Escuder y Tenor Masini, en el barrio de Sants. Y como a la inmensa mayoría de quienes leeréis estas líneas no tengo el placer de conoceros, pues os ha tocado aguantarla por escrito (ya lo siento). Porque es toda una hazaña que, en pleno siglo XXI y en medio de esta vorágine, en un mismo lugar dispongamos de espacios en los que, entre otras actividades, se investiguen temas de actualidad (La Directa), se vigile que no se nos pisoteen -más- nuestros derechos (Centre Irídia), nos proporcionen buena lectura (La Ciutat Invisible) o nos ofrezcan la posibilidad de escuchar música en directo de altísima calidad y sin que te roben por cada entrada comprada (La Deskomunal).

La Deskomunal

Tenor Masini, 5. Barcelona

Tf: 93.119.06.92

Precio: 14 €

Y de este último voy a hablaros más, esencialmente porque son los que más frecuento y porque, al fin y al cabo, esto va de gastronomía. ¿Y qué pinta una sala de conciertos en una sección de menús del día? Pues hete aquí la guinda del pastel: en este espacio cooperativo cuadran el círculo ofreciendo comer a diario. En La Deskomunal, desde su inicio, y no sin ciertas dificultades (abrieron en plena pandemia), ofrecen un menú del día a tener muy en cuenta.

La sala de La Deskomunal.

La sala de La Deskomunal. / Alberto García Moyano

Resulta impactante (o al menos curioso) sentarte a tomar el menú del día en la misma pista en la que el fin de semana anterior estuviste celebrando la vida con tu cuadrilla escuchando música. Pero el espacio no resulta frío, seguramente por el apego que le tengo al lugar (que hacernos trampas sabemos todos) o quizá porque te atienden y te asignan mesa con una calidez y cercanía que muchos perdonavidas del mundo hostelero quisieran para ellos.

Aunque creo que para acabar de salir de dudas lo suyo es sentarse y pararse a mirar el menú. Se pueden encontrar opciones para absolutamente todos los gustos. Depende de si quieres pisar más o menos el acelerador o si quieres optar por la opción vegana. Y debo decir que todas te hacen dudar, porque en La Deskomunal hay recursos y mano en cocina. Y a los hechos -que narro a continuación- me remito, aunque vuelva a ser el aburrido de siempre y os hable de la opción más tradicional de que hubo el último día que fui. Algún día, no tan lejano, os hablaré de alguna del resto de sus opciones y no será un 28 de diciembre. De momento, al grano.

'Fideus a la cassola' de La Deskomunal.

'Fideus a la cassola' de La Deskomunal. / Alberto García Moyano

Al primer plato, los 'fideus a la cassola', no le faltó absolutamente de nada. Ni costilla, ni caldo, ni ternera ni chorizo. Es una alegría ver que te anuncien que un plato lleva ciertos ingredientes y luego los encuentres en abundancia en un plato. Especialmente entre los equilibrios de escandallos al que un local se enfrenta en materia de menú del día. Eso sí, todo bien puesto; el fideo al punto y el caldo bien gordito, que es todo lo que le pide uno a un plato reconfortante como es el escogido. Y es que, insisto, en esta cocina hay mano y no hay que escatimar nunca en reconocer este tipo de cosas a quien lo merece.

Cariño en la cocina

No me voy a cansar de decir que el primero estaba muy bien ejecutado y que quizá es el mejor plato de fideos del que he escrito en esta sección, pero qué estofado de calamar con mejillones que hubo de segundo. Lo que no me explico es que este plato no se vea más en nuestras mesas. O quizá sí, porque hay que conseguir el punto correcto en que el cefalópodo no parezca chicle (o arena) a la par que los mejillones también estén jugosos. Y quizá también porque el caldo de pescado que acogía a todos esos huéspedes estaba en la misma liga que el caldo de los fideos de primero. Si os da por revisitar la definición de cariño en la cocina, puede que hayáis dado con el lugar idóneo.

'Mel i mató' de La Deskomunal.

'Mel i mató' de La Deskomunal. / Alberto García Moyano

De tanta alegría contenida ante lo disfrutado, casi me pasó inadvertido que el 'mel i mató' de postre propició un aterrizaje perfecto. Creo que, después de sentar vuestros estupendos culos para disfrutar del menú del día en La Deskomunal, os olvidaréis de que estáis en una sala de conciertos o que, esa misma tarde, allí mismo se presentará un buen libro.

Sea como fuere, encontrar esta cocina en un menú del día es un gozo. Que gente joven apueste, en lo que es un indudable alarde de humildad, a dar comida popular con este nivelazo (como, por ejemplo, ocurre en el caso de La Cuina del Papi) no es sino la enésima demostración de que la juventud está comprometida y está preparada. Mejor preparada y más concienciada que nosotros, como bien me acaba de apuntar Oriol Ivern mientras finiquito esta crónica.

Celebrémoslo (¡caray!) en lugar de andar refunfuñando por ahí. Si todo el tiempo que estuviéramos maldiciendo a los jóvenes lo empleásemos en apoyarles, fuera de toda duda estaría que otro gallo cantaría en esta nuestra hostelería.